Los tres hermanos.
Publicado en Jan 25, 2017
LOS TRES HERMANOS.
Esta escena se lleva a cabo en un monasterio. Tomás- (Al Padre). Padre, quiero decirle, que he pensado mucho algo. Padre- Dime, Fray Tomás. Tomás- Lo que pasa, es que mis dos hermanos y yo queremos pasar una temporada juntos, en la casa que fue de nuestra abuela, porque la queremos arreglar, para después venderla. Padre- ¿Y por cuánto tiempo?, Fray Tomás. Tomás- Sería una temporada de medio año, más o menos. Padre- Déjame pensarlo, te aviso en unos días. Tomás- ¡De acuerdo!, ¡Gracias! Esta escena se realiza en una escuela. Arturo- (A los alumnos). Bueno muchachos, ya faltan pocos días, para que se acabe el taller, espero que ya hayan empezado a hacer, el trabajo final que les dije al principio del bimestre. Todos- Sí maestro, ya hemos empezado el trabajo. Suena el timbre, finalizando la clase. Arturo- La clase se ha acabado, nos vemos mañana. Todos- Hasta mañana maestro. Arturo- No vallan a faltar ni a llegar tarde, para que no se pierdan la clase de mañana. Sr. Director- (Llega). Maestro Arturo, me dijo que quería hablar conmigo, dígame, en que puedo servirle. Arturo- Lo estaba buscando para decirle que el taller, pronto terminará y quería pedirle permiso, de que me diera días libres, porque mis hermanos y yo, vamos a arreglar una casa, que fue de mi abuela, para venderla. Sr. Director- ¡Claro Maestro!, le podemos dar un permiso un cuatrimestre, para que arreglen esa casa, no se preocupe. Arturo- ¡Gracias, Señor Director! Esta escena tiene lugar en un bufete jurídico. Pedro- Sí señora, la documentación de la herencia ya se ha revisado, nada más falta su firma de recibido. Señora- ¡Gracias, Señor Abogado! Pedro- Cuando estén los documentos, yo le aviso, para que pase por ellos y firme. (Señora sale) Abogado- Pedro, me dijiste que querías hablar conmigo. Pedro- Sí, le quería pedir permiso de faltar una pequeña temporada, porque vamos a arreglar la casa que era de mi abuela, para venderla. Abogado- ¿Y por cuánto tiempo? Pedro- Como cuatro o cinco meses. Abogado- Pues déjame organizarlo todo, para que no nos faltes. Pedro- ¡Gracias!, (Llama a Arturo por el celular). Arturo, hermano, ¿Cómo estás? Arturo- Bien, que me cuentas de nuevo, ¿Ya hablaste con tu jefe para pedirle permiso? Pedro- Sí, ya hablé con él, le he pedido permiso y me dijo que sí, que estaba bien. Arturo- Pues muy bien, ahora nada más hay que hablarle a Tomás, para que nos diga si le dieron permiso en el monasterio. Pedro- Está bien, ¿Le hablas tú, o le hablo yo? Arturo- Yo le hablo, no te preocupes. (Marca a Tomás). Tomás- Bueno, hermano, ¿Cómo va todo? Arturo- Muy bien, a Pedro y a mí ya nos dieron permiso en nuestros trabajos, para arreglar la casa de la abuela, y a ti, ¿Ya te dieron permiso? Tomás- El padre me dijo que en unos días me decía, todavía no sé. Arturo- Bueno hermano, vuélvele a preguntar, porque nosotros ya tenemos todo listo, para ir a casa de la abuela. Tomás- Sí, yo le digo. Márcame en unos días. Arturo- De acuerdo. Fray Tomás está en el despacho del padre. Tomás- Padre, quiero hablar con usted. Padre- Sí, que se te ofrece. Tomás- Quiero hablarle acerca del permiso que le pedí, para ir a la casa que fue de mi abuela. Padre- Sí, ya lo he pensado, y como me has dicho que vas a estar con tus hermanos, arreglando esa casa, he decidido darte permiso, pero no nos vallas a abandonar, eh! Fray Tomás, porque tienes muchas responsabilidades. Tomás- No, no se preocupe y gracias por darme el permiso. Padre- De nada, ve con Dios. Los tres hermanos finalmente están en casa de la abuela, acaban de llegar y se disponen a acomodar sus cosas. Tomás- Voy a llevar mis maletas al que era mi cuarto y después voy a rezar un poco, ¿Qué vamos a cenar? Pedro- Sí, yo también voy a llevar mis cosas a la recámara, porque tengo que leer unos artículos. Arturo- Y yo también voy a dejar mis cosas en mi habitación, porque tengo que preparar unas clases. Tomás- ¿Y qué vamos a cenar? Pedro- No sé, vamos a los tacos. Arturo- ¡Buena idea! Tomás, Pedro y Arturo están de vuelta de los tacos. Pedro- Después de