EL GENERAL TIENE RAZON (Cuento II Guerra Mundial)
Publicado en Sep 20, 2009
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EL GENERAL TIENE RAZON
(CUENTO)
Diego Luján Sartori
 
Dedicado a Julio Camargo (amigo del Perú)
Johan W. Von Spech, era coronel antiguo cuando dio inicio la Segunda Guerra Mundial, devenía de una familia con honda tradición en las fuerzas armadas alemanas y austriacas, no habiendo ascendido a general durante la reestructuración realizada por el Fuerer por no estar afiliado al Partido Nazi. Si embargo dada su gran  capacidad como comandante, era a la sazón jefe del ala izquierda de la 172º Brigada Motorizada, dependiente de la 79º división del IX  Ejércitos del Grupo de Ejércitos A, en el frente oriental. Famoso entre sus superiores, pares y subalternos por tres cualidades: rápida lectura e interpretación de los mapas y ubicación en el terreno, el mantenimiento al día de los aproximamientos de las tropas a su cargo tanto en pertrechos como vituallas y lo más importante, que toda tropa a su mando nunca cedía terreno.
Luego del desastre el ejército alemán en Stalingrado , éste se debatía en constante y desordenada retirada, el sector de Von Espech era el último en retroceder, incluso cuidaba el retiro de otras fracciones de la 97º división.
Cuando debía ir a la retaguardia a retirar aprovisionamiento lo hacía personalmente o sino enviaba a oficiales, suboficiales y soldados probos, capaces de enfrentarse a tiros con los propios alemanes para retirar lo que les correspondía, por que los mismos solían ser incautados por Nazis o tropas SS, menguando los mismos. También solía realizar osadas incursiones a territorio enemigo para proveerse de comida, medicamentos, combustible y armamento, a tal punto que su sector era experto en el manejo de armas rusas.
Una mañana de otoño del año 1944, recibe unA PESAR DE CONTAR CON ALGUNAS COINCIDENCIAS  radiograma escueto y desesperado del mando de la 172ª Brigada:
-Un bombardeo ruso mató al general Von Geisel, debido a su antigüedad debe hacerse
cargo del mando de la Brigada.
Con la sola compañía de su ayudante de campo y guardaespaldas Capitán Helmut Gunter, se embarca en el avión Cigüeña de reconocimiento y enlace en retaguardia y viaja al Bunker del mando de la brigada. Cuando llega al lugar aún el humo y el polvo se ha disipado y el cuerpo examine del General  se hallaba en el suelo, una bomba había ingresado por el ducto de vitalización y provocado la tragedia.
Es interceptado por un Coronel SS que le manifiesta:
-Coronel Von Spech, dada la situación especial me haré cargo del mando de la 172ª Brigada, hasta tanto el Fuerera decida.
-  Coronel Ud. es un  policía, un simple miliciano, yo soy miembro del ejército alemán, por lo tanto asumo el mando como lo establecen los códigos militares- Diciéndole esto se agacha  y toma el bastón de mando. Cuando se para, se enfrenta al SS que asume una rígida posición de firme y saluda con la mano alzada y un aparatoso:
-  ¡Heil Hitler!...
A lo que Von Spech responde con una expresión indefinida en su rostro, pero con una mirada de hielo a través de sus ojos azules, tocándose la punta de la visera de la gorra con el bastón. Remite al Alto Mando Supremo en Berlín, un mensaje dirigido al mariscal Leiter, que se hacía cargo de la de la situación y dispuesto acciones de combates, esperando sus órdenes. Leiter lo confirma interinamente en el cargo y dice que luego enviará un reemplazante.
Una semana después en medio de una tormenta de nieve y fuego enemigo, aterriza un flameante avión Heineken, del que desembarca no menos flamante General de Brigada Roberto Saber: uniforme y botas impecables, con un séquito de oficiales; Von Scpech sale a recibirlo y reconoce en Saber a un antiguo subordinado.
