Dejando los amores en ayeres.
Publicado en Sep 28, 2009
Hoy voy de nuevo de tránsito en mis ropas
dejándo los amores en ayeres. Ignorando el dolor que nos provocamos por no llegar apenas a comprendernos. Trato de reordenarte en el pasado en rigores de tres décadas sucesivas. Sé que moriré pensando en ti que fuíste para mí provocación y alegría. Hecha de una asombrosa curiosidad asomada. Amaba yo juntar nuestras narices y apoyarnos del árbol de la tregua. Tú que te paraste de pronto en mi pecho y armáste al máximo tus interlocuciones. Tú que me cubriste de besos y de auroras y me acordaste de amarte y de lamerte. Que clavaste en tus pecas las tormentas y enjaulaste mi cuerpo en tu cuerpo. Crucificándome sobre tu piel suave. Llenándome de dones y susurros. Tú, de una cicatriz pulcra y ojos de pueblo y levantada espalda: Para ti cariño, lo mejor de los días. Que rías en las noches con querencia y nadie te maltrate hasta la sangre. Que encuentres los amores que resurgen o que un nuevo amor se levante en tus páramos y que te entregues a él, salvajemente, como lo hiciste conmigo hasta salvarme. Cántale tu paciencia y tus trinos y que ninguna mala cosa te acontezca. Que relumbres en las felicidades y besen los lunares que aromaron mi boca.
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