Recuerdo que el salón estaba lleno de grandes escritores y lo mejor era que no había espacio para la comparación, cada uno era magnífico a su estilo. Mi mesa estaba compuesta por mis tres grandes amigos, un loco por la ciencia-ficción, un enamorado del misterio y un dedicado al realismo mágico. Cuando nuestra conversación se dirigió a la decadencia de la lectura en nuestra época, mi mirada se desvió a una mesa que estaba literalmente a una esquina del salón. En ella, había una mujer que nunca había visto en las reuniones anteriores. Ella era más que perfección, su mirada, su rostro al hablar y dirigirse a las personas,  la transformaron en el centro de toda mi atención. No me atreví a preguntar a mis colegas cual sería el nombre de aquella mujer, decidí que al igual que en mis escritos románticos los personajes se unieran por casualidades del destino, y así fue esa noche. Ella al percatarse que la observaba, comenzó a dirigir su mirada constantemente, hasta que en un momento  me sonrió. Yo automáticamente le respondí e intenté continuar las discusiones de mi mesa. Cuando la gran reunión llegaba a su fin, ella apareció, dejo un pequeño papel con un escrito en la mesa y desapareció por la puerta principal. Mis amigos quedaron maravillados con su belleza, dejando sus ideas en el aire. Pero yo quede impactado por su actuar. Cuando vi el contenido, quede atónito, este era un poema y era hermoso:
Para los elementos amigos
                              O elementos olvidados, o
                              Elementos como tú y yo. No hay
                              Teorema, no hay nada.
                              Ideas solo nacen,
                              Solo crecen, solo existen.
                                        A la vida solo entregamos, sonrisas de la nada. 
 
Una vez leído el poema, mis acompañantes comenzaron a tomar turnos para leer y poder extraer hasta lo más mínimo de este. Cada uno en silencio leía y susurraba cosas para sí mismo, hasta que Ciencia-Ficción habló:
-Lo más probable es que la veas en el futuro, está más que claro que una poetisa estaría encantada de volver a compartir con los de su género.
                Cuando justo le iba a preguntar el porqué aseguraba que era poetisa con tanta  soberbia, Misterio hablo:
                     -Me parece fantástico como usa las palabras para entregarte ese mensaje.
                ¿Mensaje? ¿Qué dice? ¿Que ven ellos, que yo no pueda observar? En ese mismo instante mis pensamientos fueron interrumpidos por Realismo Mágico:
   -Está claro que no vez lo que te escribió. Tú y tu género son siempre así, complicados hasta decir basta. Necesitaras dejar de lado esas ideas que plasmas en tus novelas. A veces el amor es menos que complicado, solo debes mantenerte al margen y no sufrir tanto en el interior.

Esa noche fue maravillosa, me tomo horas alejarme de mis ideas sobre el amor, pero finalmente entendí que es una infinidad de cosas, y una de ellas es simplicidad. Ahora, cada vez que recuerdo esa noche, le escribo un poema a Anna, esperando así, a que llegue el día de nuestra próxima reunión.