31/01/2018

Stephen Hawking: "Las computadoras pueden, en teoría, emular la inteligencia humana e incluso excederla. La creación exitosa de una IA efectiva podría ser el evento más grande en la historia de nuestra civilización... o el peor. Simplemente no lo sabemos. No podemos saber si seremos infinitamente asistidos por la IA, o si seremos ignorados y marginados, o posiblemente destruidos por ella".


La ciencia de la administración empresarial evoluciona a la par de las tecnologías productivas e informáticas. Desgraciadamente, la práctica empresarial y el marco regulatorio no pueden ir siempre a la velocidad que exige el mundo virtual y la teoría académica, ya que sufren de limitaciones inherentes a la naturaleza, a la cultura, a las circunstancias políticas y económicas.
Recordemos la gran crisis ocasionada por la Burbuja Puntocom (1997-2001). Con el novedoso uso de las tecnologías informáticas y de telecomunicaciones, la ambición del hombre fracasó en su primer intento por controlar el rápido crecimiento de un mercado global operado en tiempo real. Los inversionistas en su momento tomaron decisiones según los “informes” de empresas que desconocían y a cientos de kilómetros, lo cual propició costosos engaños y retrasos. La crisis hipotecaria del 2008, la mayor después de la Segunda Guerra Mundial, tuvo como una de sus causas la automatización del mercado de valores y su consecuente y desastrosa valoración de riesgos.
Un gran logro para minimizar este desfase entre la gestión empresarial, el control del Estado y el uso de tecnologías informáticas lo tuvimos el pasado 5 de diciembre del 2017, cuando el Senado mexicano aprobó la Ley de Tecnología Financiera “FinTech”. Aunque desde 2009 el comercio electrónico mexicano ya manejaba 24.5 mil millones de pesos, a la fecha no contábamos con un marco regulatorio. Un logro que debemos celebrar, pero considerar que nuestras leyes aún llevan años de retraso, respecto a los avances tecnológicos.
El uso de nuevos instrumentos tecnológicos en el sistema financiero no sólo trae ventajas para el sector, sino también riesgos en caso de una crisis financiera. Cada vez más el mercado financiero utiliza la inteligencia artificial y el aprendizaje automático. En poco tiempo, todo el oscuro e impredecible rumbo de la especulación que rige a la economía global quedará sujeto a los oráculos de super máquinas que sólo un puñado de empresas conocen y proveen. Los países tercermundistas debemos atender esta situación, antes de que metamos caballos de Troya a mandar en nuestras finanzas.
Las empresas que ofrecen los servicios de inteligencia artificial y de aprendizaje automático en servicios financieros aún no están contempladas en nuestro marco regulatorio, por lo que se encuentran al margen de las supervisiones del sistema financiero.
En los años próximos, todas las aplicaciones y servicios incorporarán inteligencia artificial y cambiarán por completo la naturaleza del trabajo y la estructura de las oficina. Este año 2018 los procesos automatizados de este tipo cobrarán mayor fuerza. Aunque no lo percibamos, la inteligencia artificial estará en todos lados.
El blockchain es un avance informático indispensable para la nueva generación de bases de datos. Instituciones financieras, criptomonedas, distribución de contenido, áreas de salud y suministro tendrán avances significativos este año, en cuanto a la protección de datos. Sin duda el gran avance de este año será en cuanto la realización de transacciones transparentes, veloces y más seguras. Nuestro Poder Legislativo debe estar consciente de esto.
Es necesario que México haga un análisis serio sobre la competitividad de su marco regulatorio en el nuevo contexto global y así protegernos de los "Terminators especulativos".