Poner puertas a los sueos
Publicado en Dec 25, 2017
Te domino, te engaño, te distraigo, te lo repito. Me gano.
Me dominas, me engañas, me distraes, me lo repites. Me ganas. Sólo tienes que buscar tu momento. Sabes cuál es. Y con tus reglas, sin mí, tu victoria es devastadora, monumental. ¡Quién pudiera poner puertas a los sueños! A la luz del día o de una bombilla incandescente sé lucharte, sé vencerte… también sé perder, pero lucho. Llegada la noche las normas cambian, ahí te mueves libre, juegas conmigo, con mis pensamientos, con mis fantasías, con mis miedos, conmigo… aparece lo que no quiero ver, aunque tú sabes que sí, aparece lo que me da miedo de la forma más cruel y visceral. Mensajes que tratan de proyectarse en la luz que no generan sombras, no al menos más que unos instantes. Son sólo sombras en la sombra que viven en la oscuridad de la noche, detrás de los inocentes sueños. Y te haces más fuerte, y rompes reglas que nunca antes habías roto; nunca mataste en la sombra, nunca besaste en la sombra, nunca hiciste daño en la sombra… y me enseñas cómo mato, me enseñas cómo beso y soy besado, me enseñas que puedo hacer daño, ser cruel, que también puedo ser egoísta. Cómo poner puertas a mis sueños… El sol está bajando; las sombras se arrastran de nuevo. Hoy no habrá batalla, sólo una derrota que es a la vez victoria. Ganarse es perderse. |
juan carlos reyes cruz
Pero hay pasta y debes destinarla.
JCRC.
Horizonte cero
Es la primera vez que escribo algo...
juan carlos reyes cruz
Lo he leído nuevamente y esta vez con esmerado intento y, créeme, debo cambiar mi entendimiento.
No sé si antes estuve demasiado cansado y con pocas fuerzas para alcanzar el trasfondo de encanto que contiene la melodía existente en tu texto. Hoy día, con el alma mucho más fresca, he captado mejor tus verbos y comprendo que con ellos deseas manifestar la disonancia producida entre ambos actores frente a sus sentimientos y entregas, y cómo podría ponerse a ello remedio, pero concluyendo que la pretensión es solo un sueño, es mejor poner a éste una puerta para controlar su anhelo.
Es preciso que me incline y te diga: ¡PERDÖN!