Los saltamontes numerosos
Publicado en Sep 23, 2009
Pasan los saltamontes, numerosos,
buscando las pagodas del Buda. Diviso la China milenaria que trajo dinamita y guerra al mundo. Los hombres son menudos y desteñidos y en toda esquina hay rientes francachelas y bicicletas en rebordes adyacentes. Hay yuxtaposición de tiempo y lejanía y por cada cosa que conozco, dos ignoro. Es un mundo encerrado en si mismo: Una pequeña galaxia sistemática. Aquí las aves se condensan en centenas y van de farallón en farallón Dejando sus mensajes en techos incoloros. Hay alborotos por doquier y hombres con altavoces y el exceso sensual es primitivo. Todo se reduce a un uso horario y hay ciber cafés abiertos permanentemente. Los hombres se deleitan en sus muslos y hay virilidades de cien o más años. Todo aquí se cuenta por millones y las mujeres son hermosas longitudes que pasan con sus pólipos y cuadernos y el librito secuencial de Mao. Se bebe la sangre de fúnebres culebras y hay escenas amarillas de manjares. La carne de perro no falta en sus almuerzos y los puñetazos se antojan cotidianos. Hay tajamares, añicos, espejos y adoquines y pobres anidados en su hambre tremenda. Barrios curtidos de miseria infrahumana y la basura oculta no falta en los estanques. Los lotos son del todo imaginarios y las mujeres se alquilan para dar compañía. Hay muros deformes y maltrechos que una vez sirvieron de paredones y carceles estrechas para confinar a los cómplices. Yo me voy por los atajos alegóricos a ver sus costumbres desafiantes y su atento saludo visceral.
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