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Publicado en Jun 23, 2017
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Mi respiración agitada parecía rebotar como un pinball entre las paredes del hueco donde me escondía. Había accedido a él a través de una estrecha grieta en la pared, en la que un tiempo atrás no hubiera cabido si no fuera gracias a los pocos quilos de humanidad con los que contaba....gracias... ja, es una forma graciosa de decirlo si es que quiero sacarle algo positivo a la falta de alimento contra la que debemos luchar desde hace ya varios años.
El desastre comenzó sin que pudiéramos siquiera sentirlo, no tuvimos tiempo de reacción hasta que  había sido demasiado tarde, la semilla del mal estaba plantada y había comenzado a germinar con tanta fuerza que su crecimiento fue imparable, como un mar embravecido que arrasa con todo a su paso, nada pudimos hacer para impedir la destrucción, solo ver como la ola se acercaba y aferrarnos a los que teníamos a mano para que no nos arrastre, aunque solo unos pocos sobrevivimos. A la fecha se cree que el 40% de la población mundial fue aniquilada unas 3000 millones de personas, en pos de “un nuevo mundo”.
Segun ellos la tierra iba camino a la extinción y decidieron actuar para salvarla, como una especie de mesías diabólico, según sus palabras el plan era crear un mejor futuro sobre los escombros del pasado. Aunque lo único que provocaron fue persecución y muerte, un genocidio a escalas nunca antes visto en la historia de la humanidad, extremadamente superior a las muertes causadas por los de la inquisición en la edad media o la matanza generada por los nazis en la segunda guerra mundial.
Para hacer una cronología de los hechos debemos remontarnos a varias décadas atrás, China y Japón habían realizado un pacto secreto de dominación mundial, se hicieron llamar “La alianza”.
Como un caballo de Troya se introdujeron en nuestras vidas, nuestros hogares, nos inundaron de tecnología, nos volvimos esclavos de nuestros celulares, computadoras, electrodomésticos, todo tipo de aparatos que consumíamos con voracidad, esperando el próximo modelo para correr a comprarlo y entregarle el control de nuestras vidas.
Pensábamos que todas estas novedades hacían de nuestra cotidianeidad algo más fácil y entretenido, pero con lo que no contábamos era con el lado macabro que se escondía detrás de estas maravillas.
Mientras estábamos ocupados hablando por teléfono, haciendo operaciones bancarias desde nuestras computadoras, compartiendo información personal a través de las redes. Ellos conectaban todos a través de una red gigantesca de información, espiándonos, vigilándonos, transformándonos en marionetas de una era moderna que no hacía más que debilitarnos mientras ellos se volvían cada vez más fuertes.
Por años crecimos sin necesidad de crear vínculos con los demás, encerrados en un mundo virtual que cada día iba deshumanizándonos sin que nosotros nos percatemos de lo que estábamos por enfrentar.
Muchas veces suele decirse que los traficantes de drogas lucran con la adicción de sus compradores pero que por el contrario, ellos no consumen, algo parecido ocurría en esta ocasión.
Cuanto más  nos robotizábamos La alianza se preparaba para la dominación, habían conseguido generaciones de personas en todo el mundo distraídas y perdidas en un mar de digitalización, mientras ellos entrenaban millones de soldados y fabricaban las armas más potentes nunca antes vistas.
Pero eso no fue lo peor, el dato más macabro es que estaban regulando nuestra población para hacer más fácil su asedio, mediante un raro tipo de radiación que emitían los celulares, y por la cercanía que tenían estos al guardarlos a  nuestros genitales provocaban infertilidad a largo plazo, fue así como tiempo antes de la invasión los nacimientos ya habían mermado notablemente en todo el mundo salvo en los lugares menos desarrollados como África, ya que no podían hacerse de la tecnología a la que nosotros estábamos expuestos, aunque en ese momento nadie encontraba el verdadero motivo.
Cuando llego el momento realizaron el primer embate y a partir de ahí cualquier intento de reacción fue inútil, ya era demasiado tarde.
Primero atacaron a los países más poderosos, a las potencias mundiales para que no tuvieran tiempo de realizar un contraataque. El primer país en caer fue Rusia, lo siguieron Estados Unidos, Inglaterra y así uno a uno todos los que hasta ese momento eran potencias mundiales, el resto fue pan comido.
A los que sobrevivientes nos capturaron, llevándonos a campos de concentración, separándonos de nuestras familias, humillándonos, reduciéndonos a los más pequeño e insignificante a lo que se puede arrastrar a un ser humano, para ellos dejamos de tener identidad como personas, nos llamaban “el ganado”.
Algunos pocos pudimos escapar, crear pequeños grupos de resistencia para poder así luchar por nuestra libertad. Esta mañana encontraron nuestro campamento y nos atacaron, huimos despavoridos separándonos, intentando escondernos y vivir un día más.
Así fue como llegue hasta aquí, deben haber pasado varias horas ya que el sol esta comenzando a ocultarse, la falta de agua y comida me está haciendo desvanecer, tendré que salir a buscar algo para mantenerme en pie aunque tal vez ellos me conduzca a la muerte, esa muerte que día a día nos acecha como un buitre que mira a presa a punto de caer.
Siento pasos y movimientos cerca de mí, tal vez sean mis amigos, tal vez no, a esta altura ya no sé si quiero seguir luchando.
Alguien me encontró!!! Una luz ilumina mi cara, hablan en su lengua, no entiendo lo que dicen, lo único que reconozco es el sonido del arma cargándose y el frio metal en mi sien.
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Foto del autor Agustn Costamagna
Textos Publicados: 4
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Descripción

Ficcin sobre un futuro poco alentador

Palabras Clave: Ficcin futuro historia

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Ficcin



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