El instante pasa por tu cinto
llenándote de cintas y de algas.
Mis ojos te califican de leyenda:
De ser que me lleva al cataclismo.
Te renuevas en tus altos zapatos
y dejas tu belleza sobre el yermo.
Te has investido de luz y de corolas
y traes el embeleso del relámpago.
Eres semejante a las Venus perdidas.
Todo a tu alrededor se hace murmullo.
El cielo te entrega sus presentes
y las mujeres sin pandero ya te envidian.
No hay necesidad de hacerle propaganda
a la alfombra roja que bajo tus pies nace.
Yo siento detonar mi corazón muy dentro
al ver la alianza de tus muslos arteriales.
Las malintencionadas te rodean como espinas
y te lanzan su cianuro y sus conjuros.
Tú las miras como a lóbregas reducciones
desde tu talle somnoliento y divino...
A medida que avanzas yo me abato
y daría mi alma por hacerte mía.
Por refrescarme en tus labios de canela
y morir y renacer en abrazos infinitos.