EL USURPADOR DE SUEÑOS
Publicado en Jul 30, 2017
Robert se llama a sí mismo un Usurpador de Sueños, pero es algo más que eso. Él nació con esa habilidad sobrenatural, pero no fue hasta que cumplió los trece años que descubrió que poseía aquel don que tiempo después sería su arma mortal contra sus enemigos y con cualquiera que se atreviera intentar hacerle daño. Para aquel tiempo Robert terminaba de cumplir 13 años, prácticamente acababa de entrar en la pubertad, y como es innegable esa es la edad en donde las hormonas se alborotan y fácilmente mandan en el cuerpo; en ese entonces Robert estaba enamorado de una linda y simpática jovencita casi de su misma edad llamada Jessica. Lamentablemente el jovencito no era muy diestro y comunicativo con las chicas así que nunca se atrevió a decirle algo a su amor platónico; incluso en cierta ocasión intentó hacer contacto con ella, ya que ambos estudiaban en el mismo salón de clases, pero otro chico le hizo una broma y todos comenzaron burlarse de él, hasta Jessica. Sin embargo esto no desanimo a Robert, quien día a día pensaba y veía a Jessica de lejos, incluso hasta soñaba con ella. A veces en sus sueños el jovencito observaba a la joven con disimulo y siempre era lo mismo: ella hiciera lo que hiciera en sus sueños Robert solamente se limitaba a ser un testigo oculto sin acercarse. Siempre que soñaba con ella era igual, hasta que en cierta ocasión escucho a Jessica contarles a sus amigas acerca de un lindo sueño en donde ella montaba un caballo blanco. Lo que le pareció raro a Robert fue que la noche anterior él había visto en sus sueños a Jessica montada en un caballo blanco. La situación se tornó algo extraña y misteriosa para el joven enamorado. ¿Cómo era posible todo aquello si nada más se trataba de un sueño? – pensaba Robert acostado en la cama de su habitación. Aunque se convenció a si mismo que todo era pura coincidencia, se dispuso hacer algo diferente esa noche, entonces volvió a soñar con su amor imaginario y dentro del sueño decidió acercarse y hacer contacto con la joven. Robert se encontraba en un jardín y en medio de un claro se hallaba Jessica jugando en un columpio, lentamente se aproximó a ella y la saludó, el joven se sorprendió al saber que ella no lo reconoció. – ¡Hola! ¿Cómo estás? – dijo la muchacha muy sonriente. – Muy bien, ¿Y tú? – respondió Robert casi apenado. – Yo pensé que aquí no había más nadie, ¿Quién eres? – expresó Jessica un poco confundida. – También pensé que no había nadie, pero me sorprendí al ver un caballo blanco a lo lejos y después de buscar te encontré a ti aquí sentada – enunció el joven mirando hacia el horizonte. – ¿Viste un caballo blanco? ¿Dónde lo viste? – preguntó la joven exaltada. A decir verdad Robert no había visto nada, solo a la joven, pero hizo el comentario del caballo para atraer su interés en él. Justo cuando el joven pensaba algo más para decirle a Jessica ella lo tomó de su mano derecha y se lo llevó adentrándose en el jardín. Se sintió bien para el joven toda aquella situación en donde él finalmente compartía con su amor secreto. La muchacha caminaba a paso ligero mientras sonreía y Robert solamente la veía extasiado por su belleza. En ese momento la muchacha se detiene bruscamente y poniéndole las manos en los hombros le pregunta seriamente por el caballo, el muchacho algo desconcertado y sin saber que decir hace el gesto de recordar poniendo la mano izquierda en su cabeza y cerrando los ojos como esforzándose para recordar; la verdad no sabía que decir pero si pensaba en aquel caballo, entonces cuando abre sus ojos se da cuenta de que el caballo blanco estaba detrás de ellos a pocos metros de distancia. – ¡Mira ahí lo tienes! – exclamó Robert algo sorprendido. Era increíble que el mencionado caballo se apareciera de repente justo delante de ellos. Sin embargo, algo en el interior del joven le decía que todo aquello no fue coincidencia. La muchacha estaba alegrísima por su encuentro con el caballo, entonces abrazó fuertemente a Robert y se montó en el caballo. Desde esa noche se hicieron muy amigos, pero eso solamente ocurrió en sus sueños, y además estaba el detalle de porque Jessica no reconoció a Robert en primer lugar. No obstante eso no le importo al joven enamorado, y gracias a esa “amistad imaginaria” él pudo conocer más sobre la vida de Jessica; también se dio cuenta de que no podía interactuar con ella todas las noches porque aunque el tiempo transcurre de forma diferente en el mundo de los sueños, Robert aun no tenía la capacidad de soportar tanto esfuerzo mental y psíquico cada noche, pues era muy agotador. Gracias