INTEGRACIN
Publicado en Aug 21, 2017
Un día antes de escuchar un discurso político de Angela Merkel, fui a dar un paseo con mi esposa al lado de un río que se encuentra cercano al aeropuerto de Bremen. En una orilla observamos desperdicios de varias televisiones. Mi esposa comentó que se parecía al Río del Camarón. Yo le dije que era una exagerada, pensando, cuando estoy en Acapulco, en la pestilencia de los vapores que huelo del arroyo en donde de niño nadaba y pescaba camarones que desaparecieron cuando las aguas negras de los drenajes desembocaron en él y, además, la gente lo empezó a llenar de basura y animales muertos. Luego de media hora de caminata, regresamos por el mismo camino en donde nos encontramos con una pareja de alemanes que estaban tomando fotos de lo que llamaron un crimen ecológico. Al alejarnos algunos metros de ellos, escuchamos que le echaban la culpa a los polacos o yugoslavos. Mi esposa y yo intercambiamos miradas, pues media hora atrás yo le había dado la razón que, probablemente, los culpables de haber tirado al agua los aparatos electrónicos, eran extranjeros. Sin embargo, los defendí diciéndole que también, probablemente, no conocían que había en la ciudad basureros de reciclado. Llegando a casa mi esposa se puso a leer el programa de un evento internacional cultural que se realiza cada cinco años, mientras yo me puse a repasar el pro y contras de la política exterior de la Canciller alemana. Al otro día, mi mujer se levantó muy temprano para ir a recorrer las exposiciones presentadas en la “Dokumenta” cuyos temas eran: colonización, inmigración, esclavitud, nazismo y cambio climático, mientras yo me quedé un par de horas dormido. Luego de desayunar, me puse a hacer el quehacer, naturalmente, tirando la basura en sus respectivos botes: el gris para la basura no reciclable, el café para el desperdicio ecológico, el amarillo para plásticos, el papel lo puse en un cartón y el vidrio fui a tirarlo a unos contenedores. Cuando regresé, seguí leyendo sobre la política de integración de los inmigrantes en Alemania con la que muchos alemanes no están de acuerdo y, seguramente, me encontré con algunos de ellos en el camión que me llevaría a la plaza que se fue llenando de simpatizantes del CDU, algunos extranjeros y un pequeño grupo que traían unas pancartas que le decían loca y gorda a la que seguirá, con toda seguridad, otros cuatro años siendo una de las mujeres más influyente en este mundo globalizado. De repente, una chica de tez morena llegó pidiendo permiso y se nos puso enfrente, luego de que una pareja alemana junto conmigo esperamos un largo tiempo a “Frau Merkel” con nuestros zapatos y pantalones mojados atrás de una barrera de metal y vigilados desde los edificios por unos francotiradores. Lo que yo estaba pensando, la chica rubia de ojos azules con una voz firme lo dijo: “tienes que ir atrás, pues nosotros hemos estado aquí desde hace una hora y media”. La inmigrante de cabello negro y su vestido completamente seco, le contestó que no se iba a mover y además iba llamar a la policía debido a su comentario racista de enviarla atrás en un lugar público, mientras me lanzaba una miraba como pidiendo solidaridad de otro extranjero. Sin embargo, no la pude defender, pues, en mi opinión, no tenía razón. Además, la supuesta racista que reclamaba un derecho de convivencia, minutos antes, me había invitado a cobijarme debajo de su paraguas en donde ella, su acompañante y yo esperamos bien juntitos durante una lluvia torrencial la llegada de la que en los inicios de su carrera política le llevaba café a Helmut Kohl…Lo bueno, de lo bueno es que Trump no gobierna Alemania de los contrario la gente me observaría como un mexicano criminal, aunque, también, algunos alemanes me observan con atención porque parezco moro…
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juan carlos reyes cruz
Por ahora sólo deja que me refiera a esta reflexión que nos entregas para que evaluemos con acertada conciencia cómo existen en este mundo parásitos que invaden las obras de los gestores de la auténtica progresión y utilizan a su favor los nefastos derechos que no ha logrado dar claridad la misma humanidad.
Te felicito, amigo, por ser valiente y claro para ubicarte donde solo un hombre verdadero sabe ponerse.
Carlos Campos Serna