haber cenado, me voy a recostar. Arturo- Yo voy a ver unos videos. Tomás- Y yo voy a rezar. Después de un rato. Pedro- (Sale de su habitación, está buscando el control del televisor, porque quiere ver la tele). Tomás, ¿No has visto el control de la tele? Tomás- (Desde su cuarto). No, Pedro, no sé dónde está. Pedro- Y tú Arturo, ¿No sabes dónde está el control? Arturo- (Sale de su cuarto). No, no lo he visto, vamos a buscarlo. Tomás- (Sale también de su cuarto). ¿Qué están haciendo? Pedro- Estamos buscando el control de la tele. Arturo- Sí, ¿Dónde estará? Tomás- No sé, pero deberíamos jugar damas chinas. Pedro y Arturo- ¿Damas Chinas? Tomás- Sí, Damas Chinas. Pedro- Buena idea, vamos a jugar. Pedro, Tomás y Arturo están jugando damas chinas. Suena el celular de Arturo. Arturo- (Contesta). Bueno, sí, ¿Quién habla?, Gaby, hola, que gusto oírte, bien, ¿Y tú?, estoy en casa de la abuela, porque la vamos a vender mis hermanos y yo, ¿Qué quieres visitarnos?, si claro, nos vemos el viernes en la noche aquí. (Cuelga). Oigan, que creen, una amiga quiere venir a visitarme. Tomás- ¡Qué bien!, así tendremos otras manos para arreglar la casa. Pedro- Sí, eso se oye bien. Arturo- Bueno hermanos que vamos a hacer, ya me aburrió jugar damas chinas. Tomás- A mí también, me voy a mi cuarto a rezar. Pedro- Yo voy a ir al centro comercial a ver cuánto cuesta la pintura y las brochas. Arturo- Está bien, yo voy a leer un libro. Pedro está en el centro comercial buscando pintura y se encuentra a un amigo. Pedro- Ese es Marcos, ¡Marcos aquí! Marcos- Pedro, hola, ¡Que sorpresa!, (Se dan la mano). Pedro- Estoy buscando pintura y brochas porque vamos a pintar la casa de la abuela y arreglarla. Marcos- A sí, me acuerdo de tu abuelita, era una viejita muy tierna. Pedro- Sí, era muy tierna y cariñosa, le extraño mucho. Marcos- ¿Y por qué van a arreglar su casa? Pedro- Porque la vamos a vender, te invito a jugar damas chinas con mis hermanos el viernes. Marcos- De acuerdo, ahí estaré. Es viernes y los hermanos están jugando damas chinas. Pedro- Invité a Marcos a la casa a jugar damas chinas y dominó. Arturo- Sí, yo también estoy esperando a Gaby, me dijo que iba a venir. Suena el timbre. Tomás- ¿Quién será?, voy a abrir. (Es la monja Susana), Monja, ¿Cómo está?, que gusto verla. Monja Susana- Lo que pasa es que me mandaron del monasterio a visitarlo. Tomás- ¿El Padre? Monja Susana- Sí, el Padre habló al convento para que viniera alguien a visitarlos y ver que estaban haciendo. Tomás- No estamos haciendo otra cosa más que trabajar. Monja Susana- ¿Trabajar?, seguramente se la han pasado jugando y comiendo. Pedro- No monja, ya he ido a ver cuánto cuestan las pinturas y las brochas que vamos a usar. Suena el timbre y es Marcos, el amigo de Pedro. Marcos- ¡Hola!, ¿Está Pedro? Tomás- Sí, pásale. Pedro- ¡Hola Marcos!, que tal, ¿Listo para jugar damas Chinas? Marcos- Sí, también hay que jugar dominó. Suena el timbre, es Gaby, la amiga de Arturo; abren la puerta. Gaby- ¿Está Arturo? Arturo- Sí Gaby, ¡Qué guapa te ves!, aquí estoy. Tomás- ¡Ya que hay tres visitas y tres hermanos, tenemos que hacer una fiesta! Todos- ¡Sí! Arturo- Yo pongo la música. Marcos- Yo tengo en el carro seis cervezas. Tomás- ¡Qué divertido! Arturo pone música y todos empiezan bailar. Monja Susana- ¿Y qué arreglos le van a hacer a la casa? Arturo- La vamos a pintar, vamos a cambiar las lámparas y a arreglar el piso. Monja Susana- (Ve alrededor). Yo veo que la casa no necesita que le cambien las lámparas. Arturo- Lo que pasa es que están muy viejas. Monja Susana- El piso está muy bonito, nada más hay que pulirlo. Tomás- Sí, tiene razón hermana. Monja Susana- Nada más pinten la casa y ya está. Gaby- La hermana tiene razón. Marcos- Yo también pienso lo mismo. Los tres hermanos están pintando la casa después de la fiesta. Arturo- Que buena idea nos dieron nuestros amigos, nada más pintamos y ya está. Tomás- Sí, la monjita Susana nos dio un muy buen consejo. Pedro- Hay que apurarnos, para terminar lo más pronto posible y vender la casa. FIN.
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