JUAN BAUTISTA MORGAGNI
Publicado en Oct 30, 2016
El concepto de que los procesos patológicos pudiesen originarse en regiones localizadas del organismo era desconocido, en opinión de la época las enfermedades actuaban sobre la totalidad del organismo y se debían a perturbaciones de alguno de los cuatro humores o a trastornos de átomos y poros, estas ideas cambiaron progresivamente durante el renacimiento a medida que se difundía la costumbre de efectuar necropsias, el examen sistemático de los cadáveres condujo al convencimiento de que generalmente las enfermedades afectan en sus fases iniciales a un solo órgano, o a un grupo de tejidos y que pueden permanecer localizadas durante largos periodos.
Para adaptarse a este nuevo concepto los médicos debieron modificar radicalmente sus ideas respecto del diagnóstico y el tratamiento de las dolencias de sus pacientes, por lo que durante muchos años ambas doctrinas convivieron en escuelas y en libros y en la mente de los maestros, a pesar de su oposición mutua y de la progresiva acumulación de pruebas en favor de la segunda, no fue sino hacia el final del siglo XVIII que la opinión médica se volcó en favor de la teoría localista o anatómica; a esto contribuyo marcadamente la publicación de “sedibus et causis morborum per anatomen indagatis” publicada en 1761, acontecimiento que se considera uno de los más importantes de la historia de la medicina, ya que la aceptación general de la teoría localista de la patología hizo posible el tremendo progreso de la medicina y la cirugía del siglo XIX. El autor de la obra y de la idea de relacionar la anatomía patológica con el diagnóstico fue Juan Bautista Morgagni, clínico y profesor de anatomía de Padua, vivía con una simplicidad casi patriarcal en contraste con la vida turbulenta de otros grandes de la medicina, además de ser gran maestro y escritor ejerció sobre sus contemporáneos una influencia rara vez igualada en los círculos médicos, Giambattista Morgagni como generalmente firmaba sus escritos, nació el 25 de febrero de 1682 en Forlì, capital de un pequeño estado papal, a la edad de 15 años comenzó a estudiar medicina en la universidad de la vecina Bolonia, tuvo la buena fortuna de caer bajo la influencia de dos celebres profesores de la época Albertini y Valsalva, este último era discípulo de Malpighi y estaba dedicado al estudio de la anatomía del oído, Morgagni muy pronto atrajo la atención de Valsalva quien lo hizo su discípulo. En 1701 Morgagni obtuvo su doctorado en medicina y filosofía y desde ese momento ocupo periódicamente la catedra de Valsalva durante las ausencias de este, sus actividades en los círculos académicos de Bolonia continuaron hasta que por razones de salud, se retiró a su aldea natal y fue en esa época que publico el primer volumen de “adversaria anatómica” colección de ensayos destinada a establecer su prestigio como hombre de ciencia; su reputación fue creciendo y en 1711 le fue ofrecida una catedra de medicina teórica en la universidad de Padua, que ocupo el 17 de marzo de 1712, tres años después el senado de Venecia lo ascendió a profesor de anatomía en Padua, llegando a ocupar antes de los 35 años una de las cátedras universitarias más prestigiosas del siglo XVIII, que había sido honrada por hombres de la talla de Vesalio, Colombo, Falopio, Fabricio de Acquapendente, Casseri, Spigelius y Vesling; Morgagni fue un maestro entusiasta y muy popular entre sus alumnos, el prestigio de sus disertaciones y demostraciones en el célebre anfiteatro anatómico construido en 1594, atrajo muchos estudiantes extranjeros en particular del norte de Europa, este venerable anfiteatro era de empinadas gradas dispuestas en cono oval. En Padua Morgagni fundo una nueva rama de las ciencias médicas la anatomía patológica, su talento para la observación lo condujo a relacionar las manifestaciones de las enfermedades con las modificaciones anatómicas, a lo largo de su vida tomo nota de sus observaciones y las puso por