PERSIGUIENDO EL HUESO
Publicado en Mar 19, 2018
Un partidario de izquierda sube una foto en Internet. Se observa la imagen de una campesina descalza cargando una bolsa, seguramente, regalada en un mitin para elegir algún candidato de un partido revolucionario. Sobre la foto se puede leer el siguiente mensaje: “Jamás combatirán la pobreza, porque necesitan de ella”.
Enseguida sale a la defensa el partidario oficialista comentando: “¡Exactamente igual que tu candidato! ¿Será por qué él también fue revolucionario? –Es cierto, nuestro candidato fue revolucionario y sigue siendo –contestó el partidario de izquierda–. Pero se cansó como muchos ciudadanos de las alzas de la gasolina, de los líderes charros en los sindicatos, de los presidentes que ganan una millonada con su pensión. –¿Qué ciudadano? La ardilla resentida. La que cree que merece todo y se siente más que los demás o los huevones que esperan sus miles de pesos rascándose los tanates –comentó agresivo el partidario oficialista, lanzando una indirecta–: Y que se ponga el saco al que le quede. –¿De cuál ardilla hablas? Yo veo, puros mexicanos que quieren ejercer su voto voluntario, el cual van a defender en las casillas para que no haya fraude del gobierno actual y no se manche la verdadera Democracia –comentó el partidario de izquierda, ignorando la indirecta. –Su candidato tiene miedo a debatir. No sabe ni hablar. Lo demás son dimes y diretes –contestó el partidario de izquierda haciendo un clic sobre una carita sonriendo. –No tiene miedo, por eso es candidato. Sus estrategias son mejores. A los otros no les ha funcionado. Además los dimes y diretes les han pegado a tu candidato junto con el gúerito que ha lavado dinero en el Norte. –Bueno el suyo tampoco se queda atrás –comentó el partidario oficialista–. Su baja claridad moral con la famosa declaración tres de tres la entregó con las cifras más burlescas que se podrían esperar. – Bueno, el de ustedes ni la ha entregado. –Bueno, no has contestado mi pregunta, solamente la has revertido. Mejor saca todo lo bueno que haya hecho el eterno candidato. En realidad ya no deseo seguir con esta discusión. Nos vemos en las urnas en tres meses –comentó el partidario oficialista despidiéndose con mucho respeto pero lanzando otra indirecta–: Les deseo mucha suerte a los chapulines que se van en busca de sus intereses. –Compa donde quiera que se encuentre uno. La amistad no se debe perder. Hasta ahora no he perdido una por la política. Soy el mismo de siempre –Se despidió el partidario de izquierda. –Ta bien compa, nos vemos después de la elección. Pasaron seis meses, en donde más empresas extranjeras se apropiaron del petróleo y otras materias primas del país. Hubo flujo de capitales, tanto de los empresarios como de los políticos, no dentro del país, sino al extranjero. Estas noticias estaba leyendo uno los partidarios cuando se encontró con su amigo en un restaurante cerca del zócalo. –Ya comenzaste a desayunar –dijo el partidario ganador, es decir, el de izquierda. –Y estoy comiendo lo más caro del menú, pues con tu nuevo huesito tú vas a pagar –respondió sonriendo el partidario ex oficialista, mientras se limpiaba los frijoles de sus bigotes. –Espero que a mi tarjeta de crédito todavía tenga crédito –contestó preocupado el que no se sentía ni de izquierda, ni oficialista. –A poco no alcanzaste ni una pluri? –No, estos hijos de la chingada se olvidaron de mí. Los parientes del minero y el de las ligas y de otros cercanos a nuestro presidente se están apoderando de todos los puestos? –Bueno compa, te lo advertí cuando te cambiaste de nuestro partido. –No te preocupes. Así es la política. A poco no viste el otro día en una fiesta al abogado barbudo abrazando al abogado orejón –le vio los ojos tristes el partidario perdedor al otro partidario perdedor que tomaba, solamente, una tacita de café, preocupado en el crédito de su tarjeta…
Página 1 / 1
Agregar texto a tus favoritos
Envialo a un amigo
Comentarios (0)
Para comentar debes estar registrado. Hazte miembro de Textale si no tienes una cuenta creada aun.
|