El rbol y yo
Publicado en Jun 24, 2018
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Caía la tarde, los rayos tenues del sol penetraban las densas nubes, era todo naranja opaco. Las aves se anidaban, los insectos se escondían y la noche caía; cuando acaricie su corteza áspera y mohosa, sentí que se estremeció el viejo árbol. Sus hojas se deslizaban de sus ramas en forma de lágrimas y su vid se retiraba de su raíz. Fue entonces donde me preguntó : ¿qué haces aquí, muchacho?, simplemente yo me ahogue en  llanto, tenía un nudo en la garganta,     -mañana será otro día y tu seguirás. -me dijo el árbol. Y yo le contesté: -mañana te cortarán.      -Exacto, y me alegra que estés aquí. -me dijo. -hoy te contaré mi historia para que cuando crezcas tu la cuentes por mi.  
 
Hace mucho tiempo, cuando este era un claro, yo crecí y pasaron años para que pudiera hacer mi primera cosecha, los animales del bosque se refugiaron en mi y les daba alimento para que pudieran vivir; fue en ese momento donde supe que era más que un simple árbol. Las mañanas frías eran calentadas por las bellas notas de aves que se refugiaban de la mella nocturna, y los atardeceres eran tan románticos como cataratas celestiales de colores impresionantes. Después de un tiempo pude ver a mi nueva familia crecer, al mango, las naranjas y a mi compañero aguacate. Ellos tenían personalidades fenomenales. Llenaron este claro con las tonalidades más bellas, y con frutos más deliciosos. Era una gran familia.  Pero, ¿quién soy yo para merecer tanto? Las épocas pasaron y cerca de nosotros comenzamos a notar que una especie irregular apareció. Llenaron nuestros bosques con habitaciones. Se adueñaron de las tierras y nos dejaron sin condiciones. Fue donde conocimos a tu matriarca, la nueva autoridad, no teníamos opción para vivir. A los años, una de las naranjas se enfermo. Todos los días le animábamos con canciones, le declamábamos poesía, pero con  su personalidad terca nos decía que tarde o temprano se la luna se  la llevaría, al final del sol. Paso mucho tiempo para que tu matriarca hiciera algo de ayuda, era demasiado tarde. La peste ya había comido la vida de naranja. Su despedida fue triste, era muy joven, era muy bella. Fue una tarde de otoño cuando ella se fue. Sin embargo la matriarca no le importo y dejo su cuerpo muerto frente a nosotros. Hasta que las termitas devoraron su corteza.
 
  Pasaron los años y te vi por primera vez. No podías caminar bien, y te veías divertido. Cuando fuiste creciendo tu familia empezó a notar que nosotros tomábamos espacio demás. El aguacate, era el elegido de la matriarca, le estorbó. Antes de que aguacate fuese cortado, me dijo que si para algo habíamos existido, era para dar vida a los demás. Esa mañana el no dijo nada. Se fue en silencio. Cuando tu creciste, fue cuando empezamos a conocer a tu especie. Nos dimos cuenta que no todos son iguales, tu nos ayudabas, y te permitimos subir a nuestras ramas. Tu te dormías en los brazos de naranja. Te gustaba estar con nosotros y nos pudiste comprender y nosotros te amamos.
 
  Pero paso el tiempo. Mango era la siguiente víctima, cuando fue señalado para ser cortado tu te opusiste fuertemente y a mango eso le conmovió, aun recuerdo escuchar sus gritos de angustia y dolor antes de que le dieran el primer golpe. Tu llorabas detrás de mi y yo, lloraba frente a él. Se aferró tanto a la vida que a los hombres les costó quitarlo. Ver a mi amigo tendido en el suelo, muriéndose, repitiéndome que no se quería ir, y yo diciéndole que siempre estaría aquí. me rompió el corazón. Que culpa tenía él, de ser un árbol.  
 
Naranja me dijo que era suficiente, solamente se fue de repente. Sabía que seria la próxima. Y ahora todo ha vuelto como antes, soy un árbol en un claro, y este claro será lo único que quedará mañana. Cuando llegues a un nuevo lugar, y veas a una familia de árboles, recuérdanos a nosotros. No cometas el error de tu familia. Cuenta esta historia a la siguiente generación, que nosotros estamos únicamente para dar vida. Nunca te olvidaré y nunca me olvides.
 
Eres nuestra esperanza, cuéntalo, y así nuestra caída no será en vano. Chico, siempre te amamos. No lo olvides. Duerme, y mañana será tu oportunidad de proveer a las personas la vida que tanto cosechamos.  
 
Al día Siguiente, era de nuevo un claro sofocante, vacío, sereno y sin vida.
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Foto del autor Jorge Luis Suarez Santamaria
Textos Publicados: 6
Miembro desde: Apr 08, 2018
2 Comentarios 522 Lecturas Favorito 1 veces
Descripción

Una reflexin de un viejo amigo.

Palabras Clave: Cuento realidad amor y tristeza.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Personales


Derechos de Autor: Jorge Luis Surez Santamaria


Comentarios (2)add comment
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Jess Castro Fernndez

Es un excelente cuento.
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April 01, 2021
 

Zuzu Oromangel

Dios mio... Es uno se los cuentos más hermosos que he leído!, y no lo digo porque te estime tanto... Que manera de relatar, Luis!
Responder
July 03, 2018
 

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