a la información que obtuvo, Robert pudo acercarse en la vida real a Jessica y conocerla como siempre quiso. Jesica quedo muy sorprendida cuando para su cumpleaños el joven enamorado le regalo un peluche blanco en forma de caballo; ese gesto hizo posible que prácticamente la muchacha se diera cuenta de la existencia del joven. Poco después entablaron una linda y cariñosa amistad, paulatinamente Jessica se enamoró perdidamente de Robert. Cabe destacar que esta experiencia ayudó mucho al joven porque le mostró el poder que estaba latente en su interior. Robert a medida que crecía experimentaba con sus habilidades de forma eficiente, aunque siempre se encontraba con el dilema ético de si utilizar su habilidad para beneficio propio o para ayudar a las demás personas. Para ese entonces la mente del joven no era maliciosa, pero siempre había algo que lo hacía dudar y lo ponía a prueba. Como en cierta ocasión cuando un bravucón del colegio llamado Daniel intentaba humillarlo, pero ya Robert tenía más confianza en sí mismo así que no se dejaba atrapar por las provocaciones de un adolescente pretencioso y creído. En ese entonces el joven tenía más amigos y uno de sus hermanos estudiaba en el mismo colegio, así que como Daniel no le podía hacer daño a Robert entonces se ensañaba con sus amigos y a veces con su hermano Ender. Cuando Robert se dio cuenta de la humillación que sufrían sus amigos y su pequeño hermano decidió hacer algo que lo cambiaria todo. Hasta ahora Robert solo sabía meterse en los sueños de una persona para vigilar, investigar e interactuar con el subconsciente de la persona en cuestión, pero para lograr esto había que tener un vínculo sentimental con dicha persona. Y hasta ahora el joven solo se había valido de buenos sentimientos para utilizar su habilidad. Los sentimientos son manifestaciones que nacen en nuestro interior para darnos fuerzas o simplemente para hacernos caer, hay miles de sentimientos buenos y malos, ligados unos con otros, pero cuando se sabe de cuál sentimiento aferrarnos para fortalecernos y entender de lo que somos capaces de hacer como individuos, entonces seremos capaces de realizar cosas que antes no nos atrevíamos hacer. El amor activo el poder de Robert, pero el odio lo haría evolucionar. Robert sentía rabia e impotencia porque no sabía la razón de porque ese bravucón se ensañaba en contra de sus amigos y familiares. El odio le dio fuerzas y coraje para que decidiera hacer algo en contra de aquella injusticia. Entonces todas las noches se concentraba lo más que podía para entrar en los sueños del bravucón y tanta fue su insistencia y perseverancia que por fin una noche logro conseguir ingresar en los sueños de Daniel. Primero vigilo sus sueños, después intento sacarle información al subconsciente, pero no le pareció relevante la información conseguida, aunque a decir verdad si la podía utilizar en su contra pero lo que Robert quería era algo contundente, entonces ideo un plan y decidió asustarlo cada vez que podía. En sus sueños comenzó a perseguirlo con un cuchillo y una gran mascara blanca, aparecía y desaparecía delante de Daniel y cuando ya lo tenía acorralado y cerquita se quitaba la máscara dejando ver otra máscara aún más espantosa que la anterior. Robert aprendió a materializar objetos en el mundo onírico. Aun así esto solo ocurría en sueños y las amenazas que Daniel hacia a los suyos seguían día tras día; hasta que Robert le plantó cara al bravucón, aquello fue un escándalo del que todo el colegio se enteró. El enfrentamiento era inevitable, y cuando estuvo a punto de comenzar una pelea que prometía ser devastadora, Robert se arrodilló y de su morral saco una espantosa máscara y se la puso, entonces miro fijamente a Daniel, quien cambio de expresión súbitamente y sin decir nada salió corriendo despavorido y asustado dejando a nuestro amigo en medio de un gran circulo de personas que esperaban ver una gran contienda. Nadie entendió lo que paso. Robert sonreí satisfecho y con una cara maquiavélica. Todo parecía haber salido según lo planeado, la humillación que sufrió Daniel fue tan grande que más nunca intento hacer nada en contra de alguno de los amigos de Robert y mucho menos en contra de su hermano Ender. En ese momento Robert entendió sobre el alcance que podría tener su habilidad en el mundo que lo rodeaba, pero más aún en el mundo de los sueños, ese mundo onírico infinito que parecía estar a su total disposición. Ese fue el primer gran logro que dio paso al nacimiento del Señor de las Pesadillas, el Usurpador de Sueños.
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