Vuelvo a mis letras solitarias y constantes.
Vuelvo al país blanco que es todo mi dominio.
Amanezco en mi cama hoy agradecido
Y suelto mis manos en la página agradable.
Regresa el vaho en que se mueve mi bazo
y mis migrañas vistosas y molestas.
Mi brazo vuelve a ser firmeza etrúsca
y firmo oficialmente mi recomienzo.
Luego de mis ardores arbitrarios
y de haber cohabitado con las sombras.
Me reporto a mis origenes silentes
a la entalladura de mi fija convicción.
Recojo mis residuos en pañuelos pulidos
y los dejo a las orillas minerales del furor.
Me alejo de las amplias melenas rozagantes
y de las mujeres sexuales y sus finas copas.
Quiero que mi matrimonio se desplome solo
y no por influencia de la líbido.
Quiero mi vida de nuevo sin altibajos
y no perdurar en dudas ni ante ellas.
Vuelvo a la buhardilla de mi vida austera
a apretujarme en mis entrañas arenosas.
Me fascina volver a mis céntricos bastiones
y renovar mi conciencia en un fresco bautismo.
Sólo yo y mi corazón desamparado
sin miedo a la agenda y a la deshora.
En un islote rodeado de consonantes
decenas de espejos me repiten y descubren.
Hoy he regresado a mi conciencia
y dejado los espejismos del presente.
Sólo me queda trabajar y trabajar
para pagar mi techo y mis urgencias.