SAFO, PASIÓN Y PUREZA
Publicado en Aug 22, 2018
Safo nació en Milene, la ciudad más importante de la isla de Lesbos en el mar Egeo, por el año 640 antes de cristo, su familia pertenecía a la aristocracia de Mitilene, su padre se llamó Escamandronino y su madre Kleis, tuvo tres hermanos de los cuales ella menciona preferentemente a Charaxos, cuyo amor por una cortesana de Egipto llamada Dórica, inspiraron a Safo ardiente ira y coléricas coplas, en uno de esos fragmentos Safo se dirige a su hermano echándole en cara su ingratitud y su orgullo, a Dórica se dirige en un fragmento de una sola estrofa que dice:
Oh Kipris Ojalá Dórica te encuentre llena de amargura Y no pueda vanagloriarse Diciendo por segunda vez Que ha partido hacia un amor delicioso. Pero Safo no es mujer que se deja arrastrar por el rencor, ella misma dice: Yo no soy rencorosa Tengo el alma candorosa. Por eso pronto escribe un poema, llena de solicitud y cariño por su hermano: Oh Kipris y Nereidas Haced que mi hermano regrese aquí Sano y salvo, que se realice todo lo que su corazón desea Que borre las faltas que cometió Para que resulten alegría para sus amigos Y para sus enemigos pena Que quiera honrar a su hermana Libre ya de las mortificaciones Con que antes, sufriendo el mismo Atormentaba mi alma. Safo se casó con un hombre muy rico y tuvo una hija a la que llamo Kleis como su madre, y dice en uno de sus versos: Tengo una bonita hija Semejante a una florecilla de oro Mi querida Kleis No la cambiaria por toda la Lidia. Las luchas políticas en Mitilene no dejaron de afectar a Safo, que según cuenta la tradición fue desterrada, los historiadores no se ponen de acuerdo si fue a Siracusa o Sicilia, según fuentes antiguas que de ella nos hablan, Safo no fue nada bella, pero si era muy simpática, era además de pequeña estatura y morena, dicen que tenía el color de la noche y el temperamento apasionado, sus rasgos espirituales nos son más conocidos gracias a sus versos; hay una gran tradición popular antigua que cuenta que Alceo, el otro gran poeta de Lesbos, compatriota contemporáneo de Safo, estuvo enamorado de la poetisa, esta tradición era conocida por Aristóteles quien la menciona en su obra “retorica” tiene su fundamento en unos versos atribuidos a Alceo, que inspiro a un decorador de vasos antiguos, conservado en Múnich en el que aparece Alceo y Safo, ambos con la lira en la mano, en el que el poeta con la mirada baja le dice a ella: Quiero decirte algo Pero me lo impide la vergüenza Y ella Safo sonriente y segura de sí contesta: Si tuvieras solo el deseo de cosas buenas y bellas Y si tu lengua no se preparase para decir algo malo La vergüenza no velaría tus ojos y hablarías francamente. Fueron estos versos una declaración de amor real o fue todo únicamente, una creación del pueblo de Lesbos que quiso así unir a sus dos mas grandes poetas, hay mucho campo para las conjeturas, pero lo que si es el dominio de la fantasía es la conocida leyenda, que cuenta que Safo se enamoró apasionadamente de un hombre llamado Faon, y que se suicido desdeñada por el arrojándose de la roca leucate; Faon según los textos antiguos que nos hablan de él, solo era un simple personaje mitológico, el héroe de un cuento popular que contaba que siendo un simple pescador Afrodita le pidió que la hiciera cruzar el mar, cumplido su pedido lo recompenso, convirtiéndolo de ser un viejo a ser nuevamente joven, regalándole también un filtro de amor que lo hacia ser deseado por todas las mujeres, la fantasía popular puso en relación a este personaje con la poetisa e hizo de ella una victima del filtro de Afrodita. La actividad cultural y educativa de Safo no podía dejar de trascender a su