El conde
Publicado en Dec 16, 2016
Por Roberto Gutiérrez Alcalá
El conde pasaba por una época crítica, realmente penosa. Los innumerables años en que había gozado de una reputación intachable eran ya sólo un sofocante recuerdo que lo sumía casi a diario en un estado de ánimo propicio para el suicidio. Ya sin un solo diente, sucio, débil, cubierta la espalda con una capa rota y desteñida, vagaba esa noche por las calles de una monstruosa ciudad en busca de algo que llevarse a la boca, de algo que saciara un poco su sed milenaria. Al dar la vuelta en una esquina y toparse con un maloliente callejón donde un ejército de ratas se daba un festín al pie de un gran contenedor de basura desbordado, se detuvo un momento, sopesando la oportunidad que se le presentaba de improviso. Tomó impulso, avanzó unos pasos y, después de patear enérgicamente a varios roedores que le impedían acercarse al contenedor, hundió su rostro demacrado y enjuto en él, y empezó a desgarrar varias bolsas de plástico y a palpar su contenido. Al cabo de unos instantes, su mano extrajo una toalla femenina usada. Entonces, mientras la observada, más con resignación que con ansia se dijo: -Bueno, para un tecito... Y se alejó de aquel callejón inmundo.
Página 1 / 1
Agregar texto a tus favoritos
Envialo a un amigo
Comentarios (0)
Para comentar debes estar registrado. Hazte miembro de Textale si no tienes una cuenta creada aun.
|