Dejarte ir.
Publicado en Aug 28, 2016
Fueron tan solo siete días.
Cada mañana su corazón dejaba de latir un poco más y yo no lo note. En sus ojos estaba la misma luz y felicidad de siempre. Pero él sabía que iba a morir. Lo leí en su mirada temerosa la última vez Y yo estaba allí. Lo vi morir y no pude hacer nada más que dejarlo ir. Me odio porque no pude darle de mi aliento para que pudiera respirar. En cada palabra de amor se despedía de mí. Semanas atrás sentía la muerte recorrer los pasillos de mi casa, pero pensé que venía por mí. Sin embargo, sigo aquí, escribiendo poemas de luto por una felicidad que nunca lograre alcanzar. La vida y la muerte son contradictorias. Porque el murió para vivir y yo que estoy viva siento la muerte en cada suspiro. Se llevó mi alma entre sus manos. Se fue más que su presencia. Se fueron mis años de amor y felicidad. Nunca más volveré a ver una mañana igual. Siento que los espíritus me ven y se burlan de mí. Susurran a mi oído que todo el tiempo he sido una tonta. Esperando en vano promesas que nunca llegaran. Siempre esperando, cegándome ante la realidad. No he sabido leer las señales. Todas me indican un destino lleno de soledad y dolor. Soy el mar. Inmensa, furiosa, sedienta de muerte. Soy esa ola que saluda a la multitud fingiendo familiaridad cuando lo único que deseo es atrapar a algún vivo para ahogarlo conmigo. Si él estuviera aquí me diría: _ Raquel usted está loca Y yo solo sonreiría y le contaría una historia tonta y aburrida del porque escribí eso. Él era el único que sabía escucharme sin señalarme. Sabía toda la oscuridad que había dentro de mí y me amaba incondicionalmente. Guardaba mis palabras en su corazón como un tesoro secreto. A mí me decía que estaba demente, sin embargo le repetía al mundo las letras que tallaba en su alma. Hace unas semanas empecé a salir del túnel. Vi una luz hermosa que me mostraba el camino y me asuste de experimentar paz. Presentía que era una trampa. Así fue. La luz brillante era un abismo sin fin que me abrió sus brazos para no soltarme jamás. Mostro una sonrisa. Puso mi libro en sus garras y me lanzo al vacío.
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Elvia Gonzalez
Fild
Saludos a la distanciaaaaaaa
Mara Vallejo D.-
Te envío abrazos