Nuestro amor es un poema.
Publicado en Jan 29, 2018
Nuestra historia es un poema.
Por supuesto que existen muchas palabras con mérito para llegar a definir lo que tú eres, aunque en ciertas oportunidades no sean lo amplias y suficiente para hacerte una justicia verdadera. Bella, hermosa, digna, tierna, fiel, compañera, dulce, sabrosa, placentera, incondicional e irresistible como ninguna. Nos vimos por vez primera siendo jóvenes en la escuela y ya entonces me atrapó tu encanto y te hice mi quimera. Paseos inocentes tomados de la mano y posteriormente besos ardientes en los rincones obscuros del parque. Nos hicimos uno del otro imprescindibles y no solo caminamos unidos en los sentimientos, sino, también, en los proyectos; terminamos nuestras carreras el mismo año; tú medicina y yo ingeniero y una vez que recibimos los primeros dineros, con los ojos cerrados, sin meditarlo siquiera, dimos nuestros sí ante la oficial, junto a unos pocos amigos y la parentela. Ilusionados iniciamos la familia. Hemos unificado nuestros corazones en uno solo por una vida entera y dichosamente las circunstancias se han perfilado con tal fluidez, que más que rutina, se han convertido en un perfecto sueño. Vivimos cada día de manera intensa, preocupados de los detalles, como por ejemplo, que el calor de tus besos me siga quemando la boca como antes y que me apure el torrente en mis venas y me siga despertando al macho en celo que vive en el interior de mi fuero. No hay entre nosotros mentiras; siempre te creo y tú a mí también me crees. Te busco, me buscas… Me encuentras y yo siempre te encuentro. Me gustas y te gusto. Al final ambos sin vacilar nos agradamos y tenemos sexo desenfrenado y enamorado. Y luego de tus orgasmos agraciados y de los míos, cuando extenuado miro tus ojitos sonrientes, acaricio tus cabellos con dulzura y tú rosas mi mejilla con tu mano. El amor que expresan tus caricias suaves y reposadas me envuelven por encima de espacios estrellados y me sumen en un vergel para dormirme distendido y muy despreocupado. Crías a los niños con esmero, pulcra, como madre inmaculada, atenta y esforzada, cariñosa y preocupada… Elegantemente arreglada, porque cada mañana, luego de despacharles al colegio habrás de irte a tu trabajo muy bien presentada. Eres ágil y capaz. No descuidas detalles, ni menos tu mejor sonrisa para mirarme a los ojos luego de beber nuestros cafés del desayuno, despedirnos y caminar hacia el autobús. En verdad no siempre, pero la mayoría de las veces, el besito de hasta pronto nos atrapa embelesados y dejamos soltar las riendas de la pasión para que nuestras manos exploren algunas partes, las de sensibilidades… Generalmente eres tú quién me detiene con argumentos dulces y convincentes, tus mejillas sonrojadas y tus ojitos muy brillantes. “Dejemos algo para mi amante”, dices bromeando mientras acomodas tu ropaje que he dejado en completo desorden. Te esfumas un rato y sin evitarlo, ya te extraño. Un par de veces en el día nos llamamos. Si no eres tú, soy yo: “¿Cómo estás? ¿Cómo ha ido el día?” Solo tonteras, pero para nosotros esenciales. Es así nuestra maravillosa rutina. Pasan los días y nuestro amor es inalterable. Los hijos han crecido velozmente y ya se valen por si solos , pero tu propia velocidad no se ha disminuido para nada; eres cual un torbellino circulando por la casa cuando llegas avanzada la tarde, limpiando, ordenando, cocinando, dejando tras tuyo, aparte de tu característica y deliciosa fragancia, una estela de perfecciones y deseos de buena suerte para mañana… Eres como una loquilla atolondrada. Pero sé, sin ninguna duda, que cada cosa la haces dichosa, que disfrutas con tus roles y acabas dándonos sin falta, a cada uno de nosotros, la dosis de tu amor inmenso; para los hijos, un beso en la frente y unas monedas sobre el velador para mañana. Después de apagar las últimas luces y venirte a la cama, te acurrucas a mi lado agotada, pero antes de cerrar tus ojitos, jugueteas con mis partes y murmuras con mucha gracia: “El amante hoy me ha dejado con las ganas. ¿Tienes un poquito de algo para calmarlas?” Cuatro de cada cinco te quedas dormida en el intento mientras yo quedo mirando fascinado tu carita de ángel con los ojitos cerrados. ¡Eres adorable! En tus bellas notas manuscritas que muchas veces acostumbras a dejarme subrepticiamente sobre la mesita de noche, o descuidadamente en los brazos del sofá, luego del mensaje sobre el perro, o acaso el gas, rematas las líneas con notoria ternura, agregándome que te agrada mucho quererme porque mi amor te llena siempre y que en ese momento ya me extrañas. Ahora yo te pregunto en esta historia: ¿Alguna vez has pensado que sea posible no amarte? JCRC.
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luis jos
Luisjo.
juan carlos reyes cruz
Entiendo que vinculas esos sentimientos con los que intento demostrar en mi texto, amor intenso e incondicional que se ofrece a una mujer cuando ésta se lo ha ganado merecidamente.
Qué orgullo me has hecho sentir, Luis José, cuando me vinculas con ese fantástico gigante de la canción universal.
¡Gracias!
Lucy Reyes
Cordial saludo.
juan carlos reyes cruz
Tiernos besos para una buena amiga.
Mara Vallejo D.-
Han tocado tus letras mis recuerdos y oh por Dios nostalgia!!!
Buenas tus letras, amigo mío.
Abrazos
juan carlos reyes cruz
Al ir gestando estas letras, de alguna manera también pensaba en ti, María.
Besos.