LAS HUMILLACIONES DE LA RAE
RAE: “¡Eh… putoooo!”

La FIFA ha decidido sancionar el grito que los fanáticos de fútbol mexicano hacen justo antes de que despeje el portero contrario a la porra. Con el objetivo de asustarlo, más que de insultarlo, el grito “¡eh, puto!” pone en jaque a los intereses de administrativos y deportistas por igual, justo antes de la contienda mundialista.
Mas este ensayo no trata de futbol, sino del absurdo, dañino e innecesario principio que tiene la Real Academia de la Lengua Española (RAE) para establecer y añadir definiciones a su diccionario.
El PLENO DE LOS ACADÉMICOS DE LA RAE, apoyado por diferentes comisiones, hace un gran trabajo para adicionar, suprimir o enmendar conceptos. Sin embargo, por la diversidad, por la presencia global y por el dinamismo evolutivo que caracterizan al español, hay una gran complejidad para acordar la inclusión de reformas conceptuales.
Entre los factores que inciden en la definición o reforma de una palabra en el Diccionario de la RAE descuellan: área temática (música, ciencia…), características gramaticales, procedencia (extranjerismos, revisión de etimología…), área geográfica, etcétera.
Un criterio clave que no es considerado por la RAE para lexicalizar una palabra es el contenido filosófico del lenguaje. Todo hombre y mujer que ame el lenguaje sabe que en cada palabra, en la sintaxis, en la gramática, en la etimología hay una fuerza filosófica inherente que espera ser descubierta. Después de todo, la filosofía es el quehacer por excelencia en la búsqueda de VALORES. ¿Qué es el amor?, ¿qué es el poder?, ¿qué es el bien?, son preguntas que nacen de la necesidad del ser humano por valorar la existencia misma.
Por otro lado, de la propia definición de la RAE, que a continuación anexo, podemos entender que no incluir un carácter filosófico en los criterios lexicalizadores es contradecir la propia definición de filosofía de la RAE.
Filosofía según la RAE.- “Conjunto de saberes que busca establecer, de manera racional, los principios más generales que organizan y orientan el conocimiento de la realidad, así como el sentido del obrar humano.”
¿Qué valores está persiguiendo la RAE? Si la mayoría de homófobos equipara a los homosexuales con prostitutos, ¿merecen que su distorsionada y perversa visión defina los conceptos del diccionario que todos usamos? ¿Acaso si en el futuro un numeroso grupo de hispanoparlantes llama a los holgazanes como mexicanos, la RAE definirá a los mexicanos como holgazanes?
Por otro lado, según el diccionario de la RAE, ser PUTO es ser homosexual, pero ser PUTA no es ser lesbiana.
El español expresa géneros en sustantivos, adjetivos, artículos, pronombres, sin intenciones machistas ni feministas, sino para establecer una necesaria concordancia gramatical. Desde el punto de vista semántico existe el género inambiguo (siempre igual: agua); común (que su artículo no concuerda con la terminación de la palabra: el violinista); epiceno (tienen el mismo género para los dos sexos: rata); ambiguo (el de algunos sustantivos que admiten indistintamente el artículo masculino o femenino : el mar, la mar).
Como podemos ver, no existe en el español la imposición de conceptos por un orden discriminatorio entre femenino y masculino; cosa que la RAE hizo al momento de imponer la definición de HOMOSEXUAL a la de un PUTO y no hacerlo con la de una PUTA. Puto y puta son trabajadores de la prostitución, nada más, y no deben ser etiquetados con prejuicios, ofensas o humillaciones… mucho menos provenientes de la Real Academia Española.
Como ven, un criterio filosófico en su análisis moral es posible y necesario dentro de la construcción léxica del español. Es una discusión difícil y polémica, mas no por ello debemos negar que el lenguaje y la filosofía son inseparables.