LA PROVINCIA DE CASTILLA
Publicado en Jul 12, 2016
La provincia de Castilla forma una sección territorial constituyendo una sola unidad geográfica, donde todas sus aguas se vierten en una sola cuenca que es el río Majes, cuentan que durante la revolución de Pumacahua en 1814, se encontraba en Majes el poeta Mariano Melgar a exigencia de sus familiares, quienes creían que alejándolo de Arequipa se curaría de su pasión amorosa por la Silvia, pero el reacio al olvido y en presencia del río Majes escribe:
La cristalina corriente De este caudaloso río Lleva ya del llanto mío Más aguas que de su fuente Llegar al mar y es evidente Que el mar, con ser tan salado A rechazarlo procura Por no beber la amargura Que mis lágrimas le han dado. Unos días después llega de Arequipa el fraile mercedario Isidro Cervantes, como emisario de la revolución y en busca de la cooperación de los pueblos de la comarca, el padre Cervantes siguió al ejercito de Pumacahua como capellán general, tenía vínculos de sangre con familias de Chuquibamba, el poeta Melgar con el padre Cervantes emprenden viaje y envían agentes a los pueblos vecinos obteniendo la entusiasta cooperación que se buscaba, añaden que Melgar volvió a Arequipa por unos días, por falta de resolución para dejar a su amada Silvia y escribe estos versos: Mejor hubiera sido que este cielo No volviera a mirar Para que, pues, por verme satisfecho Vine a hacer más agudos mis dolores Y a herir de nuevo el corazón deshecho Para que a verte volví, Silvia querida ¿Hay triste, para qué? Para trocarse Mi dolor en más triste despedida Allá en la tierra donde fui arrojado Pude satisfacer mis ansias vivas Y deje la esperanza de llenarlas Por volver a mirarte. En Chuquibamba se organizaron las fuerzas al mando de Urdanivia, en Pampacolca se formó un pequeño grupo armado al mando de don Agustín Velarde, ambas columnas se reunieron en “Charcca Esquina” a tres leguas de Andagua, luego siguieron hacia Puno uniéndose a las tropas de Pumacahua, aseguran que desde entonces la familia Urdanivia lleva el apodo de saccsa patria que se interpreta honrosamente como antiguo patriota. Durante la colonia se cultivaba la coca y el cacao, pero la vid que se cultivó en el valle es la planta que dio mayor producción, la vid encontró en Majes su patria natural, abastecían a los departamentos vecinos y también a Bolivia y Chile, la producción de Majes mantenía un intenso tráfico de arrieros y llevaba bienestar a toda la región, la uva Italia que se producía en majes resulto ser superior a las traídas de Europa. Siendo general don Ramón Castilla se rebela en Arequipa contra el gobierno del general Rufino Echenique, ofreciendo la manumisión de los negros y la libertad económica del indio. En Aplao se recibió al general Castilla con mucho entusiasmo, por el gobernador don Mariano Tapia y los principales vecinos, fueron muchos los que se enrolaron en el ejército, solo en Majes se formó más de un batallón, destacaron los cuatro hermanos Gutiérrez nacidos en Huancarqui, ellos tuvieron un trágico fin al terminar el gobierno del coronel Balta. El matrimonio Odicio Pumacallao alojo dignamente al general Castilla en Aplao, ellos residían alternativamente en Pampacolca y Majes, poseyendo en este valle la finca “Ongoro”. Durante su estadía en Aplao a don Ramón Castilla se le hizo ver la necesidad de crear una nueva provincia, que se formaría con los pueblos del valle y otros de la cuenca del Majes, que formaban una región geográfica natural, también por estar vinculados económicamente por un activo intercambio de productos. Don Ramón Castilla comprendió que eran atendibles las razones, inclino también su ánimo el fervor con que se le había recibido en el valle de Majes, las influyentes personas que patrocinaban la creación de la nueva provincia fueron el doctor de la Torre, majeño quien era auditor de guerra del ejercito de Castilla, don Domingo Gamio el célebre caudillo Arequipeño y que estaba casado con una dama majeña. En el pueblo de Aplao el 21 de marzo de 1854 se expidió el decreto que ordenaba la creación de la provincia de Castilla, en el art. Cinco del mencionado decreto decía: “con