Un paseo casual
Publicado en Jul 27, 2017
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    Un paseo casual.
¿Alguna vez has sentido un arma cargada en la mano? Si no es así, la sensación de poder acabar en un segundo con una persona puede convertirse en una idea deliberada de poder, que puede absorber todo a tu paso, sin remordimiento, sin regreso.
    Aquella tarde mientras caminaba por el parque de la Ciudad, observaba las flores mientras se movían escandalosamente con la brisa, parecían unas bailarinas fogosas con un aroma intenso, las cuales no podía acariciar por una alergia que me despertaban, qué irónico.  Estaba bastante solitario mi alrededor, no se veía ni siquiera un ave buscando semillas, solamente mis acompañantes rojas, pero de un momento a otro, sentí la voz de una mujer lejanamente. Me decidí a seguir la voz, para encontrar una suerte de compañía a la soledad del parque, y fue ahí cuando la vi en un sector alejado, estaba recostada en el pasto, mientras se tocaba y gemía aquella misteriosa.  He sentido la necesidad de querer tocarme al verla tan excitada, mientras decía un par de frases que ya mucho sentido no me hacían al sentir hasta mis neuronas ardiendo por tal sutil regalo que había caído en aquellos pastos. Ella estaba muy extasiada para notarme que la miraba, mientras recorría con mis manos y me tocaba lentamente, llegaba a sonreír maliciosamente cada vez que ella lanzaba un grito, pensaba que me gustaría estar ahí provocando todo ello, y poder estar apreciando más de cerca aquel rostro sudoroso, y terminar por sacar toda esa ropa que caía desarreglada por todo su cuerpo, era como un espejismo erótico, seguía sin entender si era real o no.
 Pasaron aproximadamente diez minutos, debía irme porque mi reloj ya marcaba el horario de mi trabajo, y me fui con notable desamparo en mi cara, ya que no pude verla llegando, y yo esperaba eso para poder acabar incluso en mi cabeza con semejante show al aire libre.
No, no podía quedarme con las dudas de quién era ella, y a la semana siguiente volví a ir para ver si podía dar con ella, pero no apareció como esperaba, así que sólo seguí viendo sus movimientos en sueños, cada mañana amanecía un poco más caliente que el anterior. Pasaron los días y volvió el sábado para ir a verla, y esta vez la he visto, pero estaba en una faceta de tranquilidad, miraba las flores y me le acerqué, no le dije nada, sólo la miré y sin querer se me escapaban las ideas hasta por los ojos de lo que quisiera hacer con ella, creo que lo notó. El espejismo sexual de sus movimientos me agarró de la mano hacia el sector que era más bien solitario, pero que ella estaba dispuesta a invadir conmigo, no habían flores, sólo el pasto que quería sintiera en su trasero, mientras nos moveríamos, me excitaba la idea de que lo tuviera todo sucio, así como me esperaba fuera su mente. Caminamos y al llegar, la he botado en el pasto y ella con prisa se sacó lo único que llevaba en el torso, una diminuta polera, la cual al salir de su cuerpo, me dejó entrever todos sus pechos, ya que no llevaba un sostén, sólo la perversión en su piel.
   A cada segundo de esa instancia, sentía como mis ganas de penetrarla con mis dedos o pasar toda mi lengua por su entrepierna crecían. Me gané sobre ella, me le acerqué al oído, y sin conocer nada de ella, simplemente queriendo poder desahogar esos pensamientos sobre ella, le dije que era una perra y una malnacida suelta por dejarme con todas esas ganas la semana pasada mientras esperaba su regreso, y le jalé el cabello muy fuerte, mientras se soltaban algunos pelos y quedaban en mi mano eufórica. Ella tomó determinación sola y se puso en cuatro, me dijo castígame por ser tan perra, porque lo he hecho a propósito, aquél día te vi y he querido jugar contigo cariño. Ese día llevaba mi navaja suiza en el bolsillo como de costumbre, así que la saqué al verla en esa posición, me gané detrás de ella y le pasé el cuchillo lentamente por el cuello para que sintiera la parte helada de este, mientras susurraba pegada a ella, que era una chica muy escandalosa, porque el otro día su voz me atrajo ahí y esperaba que hoy lo fuera más. Comencé a pegarle nalgadas tan fuertemente, que por cada golpe veía como su trasero quedaba rojo y en movimiento por la vibración, y más me excitaba. De un momento a otro puse mi dedo en ella, para checar cómo estaba, y sentí todo muy mojado, pasé su rico sabor por mi boca y la di vuelta de manera eufórica.  La miraba fijamente de arriba, quería todo de ella en esos momentos, le agarré las piernas y se las abrí, bajé a su entrepierna mojada, y comencé con mis movimientos de lengua estrepitosamente, llegué hasta su entrada y ahí moví también, traté de alcanzar lo que más pude de adentro, y poco a poco la sentía más jadeante, mientras me apretaba más la cabeza y yo con más fuerza agarraba sus pechos y tiraba de sus pezones. Estaba en éxtasis en el cuerpo de ella y aún más cuando sentí mi cara mojada, y un grito que dejó escapar. Quedamos un momento ahí, pero tuve que volver al trabajo, sin embargo, mi sed no había sido saciada del todo, por lo que le dije, que quedemos afuera del cementerio, ya que tenía una cosas pendientes en un lugar de ahí.
  En el trabajo no podía parar de pensar y sentir como se me calentaba todo, mientras pensaba lo ocurrido y ya deseaba que cayera la noche. Al salir del trabajo, he visto que ella llegó antes y esperaba en la puerta, la ayudé a saltar, puesto que estaba cerrado y yo salté enseguida. Ella lucía un poco asustada y me encantaba esa sensación, de que una chica tan atrevida y que estaba con disposición a todo, pudiera sentir vértigo de una vivencia sexual. Le dije que me siga, hasta que llegamos a un Mausoleo, la empujé dentro y la volvía a botar bruscamente. Ella un poco asustada, pero excitada, me dijo que haga lo que quisiera con ella. Saqué unas cuerdas que tenía escondidas en el mismo Mausoleo desde hace un tiempo y la até. 
   Me gusta tomarme mi tiempo para estas cosas, así que salí un momento afuera mientras ella estaba encerrada y prendí un cigarro, lo fumé y al entrar al Mausoleo prendí otro. Me puse en cuclillas al lado de ella, mientras le tocaba con el dedo la boca. La di vuelta, le subí la polera por la parte de la espalda y le puse el cigarro encendido, ella pegó un grito, y a medida que le besaba la espalda y posaba el cigarro, sentía  su cuerpo en constante movimiento, lo que sólo me despertaba aún más en medio de la noche y con tal silencio de alrededor.  En un momento me dijo, yo soy tu puta y fue ahí donde me decidí a quitarle las cuerdas y no en símbolo de libertad, sino que quería gozar ese cuerpo al aire y escupirle directamente todo el humo que pudiera tener en la boca. Saqué unas pastillas y se las puse en la lengua, le dije déjalas ahí, que yo te las quito, y luego me pongo yo un par, y me las sacas de la boca también. Vi como su mirada se comenzó a contraer, las drogas hacían efecto, mientras a mí las pastillas no me causaban efecto, porque quería disfrutar el momento totalmente, así que intercambié unas que ocupaba para el dolor de mi pierna, ya que había sufrido una caída antes, que no quisieras saber en qué situación me la he hecho.
  Hubo un momento en que mi mente también se comenzó a distorsionar, incluso sin los efectos de una droga, pero recuerdo claramente como si hubiera sido anoche, que la saqué del Mausoleo, la lancé a la tierra, ya que no estaba pavimentado ese sitio, y comencé a penetrarla con los dedos, mientras le decía que era mi puta. Ella sonreía, porque si bien estaba drogada, podía sentir toda la contracción en su cuerpo, sabía que lo disfrutaba, y me gustaba.  Sentí todo su cuerpo en la boca, sentí sus caderas, su cintura, hasta su paladar me comí, sinceramente ya había saseado todo.
 
