Del señor se han escrito   /  Versos y estrofas llanas, 
Siendo del alma los sueños  /   Y parábolas cantadas.
Dulce la esperanza es del destino  /   De cuyo verso se escapa,
De las manos del recuerdo  /   Y de la muerte, la aplacada.
 
Quebradiza es la senda del olvido  /   Y su recorrido, apiñado.
Y del hombre que ha disuelto  /   Su memoria del pasado,
Su mundo le ha concebido  /   En el deber iniciado,
Otras veces y aun discreto  /   La arena en ruego desahuciado.
 
La historia ha decidido  /   del hombre, su sueño presente,
Que ausente del dios muerto  /   ha conocido el no yacente.
Quien culto rinde sin aviso  /   Le persigue la falsa suerte.
Fuerte mas puede el tuerto  /   Que la visiòn del incidente.
 
Donde canta mi poema, amigo  /   Se escapa del creyente lo falso.
Canto rogando del pensamiento  /   Cordura de mi paso cansado.
Voy viejo, cual sabio he visto  /  De Extremadura, estos años:
Mujeres y hombres cual sinceros  /   Palabra y obra ufanos.
 
Envejece este cuerpo dormido  /   Como ave renuente y bañada,
Del rio confundido y sereno  /   Del osado evoco perenne,
Que miente como el buen vecino  /   Tocando el cenit entre montañas;
Y donde verso a verso  /   Se guardaràn no poco mis dolientes.
 
Luis J. Cabrè!