-  ¡Buenos días mi general! - Dice Von Spech, sonriente e irónico.
-  ¡Heil Hitler!, responde Sauer -quien inmediatamente pregunta por la banda de música que debiera recibirlo. Von Spech explica su si nuevo jefe que habiendo una temperatura de 7 grados bajo cero, era conveniente hacer el acto de traspaso en las barracas. Así ocurre, apenas el flamante general  pone el pie dentro de la barraca construida a dos metros bajo tierra para proteger a los soldados de las bombas la banda irrumpe con "Los Nibelungos", se dan las formalidades castrenses y Sauer aprecia que losa hombres tienen ropa viejas, remendadas, pero limpias. Las botas veteranas  y las armas estropeadas pero limpias; pero sobre todo la disciplina germana intacta. Luego de la revista, se aproxima al Bunker de mando de la brigada, mira los mapas, pide un detalle de los recursos y comenta:
-  No podemos compartir en estas condiciones.
Von Spech comenta:
-  Hace dos años que combatimos en estas condiciones.
-  Iré a ver a Hitler, me conoce y le pediré ayuda para la Brigada. Diciendo esto entrega el bastón de mando a Von Spech y  en el mismo avión vuela a Berlín a entrevistarse con Hitler.
En la Cancillería debe esperar 8 horas para que el Fuerer lo atienda, y cuando lo hace no le deja hablar, le da u largo discurso:
-Sauer, Ud. es un joven general, venido del pueblo, no es noble, y por eso entiende nuestra revolución y nuestra causa no se convertirá en un general pedigüeño, pero cuando tenga listas las armas secretas que estamos preparando le haremos llegar algunas y dio por terminada la reunión.
Sauer quedó atónito, no podía creer. No pudo articular palabra, imploró pertrechos a Keitel, quien se limitó a darle algo de combustible para las unidades blindadas y un poco de ropa de abrigo.
El avión carreteó sobre la pista helada de la retaguardia de las 172º Brigada Von Spech salió a recibir a recibir a su jefe, la entrevista con el Guía, la había borrado la sonrisa y el optimismo al General Sauer. En el mismo avión Von Spech viajó a su mando en ala izquierda de la Brigada.
Durante dos meses Sauer no logró afianzar la línea central de la Brigada, que estaba bajo su mando directo, ni la derecha que dispersaba y dividía. El mejor sector era el de Von Spech: alta moral, buen aprovisionamiento y recursos para la guerra, también el que menos bajas tenía. Una mañana de invierno, ahora, un Cigüeña se posa en el aeródromo de retaguardia del ala izquierda de la brigada, baja un mayor joven e impecable saluda con un estruendoso golpe de botas y mano alzada con el tradicional: - Heil Hitler, el que Von Spech, responde con un sobrio saludo militar. El oficial dice:
-El Alto Mando Supremo en Berlín, lo convoca mi coronel, debe viajar de urgencia.
El oficial todo lo mira y ante cada apreciación resalta El Alto Mando Supremo en Berlín... Ve los ductos de ventilación notando que los mismos están construidos en ángulos de ángulos de 90 grados, con hormigón armado de refuerzo  y espejos para hacer entrar la luz natural como lo hacían los egipcios hace 5000 años, para iluminar las tumbas profundas y oscuras debajo de las pirámides. Toma notas, realiza dibujos. Expresando:
-Mi coronel, Berlín espera.
Respetuoso de la disciplina Von Spech envía un radiograma a su jefe: "convocado por el Alto Mando Supremo, solicito permiso para viajar a Berlín". Varias horas después un escueto radiograma llega al mando del Ala izquierda: autorizado.
