Lnea directa
Publicado en Sep 01, 2017
Por Roberto Gutiérrez Alcalá
Un día, misteriosamente, apareció publicado en todos los periódicos y revistas de los cinco continentes –así como en infinidad de sitios de internet- un pequeño anuncio en el que se daba a conocer el número telefónico de “una novedosa y exclusiva línea directa con Dios. Márcalo. No te arrepentirás”. Al principio, como era de esperarse, la gran mayoría de la gente no lo tomó en serio. Sin embargo, con el paso de los días, de las semanas, de los meses... se fue corriendo cada vez más la voz de que aquella línea era realmente efectiva en cuanto a obtener consuelo y fortaleza para los sufrimientos y las aflicciones de cada quien. Luego de dos o tres timbrazos, los millones de personas de distintas razas, religiones y nacionalidades que hablaban a diario –y a todas horas- a ese número, oían una voz sibilante e hipnótica que con inconcebible dulzura les transmitía el siguiente mensaje: “Dios –el Gran Creador, el Único, el Bueno...- está ocupado ahora, atendiendo otra llamada. Deja tu nombre y tu número telefónico, pues en cualquier momento Él podría ponerse en contacto contigo para atenderte como te mereces...” De El corrector de estilo
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