escrito, Morgagni demuestra ser literato, historiador y fisiólogo experimental consumado, los protocolos de sus necropsias se caracterizan por la descripción de las manifestaciones presentadas por el paciente en vida, comentarios sobre sus causas, relación de las observaciones efectuadas en el cadáver, deducciones de los hechos acumulados y sugerencias teóricas y prácticas que pudiesen servir a los médicos, Morgagni consideraba a la disección como indispensable e insistía en la necesidad de contar con buenas historias clínicas, sin las cuales los hallazgos de la necropsia carecían de significado, frecuentemente acudía a la anatomía comparativa y efectuaba experimentos en animales para obtener datos, Morgagni sospechaba que los nervios desempeñaban algún papel en la producción de los síntomas alejados del asiento de la enfermedad, concedía gran importancia a la posibilidad que el pensamiento y las emociones influían sobre la circulación y los aneurismas, sabía que la apoplejía se debía fundamentalmente a modificaciones de los vasos sanguíneos y no a lesiones primitivas del tejido nervioso, que los abscesos encefálicos eran resultado y no causa de la otorrea, conocía la sífilis y las lesiones sifilíticas de los vasos cerebrales, piel y huesos, describió los gomas hepáticos y cerebrales, describió también la cirrosis hepática. Si bien Morgagni estableció su reputación durante su juventud con la publicación de adversaria anatómica, su obra magna destinada a conservar su nombre para la posteridad fue “de sedibus et causis morborum per anatomen indagatis” vio la luz 57 años después en 1761 cuando su autor tenía 79 años y estaba constituida por cinco libros en dos volúmenes, incorporaba observaciones recogidas en la sala de disección durante toda su vida, es una de las grandes obras científicas del siglo XVIII; Morgagni compilo sus cartas en las que describía los resultados de sus necropsias, a las que agrego sus comentarios, deducciones y conjeturas, es interesante anotar que a pesar que el libro de Morgagni fue publicado 101 años antes de que fuese descubierto el famoso papiro de Edwin Smith, sus ensayos siguen el mismo orden que este antiguo documento egipcio, primero se estudian los trastornos de la cabeza, luego los del tórax, seguido por el abdomen y finalmente los miembros. Si bien la obra de Morgagni no contiene un solo descubrimiento, contribuyo al conocimiento médico de la época con numeroso detalles y observaciones nuevas de importancia, sus precisas descripciones permiten formular el diagnostico de muchas enfermedades que en esa época ni el mismo Morgagni podía identificar, el orden sistemático, la enorme cantidad de datos cuidadosamente valorados, la contribución al conocimiento de la anatomía y los métodos racionales empleados hacen de Sedibus una obra importante y sin precedentes. La vida personal de Morgagni transcurrió feliz y tranquila, su larga vida permitió ver a miembros de su numerosa familia tomar los hábitos religiosos, los patricios de Venecia quienes gobernaban Padua y el Rey Manuel III de Cerdeña se enorgullecían de tenerlo como amigo, Morgagni también gozo del aprecio de cinco Papas, además de ser objeto de honores fue reconocido en otros países, fue admitido como miembro de la academia Leopoldina en 1708, de la sociedad real de Londres en 1724, de la academia de ciencias de París en 1731, de la academia imperial de san Petersburgo en 1735, de la academia de Berlín en 1754, en 1857 se fundó el “Milan II Morgagni” una de las publicaciones médicas italianas mejor conocida y se publicó hasta 1935, el gran anatomista de Padua falleció calladamente en 1771 estando cerca de los noventa años. Referencias Ackerknecht “ short history of medicine” Bernasi Enrico “Morgagni consulti medici” Castiglioni “history of medicine” Garrison “introduction to the history of medicine” Premuda Loris “morgagni minore, acta medicae” Walsh James “Morgagni the father of pathology
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