LOS ZÁNGANOS NUMÉRICOS

Cuando el número nacía
detrás de la esencia
sus hermanos invisibles,
se despojaron del infinito.    

Había que poner ojo
al calvario de las definiciones.

Yo estaba agazapado
en las pústuLas del miedo imaginario
y unos inspectores oníricos
me exigieron un documento
para acreditar
mi ciudadanía en la realidad.

Mi Madre conciencia
hizo un esbozo de tierna protección
hacia mi ignorancia.
 
Yo le dí una sonrisa espontánea
como cuando un jilguero saluda diciendo:
¡Buenos días!

Pero vinieron en seguida
unos zánganos de altiva contextura
a procesar el costo beneficio
de la cosa extensa.

Así, la esencia fue desmantelada
y yo, que pretendo ser
solo un existenciario lúcido
comencé a sentir un duelo.  

Yo jugaba con las hojas de los érboles
y levantaba colores con las piedrecillas.

Resulta que ahora soy una variable descartada
que según el algoritmo del mercado
debo ser sustituida
por otra más rentable.

Y desde que los zánganos etiquetaron las esencias
la miel de la colmena ha pasado a ser
el alimento preferido de las ratas.

E.D.A