Las uñas
Publicado en Aug 29, 2017
Prev
Next
Por Roberto Gutiérrez Alcalá
 
Pasaba por uno de esos periodos en los cuales resulta poco menos que imposible llevar a cabo la más insignificante tarea. Fue así como dejó de bañarse, cambiarse de ropa, alimentarse correctamente, incluso salir de casa. Permanecía acostado en su cama, hojeando algún libro tomado al azar del librero o el periódico de hacía tres semanas, rumiando toda clase de pensamientos deshilvanados, dormitando a ratos, soñando sueños en los que todo era oscuro y confuso, como su vida.
El cabello entrecano, la barba y el bigote ya le habían crecido más de lo habitual. Y las uñas, tanto de los dedos de las manos como de los pies. Su apariencia era la de un pordiosero o la de un náufrago perdido en una isla remota. Apenas se reconocía a sí mismo cuando, de pie frente al espejo del baño, miraba su rostro desaliñado y enjuto antes de agacharse, abrir la llave del lavabo y sorber un poco de agua. Al anochecer deambulaba por el pasillo como un fantasma, con la mente obnubilada y el cuerpo debilitado por la falta de alimento. Hacia la medianoche regresaba a su cuarto y dormía hasta el amanecer como si ya estuviera muerto.
El polvo cubrió los muebles, los vidrios de las ventanas, cada rincón de la casa, y un olor a materia en descomposición invadió el aire. Una mañana, cuando abrió los ojos a la penumbra de su cuarto, sintió un ligerísimo movimiento en la cama, como si algo ajeno a él se desplazara sigilosamente entre las sábanas y las cobijas. Se destapó con brusquedad, pero no vio nada. En cambio, sí notó que las uñas de sus manos habían alcanzado una longitud y un grosor desmesurados, tanto que semejaban las garras de un animal salvaje. No le dio ninguna importancia al asunto y se incorporó para ir al baño a tomar agua. Sin embargo, al poner los pies en el piso, experimentó un dolor agudísimo, se tambaleó y cayó cual largo era.
Con sus manos-garras se hizo a un lado las greñas que le tapaban los ojos, dirigió la mirada hacia sus pies y se percató de que también las uñas de éstos eran largas y gruesas, y de que estaban muy curvadas hacia adentro, de tal modo que, al levantarse para caminar, se le habían encajado en las plantas. Con enormes esfuerzos se arrastró hasta el baño. Luego se hincó sobre el lavabo, abrió la llave, tomó agua y volvió a su cama. A partir de entonces ya no pudo deambular por la casa ni asir ningún objeto. Las uñas se lo impedían: minuto tras minuto, hora tras hora, día tras día crecían como si hubieran adquirido vida y voluntad propias.
Una tarde lluviosa, como un pequeño ejército de víboras voraces, las uñas empezaron a reptar, cada vez con mayor rapidez, alrededor de sus muñecas y sus tobillos, los rodearon como esposas y se introdujeron en ambos extremos del colchón. Tendido boca arriba, con los brazos inmovilizados a los costados y las piernas totalmente estiradas, ahora parecía un hombre a punto de ser torturado, con los ojos muy abiertos por la incredulidad y la desesperación.
Pronto perdió, casi de manera permanente, la conciencia, y en los breves lapsos en que la recobraba, oía con inaudita claridad cómo las uñas se iban abriendo camino entre las entrañas del colchón, igual que las raíces de un árbol endemoniado.
Entre delirios, accesos de tos y espasmos ocasionados por la sed y el hambre, una madrugada percibió el roce de las uñas en su cuello. El terror lo paralizó. Quiso gritar, pero tan sólo logró emitir un sombrío quejido. Un momento después, en un acto instintivo, recurrió a su última reserva de energía para tratar de zafar sus manos y pies de aquellos gruesos grilletes de células muertas que los aprisionaban. Al convencerse de que sus intentos eran inútiles, deseó que la muerte llegara cuanto antes.
Las uñas seguían ganando terreno en su cuello. Cuando se hubieron cerrado sobre él, comenzaron a estrangularlo lenta pero inexorablemente. Un crujido de vértebras rotas crepitó en medio del denso silencio del cuarto, mientras la boca del hombre se retorcía en una mueca grotesca y desolada.
Página 1 / 1
Foto del autor Roberto Gutiérrez Alcalá
Textos Publicados: 142
Miembro desde: Jun 08, 2009
0 Comentarios 447 Lecturas Favorito 0 veces
Descripción

Palabras Clave: fantasma víboras colchón incredulidad desesperación árbol endemoniado

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Ficción



Comentarios (0)add comment
menos espacio | mas espacio

Para comentar debes estar registrado. Hazte miembro de Textale si no tienes una cuenta creada aun.

busy