Von Spech ve los destrozos que sufre la capital alemana, sus compatriotas con las miradas perdidas, parecen aturdidos, las calles son senderos entre montículos de escombros, a medida que avanzan hacia la Cancillería las condiciones mejoran, unos tramos de calles están sin escombros y transitables. Llega, se anuncia, es rápidamente atendido por Keitel quien le comunica que el Guía lo atenderá en cualquier momento. Recomendándole que sea prudente y parco con Hitler.
El militar nunca había hablado con Hitler, cuando lo recibió se sorprendió lo aplicado que estaba, se puso firme ante el Jefe del Estado y saludó militarmente. El fuher le extendió la mano franca y débil diciendo:
-Tengo confianza en Ud. Von Spech, lo nombro General de Brigada y le asigno el mando de la 172 brigada, deme victorias. Además lo condecoro con la Cruz de Caballero de la Cruz de Hierro, solamente 2.000 oficiales han recibido tan alta distinción.- Von Spech ya era portador de la Cruz de Hierro de Primera Clase y la Cruz Alemana de Oro. El propio Fuher le colocó las insignias de general y la condecoración.
Antes de retirarse de la Cancillería le pide a Keitel apoyo, le da solamente un avión Cigüeña nuevo para enlace y un poco de combustible, algunos camiones cargados con municiones, los que apenas descargados los pertrechos debían volver a Berlín. Von Spech llega al Mando de la Brigada, comunica a Sauer su remoción y quien fuera su subalterno, jefe y ahora otra vez subordinado le entrega el bastón de mando y le comenta:
-Mi general, este bastón nunca debió cambiar de manos. ¡Heil Hitler!
Sauer debía cumplir una misión suicida para reponer su honor: establecer la línea de frente asignado a la Brigada a la misma altura de dónde la recibió. Pero obediente y fanático salió a cumplirla, la mitad du sus hombres y el propio general perecieron en el intento.
Von Spech, siguió trabajando con acierto en el mando de la propia Brigada en toda su extensión no retrocedía un palmo de terreno y realizaba incursiones profundas en territorio enemigo, sus principales armas eran para la infantería la M 32 (Ametralladora pesada), los tanque pesados y los cañones de 88 mm multifuncionales: anticarro, antiaéreo y bombardeo.
Otra mañana, las novedades en el frente, especialmente las que provenían del Alto Mando Supremo en Berlín parecían ser reincidentes en ocurrir de mañana, ahora se posa en el Aeródromo de la 172 º Brigada un avión de enlace, baja un oficial enviado de Berlín, esta vez no es uno joven y reluciente, sino un veterano de guerra, lleno de condecoraciones a quien le faltaba un ojo, la mano derecha, algunos dedos de la izquierda y rengueaba notablemente se trataba del Teniente Coronel Eduard  Neudeck  quien viene a buscar a Von Spech que era citado nuevamente por el Alto Mando Supremo en Berlín. Neudeck  deja una circular del Fuher  donde este recomendaba el uso de ductos de ventilación e iluminación de los Bunkers de mando similares a los adoptados por Von Spech. La circular expresaba: "tras un largo estudio de posibilidades el Fuher adoptó el siguiente dispositivo"... sonrió y envió un radiograma al Jefe de la 97º División, pidiendo permiso para viajar a Berlín, una mera formalidad. El Mayor General Frederick Von Seibert, al leerlo sentía que muy pronto Von Spech lo reemplazaría. Remitió a este último un escueto mensaje: "de acuerdo a requerimiento para viajar a Berlín: autorizado".
Al descender en Berlín, un vehículo blindado lo esperaba, nuevamente vio los destrozos de la capital y no pudo contender la pena que lo provocaba, prácticamente no existía la ciudad, todo el centro era solamente el esqueleto humeante de los bombardeos. Llegó a la Cancillería, debió esperar algunas horas, hasta que el Fuher, lo atendió. Aún lo vio  sonriente y esperanzado. Se repitió la ceremonia:
