Si el corazón no siente
La mente no piensa; se queda inerte
Y como una piedra se incrusta a su nido.
 
Con el musgo intacto permanece por años,
Siendo villancico que resuena al oído del sordo,
Y boceto colorido dejándose ver por el ciego.
 
El arrumaco del viento no lo conmueve,
Aunque la flora se columpia implorando afecto,
Ni se detona ante tanta perfección de los astros.
 
¡Piedra! ¡Piedra! ¡Piedra! De corazón que no siente;
Porque juegas a solitaria y también a muy amada,
Presumes ser baluarte y nada te quebranta.
 
Rustica y muy bien pulida; igual de insensible eres,
De espectro impávido, cual corazón hiriente,
Sin importar que el universo te envuelve.
 
Así eres; de corazón sereno, piedra esculpida;
De emociones lejanas e ilusorios afectos,
De anhelos fallidos entre tu nido y el tiempo.