Involucrada amistad
Publicado en Jan 04, 2018
Ha comenzado ya un nuevo año. Lo llamamos año 2018 después de Jesucristo y, de alguna manera, todos nos motivamos para desear que las cosas sean mejores que las del año pasado. De alguna manera todos tenemos unos cuántos momentos, celebrando la llegada del Año Nuevo, en el que nos sentimos con ganas de involucrarnos en nuevas perspectivas de futuro. Y aquí nos tropezamos, de repente, con el verbo involucrar. Es este un verbo transitivo que se define como hacer participar a una persona en un asunto, comprometiéndola o hablando de ella como necesidad. De repente nos entran deseos de encontrarnos con alguien a quien confiar nuestros afanes más profundos; esas ideas que nos bullen dentro de nuestros pensamientos y que necesitamos compartirlas con otros seres humanos que puedan correspondernos en forma de amistad.
La vida se ha convertido en una vorágine de inaplazables premuras. Un transitar de aspiraciones individuales y colectivas que nos llenan de afanes permanentes (a veces hasta esperpénticos) donde proyectar nuestros anhelos y la ineludible necesidad (muchas veces creada de manera aritificiosa y no precisamente natural) de apresar oportunidades. Y todos corremos como locos con la voluntad de superar obstáculos. En este maratón en que se ha convertido la vida es muy importante y necesario para nuestra salud darnos pausas para vivir y valorar adecuadamente el mundo de nuestras relaciones interpersonales. Es ese entorno de los amigos y las amigas. Un vino añejo que nació en una caverna de la prehistoria (a la luz de un fuego ardiente) y que sigue su existencia a través de miles de años. Me emociona recordar a los amigos y las amigas de la infancia y la juventud y me emociona vivir la amistad en mi vida presente… porque la amistad es tan importante para nuestra felicidad personal que hasta leo un pensamiento de Antonio Gala donde el escritor dice: ¨El amor es una relación de amistad con algunos momentos de erotismo”. Yo siempre persigo lo que un día expresé abiertamente: “El compañerismo se busca, la amistad se encuentra y el amor nos sorprende pero ninguno de estos tres sentimientos se debe mendigar”. De ahí entresaco que, en lo referente a la amistad, que no se mendiga sino que se encuentra y se enlaza en nuestro sentimiento de forma natural, es importantísimo que nunca, bajo ningún concepto, la rompamos. Es como el vino. Cuánto más añejo mejor sabor deja en nuestro ánimo. Sin la amistad nos volveríamos locos de tristeza y sería imposible sentir el compañerismo y el amor. Pero hay amigos que se van. Y entre ellos alguno o alguna que suponía una involucración muy poderosa con nosotros mismos. Y de repente sentimos que extrañamos. Te extraño es siempre lo que queda de un te quiero que vuelve a resurgir en nuestra conciencia. Es verdad. El tiempo se repite aunque lo formulemos de manera diferente a la del pasado pero extrañar una amistad es mucho más que recordar. ¿Declaración de principios o confesión de finales? Se puede entender de las dos maneras. Empezar por reconocer los errores es empezar a reconocer las virtudes. A punto de cambiar el mundo. Sí. En esa manera de involucrarnos con el universo de nuestros deseos podemos realizarnos en plenitud o, al menos, luchar con entusiasmo para vencer a la desidia. No abandonemos jamás hasta que la vida nos sirva para mucho más que anclarnos en un inmovilismo fatal. Por eso necesitamos amistades que puedan intercambiar con nosotros las realidades que queremos transformar. Feliz Año 2018.
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Jos Orero De Julin
luis jos
Luisjo.