-Von Spech, lo asciendo a Mayor General, lo nombre Comandante de la 97º y lo condecoro con las Hojas de Robles para la Cruz de Caballero1, el Mariscal Keitel le dará sus órdenes.
El flamante Mayor General asume el mando de la división y reagrupa las menguadas brigadas de a 2 en 2 y le asigna nuevos números. Es una decisión grave, pero no quiere confrontar con Hitler por lo que decide no darle la novedad, sin embargo informa al Mariscal Keitel y a pesar de lo obsecuente que este era con el Fuher le pidió reserva. Keitel, se compromete a mantener el secreto solamente por un tiempo. Von Spech recibe la orden de realizar una operación con cinco de la diez brigadas que tenía asignadas en el papel, pero todas eran solamente cinco. El general se arriesga y cumple la orden con un rotundo éxito: logrando el enlace con otras divisiones, un triunfo que alegra al Alto Mando Supremo y sobre todo el a Hitler. El radiograma de Keitel dice:
..."Al mayor General Johan W. Spech:
¡Felicitaciones, por el éxito en el frente oriental!
La Madre Patria reconoce a sus héroes. Un General Alemán nunca retrocede. Fdo. Mariscal Keitel, Jefe del Alto Mando Supremo y Adolf Hitler".
P.D. Menos mal que en reserva tenía cinco Brigadas. Fdo. Keitel. Von Spech entiende la ironía de su jefe y sonríe.
 El 30 de julio de 1944, el Alto Mando Supremo cita nuevamente a Von Spech a Berlín, esta vez lo viene a buscar un General de Brigada, cumple la rutina de informar al Jefe del IX Ejército Teniente General Von Kluger la novedad. La respuesta no hace esperar al exitoso general y vuelve de inmediato: autorizado.
En esta oportunidad en Berlín, esperan al Mayor General Von Spech, una banda de música, automóviles negros blindados con insignias de la Cancillería y una guardia de honor. Otra vez el camino del aeropuerto a la cancillería  marca la evolución de la guerra, Berlín casi no existe en la superficie, es subterráneo, se sufre el bombardeo constante de la artillería rusa y la fuerza aérea de los aliados. No hay hombres, solo ancianos, mujeres y niños, Miran sin mirar la caravana, suenan sirenas anunciando con el aullido feroz la presencia de nuevos y permanentes incendios y derrumbes. La propia Cancillería se ve fuertemente golpeada mostrando las señales de impactos directos. El Estado Mayor del Alto Mando Supremo Alemán se forma para recibir al último héroe. Hitler sale apresurado y sonriente recibe a Von Spech, su mano derecha tiembla profusamente, su mirada ha perdido el brillo y aunque su ropa y sus calzados lucen impecables visten a un hombre acabado. Recibe a Von Spech y comenta:
-General, lo felicito por las acciones en el frente oriental ¿Sabe que unos traidores atentaron contra mí y pusieron una bomba para matarme, "en la Guarida del Lobo"?, pero la providencia una vez más me ha salvado. Alemania necesita hombres como Ud.
Llegan camarógrafos y filman al victorioso general junto al Fuher y el Alto Mando Supremo.
Luego el Fuher le entrega en la mano las insignias de Teniente General y los despachos de Comandante del IX ejército y la condecoración: Hojas de robles con espadas. En ese momento Von Spech recordó el juramento realizado cuando Hitler asumió al poder: "Juro ante Dios, mediante este sagrado juramento que prestaré obediencia incondicional a Adolf Hitler Fuher del Reich y del pueblo alemanes. Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas y estaré dispuesto como valiente soldado a arriesgar mi vida en cualquier instante para cumplir este juramento". Y sin ser afiliado al Partido Nacional Socialista alemán. Se cuadró, levantó la mano derecha y exclamó: - ¡Heil Hitler!. El Guía solamente demostró una pequeña expresión de satisfacción haciendo un gesto al saludo.
