Lunes
Publicado en Aug 21, 2017
Era la inconfundible ansiedad
de desear que fuera viernes y que se hicieran las nueve. O, por qué no, que fuera lunes y el reloj diera puntual las doce. Ley fija, permanente e inmutable. Su presencia hacía relampagueos en mi mente distraída para alertar a mi cuerpo de que se avecinaría la terrible tormenta de pensamientos y, luego, la tranquilidad paralizante que me llevaría a rememorar, incontables veces, nuestras charlas nuestros puntos y comas, nuestras voces, nuestras miradas, la posición de nuestros cuerpos en ese espacio tan grande, tan distante, tan poblado, tan desconcertante ...tan todo... tan insuficiente. Pero allí va otra vez, aparento indiferencia al respecto, la seriedad profesional. Al fin y al cabo, no falta mucho para el lunes y que todo se vuelva a repetir.
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