PROCESION
Publicado en Jul 17, 2018
Procesión
Desprovista de solemnidad, igual que un desgarro, recupera su bandeo la virgen a cada flanco. Aupada por decenas de costaleros se siente dubitativa, más sola que nunca. Y llora, impía, derramando litros de agua salada sobre los embriagados, incluso encima de quienes caen en la cuenta de que es ella, a la vuelta de una esquina. El llanto silencioso cobra más fuerza en el pecho de éstos. Otro descanso invisible que da pie a trompetas, tambores y bombos. Mi corazón tiembla al son de una mujer que me mira de noche, tras un reflejo. Sonríe, rezuma una descripción inexacta. Ya se detiene la carroza frente a una iglesia que al contrario que sus coetáneas no muere inadvertida. La ciudad despide sus aromas entre estandartes y chaquetas almidonadas. Vivas a la Virgen, a la madre de Dios. La evocación, lejos de concluir, retumba victoriosa en ese hueco lleno de zarzas dedicado a no olvidar. Todos respiran aliviados y emprenden otra peregrinación más intrincada y compleja. Ella ha desaparecido, yo también.
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Mara Vallejo D.-
Extrañaba vuestras letras y la historia hoy plasmada me sumerge en el bullicio.
En mi región la pasean en lanchas por toda la bahía.
Buenas letras.
Abrazos
María
juan carlos reyes cruz