Hroe
Publicado en Mar 19, 2017
Parte uno. EL testimonio. Mi nombre es Juan Fernando Maldonado, soy reportero de un periódico local en el estado de Durango, y acabo de recibir una llamada que puede cambiar la vida en la tierra como la conocemos. Mi contacto, que por cuestiones de seguridad omitiré su nombre, ha sido testigo de un acontecimiento increíble. Entiendo que por el tipo de información que estoy a punto de revelar se pueda pensar que tales datos sean falsos, no obstante, conozco de toda la vida a este testigo, pues hemos estado juntos gran parte de nuestra vida y lo considero una persona completamente honesta y seria. Si me ha hablado a mí para poder dar su testimonio, es porque lo conozco de siempre y sé que lo que dice es verdad, por más fantástico que sea.Dejo parte de la conversación que tuvimos hace un momento.—Puedes comenzar hablar, he encendido la grabadora.—Muy bien, trataré de hacerlo lo más coherente y entendible posible. Aún estoy un poco nervioso.—No te preocupes, tu cuenta las cosas como han pasado.—Todo empezó esta tarde cuando, un compañero y yo, salimos del campamento para dar una pequeña caminata y localizar algo de leña.—¿En qué lugar estaban?—En Puente Chico, a unos 20 kilómetro sobre la carretera Durango – Mazatlán, en lo profundo de la sierra.—Muy bien, continúa.—Como decía, habíamos salido a dar un pequeño paseo de un par de horas y decidimos rodear el cerro, ya que la por la parte de atrás hay una planicie despejada, y deseábamos recibir un poco los rayos del sol que ya se escapaban por el oriente. Todo iba bien, era una buena caminata, pero, cuando llegamos a la zona despejada de la planicie, vimos a un hombre parado casi a la mitad de campo. Es común que alguien venga hasta este sitio, pues es un lugar muy tranquilo para el campismo, por lo que nos pareció de lo más normal verlo ahí. Decidimos saludar y nos acercamos. A mitad de camino pudimos ver que traía puesto una ropa extraña. Usaba una gabardina y debajo de ella se asomaba una especie de armadura. Traía en la mano un espada impresionante. Eso nos pareció algo extraño, pero supusimos que era un chico de esos aficionados a los dibujos japoneses. Llegamos hasta él y lo saludamos, pero no nos devolvió el saludo, en cambio nos dijo en tono muy amenazador que nos alejáramos. Mi compañero y yo nos vimos muy desconcertados y le preguntamos que si tenía algún problema. Pero en seguida nos volvió decir que saliéramos de ahí. “La existencia de la humanidad dependerá de esta pela” nos dijo. Nos alejamos sin dudarlo, pero nos quedamos con curiosidad. El chico (que tendría unos 25 años, aproximadamente) tenía el rostro muy serio. Miraba fijamente al cerro, que en ese lugar en específico se abría a la mitad formando un pequeño cañón que se adentraba a la penumbra. Mi compañero y yo nos quedamos a la orilla de la planicie, entre los árboles, esperando. Pasaron alrededor de 5 minutos cuando el sueño empezó a temblar levemente. Un sonido profundo repercutía en nuestros oídos y sacudía nuestros corazones. De entre el cañón se asomó una mano gigante, seguida de unos ojos impresionantemente amarillos. No lo podíamos creer, eran dos monstruos enormes de unos quince metros de alto. Parecía enormes gorilas hechos de piedra. Gritaban y gruñían con furia. ¿Cómo fue que llegaron ahí? No tengo idea. Tal vez salieron de la profundidad de la tierra, no lo sé, pero el caso es que estaban ahí, amenazando nuestras vidas, no solo las nuestras, sino la de la humanidad entera. Lo que pasó después es complicado de describir. Una batalla empezó. El chico que estaba en medio de la planicie se quitó la gabardina y mostró una armadura increíblemente reluciente. Su espada se encendió en llamas y tomó postura de batalla. Eran dos enormes bestias contra el chico. La pelea comenzó con los monstruos atacándolo. Golpe tras golpe hacía templar el lugar. Usaban unas espadas igual de monumentales acordes a su talla. El chico, con su espada mágica, detenía con destreza capa envestida. Atacaba uno, después el otro, pero nada podían hacer contra ese joven. Fue increíble, pero espeluznante de ver. De la nada, el joven, lanzó una especie de energía con su mano y derribo a uno de ellos, no lo mató, pero lo detuvo lo suficiente para asestar un golpe en el brazo de su compañero, deprendiéndoselo de su cuerpo. Parecía una gran piedra cayendo de una ladera. La bestia gritó, pero fue prontamente ahogado el alarido cuando su cabeza fue arrancada de golpe de su hombros. El otro, que se levantaba, miró la escena y lanzó un ataque directamente al chico con su puño, pero para nuestra sorpresa, el chico pudo detenerlo sin dificultad. Después, con una estocada rápida, atravesó su pecho. Cientos de piedras volaron por todos lados al ser destruido el gigante. El chico, que flotaba en medio del campo, guardó su espada, nos miró con una sonrisa y se fue volando.Ese fue el testimonio de mi amigo, que estuvo presente en un hecho sin precedente. Una historia sacada de un comic que sucedió en realidad. Yo me dirijo allá, al lugar de los hechos para confirmar la historia.Al parecer fuimos salvados de un terrible destino por un héroe desconocido. ¿Volveremos a saber del joven? Yo, espero que sí. Parte dos. La declaración Durante siglos, la humanidad ha estado sufriendo una serie de amenazas que ponen en riesgo su existencia. Cada cierto tiempo, un mal resurge con la única intención de destruirla. Un espíritu ancestral se apodera de cuerpo terroríficos y los dota de magia y fuerza para acabar con ella. Sin embargo, generación tras generación, un linaje es llamado a proteger a la tierra de ese mal. Ese linaje es el de mi familia: los Hall. Somos una familia de guerreros que hemos jurado proteger a la vida, luchar por el honor y entregar nuestras existencias a la bondad. Ha llegado la hora para que yo asuma esa responsabilidad. Mi batalla comenzó hace años, cuando la piedra amarilla resplandeció sobre la colina llameante, indicando que el mal había regresado.Durante días hemos estado detectando presencias que quieren invadir a la tierra, por lo que, los Hall Masters y yo, luchamos para detenerlos. Han sido feroces batallas, donde varios de los nuestros han caído, pero hemos logrado detener su invasión. Ahora me enfrentaré a Bruno, un terrible guerrero que ha matado sin compasión al resto de mis amigos, humillándolos y aniquilando algo más que sus cuerpos. En breve iré a su encuentro por el portal a las tierras altas, y lucharé, por mi honor y la humanidad. Cada golpe lo daré con locura y con pasión para proteger a la tierra, pues si caigo en batalla la humanidad estará perdida.Me llamo Celta Hall, líder de los Hall Masters, protector de la Tierra e hijo predilecto de la tribu de los Gigantes de Roca. Juro proteger a la humanidad y entregar mi vida a su servicio. Lucharé hasta el fin, y con ayuda de mi amigo Roto Grape, lucharemos contra el hechicero guerrero, traidor de su raza y poseedor de la espada en llamas, el arma maldita de las tierras profundas. Pues si no regresara con vida, la presencia de los hombres desaparecería para siempre.Traspasaremos el portal y nos enfrentaremos al mal que ya nos espera.Por la vida, la gloria, la naturaleza y mi linaje. Luchar o extinguirse.
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