Veintiocho Julios
Publicado en Jul 01, 2018
Pese a no querer ser hija única, logre acostumbrarme. Deseaba tener un hermano. Era como que siempre algo faltaba a mi alrededor. El tiempo paso, y las cosas de niño también van pasando. Logre suprimir mis deseos de “hermandad” y logre reemplazarlo por una gran cantidad de amigos alrededor.
Mi infancia fue feliz. Pero en la secundaria comencé a ver que la vida tiene sus partes malas también. Pese a todo, me sirvió para madurar a pronta edad. Siempre estuve un paso delante que el resto. Siempre veía las cosas que iban a suceder mucho antes que los demás. Y pese a que más de uno piense que es un don, la realidad es que es una mierda. Empecé la universidad, y fue mi nueva libertad. Sentí un soplo de aire fresco y una oportunidad de comenzar nuevamente. Pero… ya no era tan inocente, esta vez, iba a tener la defensa alerta. Pese al buen inicio, la volví a cagar. Tuve una relación muy larga con alguien que no quería. Y todo por no querer aguantar un tiempo de soledad. Mis amigas estaban tomando un camino muy distinto al que yo quería, y mi mejor amigo quería ser mi novio. No tuve “otra opción”. Es hasta el dia de hoy que me maldigo por haber perdido esos años tan preciados. Haber desperdiciado el tiempo en estupideces, en cosas que en verdad no quería. Pero que paso? Porque lo hice? Porque simplemente no decía lo que sentía?. Pasa que quizás hacer o decir lo que sentía era demostrar ser débil. No le pude decir a las chicas “no se droguen porque las quiero”, les tuve que decir “son unas taradas por drogarse”. Siempre fría y cruel con el mundo, al igual que conmigo misma. Pero porque tanta dureza?, porque esa auto exigencia innecesaria? Recuerdan el primer punto?, bueno… después de mucho buscarle la vuelta, creo que mi real problema fue ser hija única. Siempre tuve la mirada de mis dos padres encima. No tenia con quien compartir ni responsabilidades, ni culpas, ni exigencias. Todo yo y nadie mas que yo. Tenia que llegar a los veintiocho para darme cuenta? El detonante fue… que en realidad tengo dos medios hermanos, pero que recién “aparecieron” cuando yo cumplí aproximadamente veintidós. Al principio acepte sus presencias. Primero porque no quise ser egoísta, y segundo porque no quise ir en contra de mis padres. Pero ahora, con seis años más y algún que otro suceso en el medio… he cambiado de opinión. Sería realmente yo la egoísta?, yo sería egoísta de rechazar a alguien que realmente no me cae bien, un “hermano” que no se crio conmigo, que no me compartió nada, que no sabe nada de mí, y que apareció por interés?. Basta de hipocresía. Ya me canse de ser la dulce niña, la niña perfecta, la niña educada. Quiero vivir de acuerdo a lo que yo realmente deseo. Ya no soy la niña manipulable. Ahora soy la mujer que decide por si misma. Y si alguien no lo entiende, habrá que sufrir las consecuencias. Lo único que aun no entiendo, es porque habiéndome “liberado” no siento alegría. Al contrario, hasta me siento pena. Sera cuestión de ir explorando esta nueva etapa…
Página 1 / 1
|
juan carlos reyes cruz
Advierto entre tus líneas descritas las incomodidades que se fueron cruzando en esa senda que imaginabas lógica y adecuada y ello te causa, más que rebeldía, amargura.
Además, rematas con el explicativo sobre la aparición de esos dos hermanos tardíos y es allí cuando surge la esencia real de tu temperamento.
Das con justeza en el clavo cuando defines que la raíz de tu problema es el haber sido hija única, lo que te indujo a centrar todo en tu propio enfoque y ser la única responsable de los sucesos de tu entorno.
Ciertamente, nadie está obligado en la vida a aceptar sentimientos de buena crianza par ir dando en ella señales de ser uno el correcto y perfecto; sin embargo, existen siempre opciones inteligentes que pueden liberarnos de esa incómoda obligación y ser igualmente correctos y perfectos. Por ejemplo, se puede ser razonablemente comprensivo y demostrar que se es capaz de aceptar ciertas situaciones en un espacio de indiferencia.
Ello sería mi interpretación en cuanto al contexto de tu relato; no obstante, en él existe otro elemento digno de comentar por mi parte y es respecto al estilo literal que empleas: Me ha agradado sobremanera, pues es bien punteado gramaticalmente y mantiene una fluidez absorbente, junto a una coherencia de frases dentro de una oración.
Ojalá no sea tu único escrito, Salomé, y nos deleites con nuevos relatos.
Felicitaciones.
Salom