El Mariscal Keitel le informa que el IX  ejército se fusionará con el XII y tendrá tres nuevas divisiones. Más de 300 cañones de 88 mm, 125 nuevos camiones y sobre todo 40 tanques Tigre. Municiones, ropa de abrigo, medicamentos, 6 aviones de exploración y otros elementos indispensables para la guerra. Von Spech comprueba luego que los tanques tienen combustible solamente para llegar hasta el frente y 100 rondas de disparos, los cañones con 200 rondas. Pero es algo, en la inmensa lista de carencias.
Sin embargo patriota y obediente toma el mando del IX ejército reforzado y cumple las primeras órdenes del Alto Mando Supremo: sostiene en cascada desde el Norte al Sur y de occidente a oriente del frente oriental un línea sólida, enlaza con otros  ejércitos del Grupo A y el propio Jefe del Grupo de Ejércitos  propone a Keitel y al Fuher que Von Spech asuma el mando; fue una mañana -otra vez de mañana- de febrero de 1945 cuando Von Spech recibe un mensaje de Keitel:
El propio Fuher  mantendrá una conferencia radial  con Ud. para darle órdenes y novedades, esté a la espera en el radio trasmisor
Dos horas más tarde escucha una voz conocida:
-Teniente General Von Spech, ¿esta ahí?- era el Fuher
-Si mi Guía, soy yo.- Contesta el General e instintivamente se pone de pie.
-Le comunico que es ascendido al grado de General2, condecorado con Hojas de Robles y Brillantes para la Cruz de Caballero, pocos son los que tienen tan alta distinción del Estado Alemán. Mis ordenes son que se corra con el IX ejército  para enlazar con el Grupo de Ejército Centro.
-Mi Fuher, este movimiento expondrá a que la Madre Patria sea invadida.
-General Von Spech, tiene Ud. razón. - luego Hitler se desborda y le reprocha:
-Tiene Ud. razón, pero  le ha dado una orden, no necesito su opinión.
Suena un disparo, uno de los más importantes de los tantos que sonaron en la Segunda Guerra Mundial y un silencio de radio del lado del frente.
El Mariscal Keitel, en Berlín se abalanza sobre el radio e indaga:
-¿Qué sucedió allí respondan?
-Aquí el Mayor General Von Kleibert, el General Von Spech acaba de suicidarse.
Hitler escucha asombrado el desenlace y pregunta a Keitel:
-¿Qué ha hecho que un General valiente, victorioso se suicidara. Cuando cobardes que huyen no lo hacen?
No menos asombrado el Mariscal Keitel, tiene una osadía, tal vez la única que pudiera tener frente a un jefe tan extremo como Adolf Hitler:
-El General Von Spech, mi Fuher se habrá suicidado por que Ud. le dio la razón.
Hitler comprende la ironía de Keitel y le dice:
-¡Keitel, quiere que lo mande al frente oriental!
-No mi Fuher.
.............................................................
1- Las condecoraciones mencionadas se otorgaron a los soldados, sub-oficiales y oficiales alemanes. En el orden de importancia que se menciona, la última solamente a 30 personas.
2- El generalato alemán estaba organizado en orden ascendente de la siguiente manera: General de Brigada, Mayor General, Teniente General y General.
A PESAR DE CONTAR CON ALGUNAS COINCIDENCIAS HISTORICAS, EL CUENTO ES FICTICIO Y RESPONDE A LA IMAGINACION DEL AUTOR
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- Tengo confianza en Ud. Von Spech, lo nombro General de Brigada y le asigno el mando de la 172 brigada, deme victorias. Adems lo condecoro con la Cruz de Caballero de la Cruz de Hierro, solamente 2.000 oficiales han recibido tan alta distincin.- Von Spech ya era portador de la Cruz de Hierro de Primera Clase y la Cruz Alemana de Oro. El propio Fuher le coloc las insignias de general y la condecoracin.