 Finalmente  al acabar y dejarla ahí, sentí mi mano como una pistola, ¿alguna vez has sentido un arma cargada en la mano? Yo sí, disparé y dejé mi víctima en la tierra de un cementerio, viva, pero con todo muerto a su alrededor. 
 
 
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Foto del autor Soy un desastre
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Consecuencia de los actos

Palabras Clave: Cementerio

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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Federico Santa Maria Carrera

No puedo negar que ha sido una historia excitante que me ha transportado un tanto hacia el deleite; no obstante, a través del esfuerzo que me otorga la madurez de mis años, he centrado mi consciencia en lo medular de tu relato y convengo en que existe en tus manos talento suficiente para tejer crónicas, anales y leyendas con las palabras y entrelazar en ellas paradigmas con certezas o secretos.
Y me aborda - a propósito de tu historia - una recurrente e ignorante pregunta ¿Será más intenso el placer entre dos mujeres? No es morbo. Mis dudas surgen a raíz de la evidencia que dos hembras no tienen la capacidad de lograr un contacto biológico pleno y ello las obligaría a desplegar una adicional entrega conjunta de sensaciones y bríos.
Perdón te pido por la última infidencia. Tan solo fue una curiosidad.
Cariñosamente,

Federico.
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July 28, 2017
 

Karina Rezuc Bienvenido!

Estimado Federico,

Antes que nada agradecer tu comentario y lectura. Hace aproximadamente tres años que no publicaba nada por aquí, y me alegra ver el apoyo y refuerzos literarios a través de tus palabras para poder crecer en mis pequeños trabajos. No pidas perdón por la última infidencia, me agrada la curiosidad , puesto que es lo más hermoso del ser humano. Agregar que desde mi perspectiva como lesbiana (dejando de lado mi apreciación como escritora amateur), posiblemente se deba al extra de entrega e imaginación, junto con la intensidad del carácter de dos mujeres, provocando una suma bastante exquisita a la hora de una relación sexual, sin embargo, el amor es la tónica más poderosa para un goce total según mi perspectiva.

Y para finalizar, agradecer nuevamente por tu tiempo al escribir tan ilustrado y potente comentario.
Saludos desde el Sur de Chile,


Karina Rezuc.
Responder
July 30, 2017

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