BU, BU, TA, TABÚ

En este año del 2, 223 los avances en cirugía plástica nos han llevado a que el rostro y el cuerpo sean modificados a placer ilimitado. La calle está llena de hombres lobo, vampiros, lagartos, gente con garras, con alas, con cuernos, con miembros, con ojos extras…
Es una verdadera rareza ver “NATURALES”, es decir, gente que no se ha metido cuchillo. Resulta imposible distinguir las características originales: mujeres de hombres, ancianos de jóvenes, diferencias raciales y deformaciones de nacimiento. Es delito y discriminación preguntar la condición original del nacimiento de cualquier persona. El registro de las operaciones transformadoras es de conocimiento exclusivo de la clínica responsable y de las personas interesadas. 
Tengo 103 años, ya no soy joven, pero aún estoy diez años por debajo de la esperanza de vida en mi país. En la eterna competencia para adoptar formas atrevidas que me distingan del resto, tuve una idea excepcional. Cuando se la comenté al Cirujano Gutiérrez, sus orejas de lobo no pudieron ocultar su sorpresa, pues jamás había escuchado de un cambio tan radical. Le emocionaba el reto de hacer de mí, exactamente, un bebé de meses de edad, con todas sus virtudes y defectos. 
Más de un año tardamos en tener todo listo para la operación, pues tuvimos que esperar a que el cuerpo donante creciera en el mercado de clones. Cada mes visitaba a ese hermoso cuerpecito con hidrocefalia, para checar su hermoso desarrollo. 
En cuanto mi decisión se hizo pública, muchas personas desearon adoptarme, pues debido al estricto control natal, basado en la esterilización química obligatoria, pocas mujeres pueden concebir y hay muy pocos bebés disponibles. De diez años para acá, sólo las mujeres ricas y ganadoras del selecto proceso de repoblación pueden lograr ser madres, así que ya pueden imaginar que fui el primero pero seguro no seré el último.
Con el fin de librarme de los descomunales costos de las operaciones, propuse a una productora hacer un reallity donde yo sería el protagonista. Se llamó: “EL HOGAR: ¡LA FAMILIA HUMANA ORIGINAL!” 
Durante el reallity, los actores, mi padre, mi madre y yo tuvimos apariencia humanos y actuamos como una familia del siglo XXI. Cuidamos todos los detalles para recrear una familia del pasado. Incluso emulamos una boda de una de esas religiones que existían.
Cuando empecé a prepararme para el papel, ese comportamiento arcaico me pareció ridículo, pero la idea de tener a alguien dispuesto a cuidarme y amarme como un bebé con toda fidelidad, hacía que todo valiera la pena.
Tras la operación, pasé unos dos meses encerrado en el hospital, pues fue necesario mucho tiempo de recuperación y terapia. Al ver el resultado me llené de felicidad: ¡era un bebé!
Al llegar a la casa del programa, la sola presentación de mi rostro elevó mucho los raitings. Mientras nos entrevistaban, mi hermosa madre me cargaba y sus senos contra mi cuerpo me excitaban, aunque mi cuerpo no reaccionara.
Una mañana que yacía junto mi mamá dormida, puse una de mis manitas, discretamente, en uno de sus pechos. Lo froté, pellizque y lamí, mientras me hacía el dormido. Mas la curiosidad me ganó y abrí un ojo: ¡vi como ella cerró inmediatamente los suyos!
A partir de esa experiencia fui más arriesgado… Durante uno de tantos juegos “discretos”, mi boquita, que jadeaba frente a la suya, recibió un delicioso beso, donde mi lengüita fría y delgada saboreaba su inmensa boca.
Un día Papá-Shsh descubrió nuestra aventura. Tal vez se metió mucho en el personaje o tal vez sí enloqueció mas intentó golpearme, pero los guardias del programa entraron a la casa para someterlo. Ese capítulo fue un éxito. El programa resultó ser un transgresor que atacó fibras que creíamos casi perdidas; resultó un revulsivo emocional en una época donde casi todo es reemplazable y falso.
A partir de ese momento, el éxito del programa se enfocó en mi romance con mamá, y en la tragicomedia del papá, que sufría y buscaba nuevas formas de venganza. 
Un día, mamá me confesó su verdadera identidad. Me dijo que nació en Jalapa, en 2,190, y que la registraron como Saúl Gutiérrez. Entonces le respondí algo que cayó como un balde de agua fría a todos: ¡Mi nombre es Saúl Gutiérrez, y tuve un hijo en Jalapa en la misma fecha!
No estoy seguro de que mi mamá-amante sea mi hijo, pero ante dicha posibilidad, los televidentes quedaron fascinados. Según las encuestas, llegamos al momento cumbre del triunfo del amor sobre los tabús.
Desgraciadamente, Papá-Shsh no pudo más y renunció al programa. Los raitings bajaron y pocos meses después de su salida cancelaron el exitoso show. Desde entonces, nunca he vuelto a ver a mamá-Zerg. Ni siquiera una forma de contactarla me dejó. 
Ahora vivo en este cuarto de cristal, donde la gente viene a darle cariño y cuidar a este bebé eterno. Todos los humanos-bestias se toman fotos, me cargan y me dicen que me quieren. Lo único malo son las noches, cuando me quedo solo y apagan las luces del zoológico.