Palabras Clave: General SEGUNDA GUERRA MUNDIAL HITLER KEITEL SAUER SPECH IRONIA NAZI MILITARISMO TANQUES CAMIONES ROPA ABRIGO AVIONES CONDECORACIONES

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Ficcin


Derechos de Autor: Diego Lujn Sartori

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Comentarios (8)add comment
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Diego Lujn Sartori

Gracias Cándido:

Mis pasiones: la literatura y la historia.

Saludos desde la Selva Misionera (Pulmón del mundo)

Atte


Diego
Responder
October 15, 2009
 

candido

Excelente la recreación Diego, si no lo aclaras en la nota ultima cualquiera pensaria en un relato historico
novelado.
Excelente la documentación y el climax belico que logras crear. Enhorabuena.
Responder
October 14, 2009
 

Diego Lujn Sartori

Matteo:

Soy una apasionado estuidios de la Segunda Guerra Munidal, por eso los detalles. Ahora estoy elucubrando un cuento que tiene como principal protagonista a un miembro de las juventudes hitlerianas y debe confrantar en el dilema de la guerra la diferencia entre los vistosos uniformes, los desfiles, las dagas, las medallas y la realidad cruel del combate muerte, el odio, el dolor el hambre.

Gracias, tus comentarios me alegran y alientan.

Saludos...

Si te gusta historias militares estaré levantando en los próximas horas: por el teniente nadie llora.

Diego
Responder
October 11, 2009
 

Matteo Edessa

buena historia, es notable el cuidado del relato en cuantos a sus detalles historicos, tambien la forma de narrar se hace similar a las historias que hoy leemos de esa época , es decir lograste recrear ese ambiente historico en tu relato-- felicitaciones por ello.
Aparte por fin consigo alguien que se moleste en detallar los rangos.
LO QUE MÁS ME GUSTO: -Mi Fuher, este movimiento expondrá a que la Madre Patria sea invadida.
para mí toda la acción de este relato se encuentra en esta frase brillantemente lograda
Responder
October 02, 2009
 

Diego Lujn Sartori

Julio:

Mis pasiones son: Jesús, la familia, el trabajo, la literatura, la historia y la filosofía.

Sabía que te iba a gustar.

Muchos grandes militares alemanes de la segunda guerra mundial no eran nazis, pero eran muy formales y deseaban cumplir el juramento dado al Comandante de las Fuerzas Armadas o Gran Caudillo de la Guerra como se le llamó a Adolf.

Yo rescato la virtud de Von Spech... De ser íntegro a pesar de las situaciones límites que tuvo que vivir.

A veces la vida misma es un cuento.

Gracias por tus calificaciones. No se si las merezcos.

Diego
Responder
September 27, 2009
 

Julio Camargo

Mi calkificación: 10 estrellas.
Responder
September 26, 2009
 

Julio Camargo

Felicitaciones por le historia que has narrado, excelente verso fluìdo y coloquial con una tintura de gracia en elgunos párrafos que le da el satirismo que los lectores esperan de las obras.
Rescato lo siguiente:
...Juro ante Dios, mediante este sagrado juramento que prestaré obediencia incondicional a Adolf Hitler Fuher del Reich y del pueblo alemanes. Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas...
... Suena un disparo, uno de los más importantes de los tantos que sonaron en la Segunda Guerra Mundial y un silencio de radio del lado del frente.... el General Von Spech acaba de suicidarse

Muchas veces en los ejércitos se cumplen las órdenes, sin embargo la experiencia muestra que grandes batallas se ganaron por razones de criterio y concenso entre las personas que analizan en el terreno y toman la decisión oportuna.

Este cuento tiene una similitud con lo que sucede realmente... es difícil que la civilidad entienda a los militares...

Gracias por la dedicación amigo Diego, tenía que saborear cada letra que pusiste en esta obra... Felicitaciones
Responder
September 26, 2009
 

doris melo

Muy interesante la historia que cuentas aqui sobre el General que sirivio en el ejercito alemán para una época tan controvercial. Veo que te documentas muy bien para poder mostrarnos los acontecimientos más importantes que expresas en el texto que acabo de leer. Habia leido antes sobre la segunda guerra mundial pero no tenia un estudio tan interesante como el que acabo de leer. Te felicito por tu trabajo y te agradezco que me hayas invitado a leerlo. Te dejo algunas estrellas.
Responder
September 20, 2009
 

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