Ahora ya no escriben en sus diarios con su puño y letra sus dudas, sus timideces, sus sueños con príncipes, sus deseos sexuales de adolescentes, ni su primer beso, sino sus metáforas para defenderse con frases de que “la verdad es mi letra” refiriéndose, no a las cantidades millonarias en cuentas bancarias, ni a sus prestanombres que aparecen en sus agendas, sino a los textos que escriben en sus redes sociales para defender su rectitud e integridad de Primeras Damas en donde se ven en muchas fotos abrazando a los niños que en, realidad, esos encuentros les dan mucha güeva, pero se sacrifican porque a través de esos programas de ayuda se les puede hacer realidad un mantra que en sus mentes traen con una que otra positiva aptitud repetitiva de “si merezco abundancia” en toda una hoja del interior de un diario con una portada, no de cartón, sino de cuero con un letrero que dice "sólo para mujeres" quienes con el dinero lavado viajan de compras a España, a New York y, todavía, les alcanza para irse a cultivarse a la Bienal de Venecia y persignarse en el Vaticano por su trabajo altruista con los infantes, mientras sus esposos reciben por su "honestidad" premios internacionales editados por ellos mismos y las que no están acostumbradas a leer ni a escribir ganan dinero posando como artistas de Hollywood en sus millonarias residencias “compradas” a las constructoras que ganaron una licitación para construir kilómetros de autopistas, kilómetros de una línea ferroviaria o la construcción de un nuevo aeropuerto internacional donde saldrá un nuevo avión diseñado interiormente, probablemente, con exquisiteces millonarias, elegidos por la pareja presidencial…