poesía, tan ligada a su persona pertenecen a esta clase: Yo he enseñado a Heros de Giaros La rápida corredora. Jamás yo pienso Existirá una muchacha que vea La luz del sol Que te iguale en el saber. Oh Atthis Te desagrada ocuparte de mi Y te vas donde Andrómeda. De mayor interés que los versos anteriores son aquellos, que, relacionados con la actividad educativa de la poetisa, nos revela su aprecio por la cultura, entendida como el cultivo de la música y de la poesía, y como ella fundaba el sentimiento de su propio valer y orgullo personal, en un verso nos dice que las musas la han honrado, enseñándole su arte, honor tan alto que le impone el deber de ser feliz y alegre. No es licito en una casa Dedicada al culto de las musas Que se oigan las notas de un lamento. En otro pasaje la poetisa expresa la idea, de que las musas son las que dispensan a los seres, la inmortalidad y lo liberan del olvido. Al morir yacerás Y nadie jamás se acordará de ti Pues no tienes parte en las rosas de pieria Invisible, en el hades tu alma volara Errante entre los oscuros muertos. Lo primero que llama la atención en los poemas de Safo es su apasionamiento amoroso, cuentan que era una mujer de pasiones amorosas ardientes, este carácter de apasionamiento erótico, lo anotaron ya los antiguos como rasgo esencial en la personalidad y la obra de la poetisa, Horacio entre los latinos nos dice: Todavía respira el amor Todavía vive la llama Que la doncella de Eolia Confió a las cuerdas de su lira. (odas 4,9) Entre los Griegos Plutarco: Safo merece ser considerada entre las musas Pronuncia palabras mezcladas con fuego Y deja exhalar en sus canciones El calor que devora su corazón. (amatorio 18) Ella misma con su acostumbrada sinceridad, con ese sabor de confesión que sus versos tienen, nos dice: Eros ha sacudido mi alma Como el viento que en los montes Se precipita sobre las encinas. Ante todo, es el sufrimiento del amor lo que canta en sus poemas, porque el Eros de Safo no es un niño travieso y juguetón, como Anacreonte y los Alejandrinos lo representaron, para Safo “es un provocador de sufrimientos” en un fragmento conservado dice: Eros que hace languidecer mi cuerpo De nuevo me agita Creatura irresistible Dulce y amarga al mismo tiempo. Y en la bella oda dirigida a Afrodita, es el sufrimiento el tema amoroso, ella dice: Tú, oh inmortal Afrodita de brillante trono Hija de Zeus, urdidora de astucias Yo te imploro No quebrantes más mi corazón Con sufrimientos y con penas Oh soberana, ven aquí Si ya otras veces, al oír de lejos mi voz Me escuchabas Y dejando el palacio de tu padre venias Unciendo tu carro de oro Hermosos cisnes te conducían rápidos Hacia la negra tierra, agitando con frenesí sus alas Desde el cielo, a través del éter Pronto llegaban Entonces tú, oh divina Sonriendo con tu rostro inmortal Me preguntabas Cual era mi nuevo sufrimiento Porque de nuevo había clamado hacia ti Que era lo que tanto deseaba Mi insensato corazón, y me decías ¿A quién quieres que yo persuada? Qué te acoja en su amor ¿Quién te ha hecho daño, Safo? Si ahora huye, pronto te seguirá Si no recibe tus regalos Regalos pronto te ofrecerá Si no te quiere, pronto te ha de querer Aun contra su voluntad Ven ahora también Libérame de mis preocupaciones Cuanto mi corazón desea que se realice Concédemelo, se dé nuevo mi ayuda. Siempre dentro de la misma idea, nos pinta su turbación, ante la visión del ser amado, ha hecho presa de la poetisa: Igual a los dioses me parece ser el hombre Que sentado frente a ti Escucha de cerca tu dulce voz y tu deliciosa risa Que ha hecho estremecer mi corazón en mi pecho Pues apenas te miro, la voz me falta No me obedece la lengua Un fuego sutil corre bajo