NIÑO INTERNO
Publicado en Jan 23, 2018
NIÑO INTERNO Señor, me asusté con aquellas golpizas, con esas humillaciones. Escapé dejándole solo. Empezó a clamar mi regreso gritando sueños frustrados: “¡¿Por qué no estuviste para que juntos disfrutáramos por la ciencia, por el arte, por nuestro cuerpo y por nuestra mente?!... ¡¿para que no huyéramos aterrados de los cariños y de los abrazos?!” Con la edad se ha fortalecido, por lo que ya tengo mente y cuerpo donde guarecerme. Sí, yo soy el niño interno que en su madurez ha regresado. Ahora le llaman inmaduro por aprender nuevos oficios, por esforzarse por descubrir sus talentos a su edad, intentar nuevos deportes, por tener nuevas amistades 20 años menos que Usted. Le llaman ridículo, cuando ambos libramos por fin la lucha más justa de esta vida: ¡LA REALIZACIÓN DE NUESTROS SUEÑOS! ¡En su inmadurez, cuánto me reclamó por no ser valiente?… hoy me ha aceptado como soy: ¡vulnerable para enfrentarnos al mundo a corazón abierto¡, ¡inocente para que gocemos sin lastimar!, ¡curioso para que aprendamos cada día! No le pido perdón, pues Usted también me lo debería… Sólo le pido que ya no me suelte de la mano y que ante cada victoria ambos nos agradezcamos.
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