el correspondiente informe fundado, se someterá esta resolución a la convención, primer congreso general, que se reunirá después de ser libertado el país de la tiranía que pesa aun en algunos pueblos de la república, a fin de que se ponga el ultimo sello a esta medida que las circunstancias han hecho de primera necesidad” Esta importante provincia situada en el centro del departamento de Arequipa, se formó con nueve distritos sacados de las beneméritas provincias de Condesuyos y Camana. Salieron de Condesuyos: Pampacolca, Andagua, Ayo, Chachas, Orcopampa y Viraco. De Camana salieron: Aplao, Huancarqui y Uraca. Después se agregaron los distritos de Choco que fue creado por ley el 2 de enero de 1857, Machaguay creado por ley el 4 de noviembre de 1889, Chilcaimarca creado por ley N-4733 el 29 de octubre de 1923, Tipan creado por ley N-9863 el 13 de diciembre de 1943. En Aplao quedo con el cargo de subprefecto de la nueva provincia don Juan José Atela, el ejército revolucionario continuo viaje por la ruta de Pampacolca, no por Chuquibamba por la hostilidad que le comunicaron encontraría de ir por ese lugar, en Pampacolca el recibimiento fue superior al de Majes, se le recibió bajo palio por las autoridades y el pueblo, de los valles vecinos vinieron muchas delegaciones a agradecer a don Ramón Castilla la creación de la nueva provincia, don Ramón Castilla y sus tropas en Pampacolca se quedaron durante ocho días, era en ese entonces gobernador de aquel lugar el señor Manuel Alarcón y párroco el presbítero José María Fernández, los vecinos acomodados que rodearon de atenciones al general Castilla fueron: Don Andrés Gamero, Mariano Gamero, José Manuel Santos, Tomas Febres, Felipe Huaco, Mariano Rodríguez, Andrés Rosas y Domingo Rosas. Mientras en Chuquibamba el subprefecto Velarde quien estaba nombrado por el gobierno de Echenique, al mando de un regimiento expedicionario marchaba sobre Aplao y Pampacolca, las autoridades de Aplao nombradas por el general Castilla recibieron este informe y decidieron retirarse hacia Huancarqui, en este lugar se prepararon para la defensa de su nueva provincia; los partidarios de Echenique al mando de Velarde fueron detenidos a dos kilómetros del sitio denominado “Mauca molino” donde presentaron combate al mando de don Andrés Rosas y de su hijo Domingo Rosas, en este enfrentamiento resulto muerto don Mariano Luque de Pampacolca, resultaron igualados en el combate y los de Pampacolca se atrincheraron en “Pique” aquí Velarde no se atrevió a atacarlos y volvió a Chuquibamba, sin conseguir que se le reconociera como autoridad del gobierno de Echenique, ni la subsistencia de la antigua provincia de Condesuyos. En Viraco también estaban preparados para rechazar a Velarde, encabezaba la defensa don Juan de Mata Guzmán, secundado por los Abarca, Zúñiga, Medina y Cárdenas. Finalmente el nuevo subprefecto de la nueva provincia don Juan José Atela, había armado un buen número de hombres y los reunió con los de Pampacolca en Viraco, pues todos defendían la misma causa, marcharon sobre Chuquibamba y sostuvieron un largo tiroteo con los partidarios de Echenique, estos pidieron una tregua se reunieron y entraron en razón y reconocieron a la nueva provincia. El primer representante parlamentario de la provincia de Castilla fue don Pedro Diez Canseco. Como anécdota se cuenta que cuando llego el general Castilla a Uraca, era gobernador del pueblo Manuel Pacheco, quien era conocido por ser en sus años mozos jefe de una partida de bandidos, Uraca por su mayor extensión de terrenos de cultivo, tenía en su zona las mejores haciendas del valle, eran sus propietarios rumbosos y adinerados, rodearon al general Castilla de atenciones y agasajos, un día mientras servían la comida al general Castilla le llevaron la queja de que un zambo del ejército, había violado a una niña impúber aun, el general Castilla ordeno llamar al gobernador Pacheco para que lo capturara, mas cuál sería su sorpresa que al día siguiente al volver Pacheco informo, que efectivamente se había cometido tal acto reprobable y que él ya lo había mandado fusilar.
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