Quin no querra estar enamorado?
Publicado en Jan 12, 2017
Todo empieza con una carita feliz en un mensaje, o quizá un roce de manos completamente inocente, o tal vez con un: hola, mi nombre es. Son muchas las formas en las que el amor llega a nuestra vida, pero todas son inefables, y lamentablemente más de las que deberían son igual de efímeras. Ninguna historia de amor dura más de lo que debería.
Las primeras semanas todo es bello, casi acendrado y mágico. Las palabras nunca faltan, las sonrisas y las bromas parecen pintar el aire y las caricias bueno… nunca son suficientes. Más adelante, cuando dejas de temer, todo adquiere tonalidades soñadas y tan inexplicables que nadie, además de nosotros mismos, es capaz de notar y de admirar. Empiezas a conocer una persona que de la nada te devuelve la esperanza, y crees que quizá, tan solo quizá, cupido te esté mirando con piedad. Ves que la maldad en el mundo tiene muchos agujeros por los que la luz pasa y se dispersa hacia todas direcciones, comprendes las viejas historias y todo lo que te rodea simplemente no parece tan malo. Te dejas conocer, admites la presencia de alguien externo a ti en los lugares más profundos de tu alma, dejas que te admiren, que te carguen, que te expliquen las respuestas de la vida. Amas sus puntos de vista e imaginas la realidad de tus sueños combinados con los suyos. ¿Es hermoso no? ¿Quién no querría estar enamorado? Ah, pero también puede que llegue ese momento, el muy maldito a veces espera hasta que juras que nunca va a llegar. Hablo de ese dónde notas que faltan las palabras, que las respuestas tienen más caritas que letras, que no hay preguntas y… se empieza a gastar el tiempo. Lo que parecía inmarcesible empieza a derramar su color, comprendes lo que está pasando, pero no lo admites, al menos no hasta que es tarde para protegerse. Es más fácil fingir, mirar aquellos ojos y dejarse engañar. ¿Duele no, fingir que todo es igual, que no queman las ideas, que no se clavan como si tuvieran garras? Tratas de arreglarlo, y quizá incluso terminas perdiéndote en ese intento. Finalmente se termina. A veces sin una explicación, a veces sin una despedida. Se termina lo que se supondría seria sempiterno. Y así, de pronto, vuelves a sentir el peso del tiempo, vuelves a notar lo pequeño de los hoyos en la oscuridad, regresas a escuchar el bullicio y todo se asemeja a flotar sin rumbo, a merced de la gravedad. Pero de pronto, vuelves a tocar el suelo. Sientes el soporte que te ofrecen tus pies en la tierra. Y ríes porque el pasto te hace cosquillas. Sientes la luz y el calor en tu rostro y miras hacia atrás. Ves tus huellas y ves hacia adelante, contemplas todo tu camino restante y eso te asusta, pero te llena de fuerza, te da curiosidad el saber quién serás mañana. Caminas despacio y disfrutas de quien decida acompañarte. No olvidas, pero perdonas. Y cuando todo está bien, sin ningún aviso, llega de nuevo un mensaje que rompe tu estado sereno y estable: hola, mi nombre es. Y así, sin más, todo vuelve a empezar.
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Fild
todo parece ser hermoso....
pero no siempre lo es...
tiernas letras...muy agradables y esperanzadoras...
saludos cordiales... =)
Lucia Alfaro