Soy creyente y muchas veces le pido a la Virgen, es una cuestión de fé , lo mamé en mi hogar. También soy vulnerable a la belleza, las cosas lindas, lo que está bien hecho siempre me conmueve.
Ayer fui al cine a ver una película que se estrenó el jueves pasado.
" Gilda, no me arrepiento de este amor ", me sorprendió que sin haber sido una de sus fans sentí que sus canciones siempre estuvieron en mi corazón de modo intangible, subconsciente y profundo
Miriam Bianchi, como se llamaba Gilda, tuvo un sueño, no iba a ser fácil pero arremetió para adelante y en un rapto de lucidez implacable empezó a hacer lo que realmente soñaba, porque lo que no se hace en esta vida, es así de simple, no existe posibilidad alguna de hacerlo en ninguna otra.
Eduardo Galeano una vez dijo que "hay que vivir cada noche como si fuese la última, y cada amanecer como si fuese el primero", es la pura verdad...
Al salir del cine la tarde era apacible, un Sábado hermoso luego de tanta lluvia. La sensación que me quedó es algo que supera a la actriz y a la mismísima Gilda considerada la reina de la cumbia...
Natalia Oreiro le pone fuerza interpretativa y mucho respeto a la película. Son dos grosas que se saludan en una historia llevada a pura pasión.
EL mito crece con la fé y la simpleza de los humildes, es tierra fértil para que germine una rosa.
En el lugar fatal donde perdieron la vida: ella, su hija, su mamá, tres músicos y el chofer, hay un altar donde la gente deja flores, rosarios y cruces... aún en vida se la consideraba hacedora de curaciónes, pequeños milagros.
En una sociedad donde cada día aumenta mas la pobreza  y el número de desempleados,  la fe, esa necesidad de creer,  es lo único que jamas podrán quitarnos.
" Tengo un sueño, no va a ser fácil " sentencia la protagonista...

Gilda... una película para no perdérsela.