mi piel No veo nada con los ojos Los oídos me zumban El sudor corre por mi cuerpo Un estremecimiento me corre toda Y me pongo mas verde que la hierba Poco me falta para morir. O bien la lánguida indecisión que ha brotado en su corazón enamorado: Dulce madre, ya no puedo tejer Vencida como estoy por el amor Por culpa de la delicada Afrodita. Safo es de una vida sin complicaciones psicológicas, nada en sus versos nos revela una personalidad exótica o extraña, los sentimientos que ella siente son, sentimientos primarios vividos con vehemencia y variedad, la simplicidad y sencillez de la expresión, el lenguaje de Safo tiene como única finalidad lo natural, expresar un contenido sentimental o una idea o concepto, sus frases son sencillas, sin complicaciones de construcción, por lo general cortas y unidas entre sí, como en este fragmento en que la poetisa ansiosa por expresar su sentimiento no se detiene en buscar palabras: Has venido, has hecho bien Te deseaba, Has encendido en mi corazón Un deseo que lo devora. Y otro ante el fondo del cielo estrellado, en una isla del mar Egeo, el tiempo y la vida se deslizan silenciosos, y la poetisa gime sobre su soledad, que nada podrá llenar, pues desea la presencia del ser amado, y con pocas palabras nos pinta la emoción que la embarga: La luna se ocultó y también las pléyades Es ya media noche, el tiempo pasa Y yo estoy sola en mi lecho. Sus versos son una confesión perenne sin hipocresías, ni disimulos, esa sinceridad palpita en todas sus poesías, como esta confidencia pocas veces hecha por una mujer: Eres mi amigo, y por eso busca una compañera Mas joven, pues yo no podría Siendo mayor que tú, convivir contigo. La sinceridad y espontaneidad de Safo, le fueron contraproducentes pues muchos de sus escritos dieron lugar, a cuestionar su sexualidad, creando la leyenda que dio origen al significado sexual de su gentilicio “lesbiana” a causa de la amistad apasionada por algunas de sus alumnas, pero es evidente que la mentalidad Griega juzgo muchas cosas en forma distinta a la nuestra, la lánguida indecisión que ha brotado en su corazón enamorado, la lucha consigo misma: No se que hacer hay en mi dos almas Como en otro de sus versos, donde encontramos la confidencia a la amiga querida: Hace tiempo que yo te amaba, oh Atthis Pero entonces tu aun me parecías ser Una creatura pequeña y sin gracia. O como el recuerdo nostálgico de una amiga lejana y la remembranza de los días deliciosos que pasaron: Cuando vivíamos juntas Arignota te estimaba igual que a una diosa Y con tu canto era con lo que más gozaba Pero ahora resplandeces entre las mujeres de lidia Así como la luna de dedos de rosa Cuando se esconde el sol Eclipsa a las demás estrellas Vierte entonces su claridad sobre el mar salado Y también sobre los florecidos campos El bello rocío se esparce Florecen las rosas y las madreselvas delicadas Y el loto de miel con todas sus flores Pero ella va y viene Recordando a la gentil Atthis Y por el deseo que la oprime Sufre en su tierno corazón Con voz aguda nos grita Que vayamos donde ella Y su voz, que nos es tan conocida La noche de mil ecos la repite A través del mar y de la tierra. O el momento de la separación, cuando surge el recuerdo de la felicidad a que ella pone termino: En verdad quiero morir Llorando mucho me dejo y me dijo Ah Safo te dejo contra mi voluntad Y yo le conteste Puedes irte contenta, pero acuérdate de mi Pues tu sabes cuan gran afecto te tengo Si no, quiero recordarte Lo que tal vez hayas olvidado Cuan agradable y bella fue la vida Que vivimos juntas. O este fragmento interesante en que tiembla el deseo de morir: Un deseo me posee de morir De ir a ver las riberas del Aqueronte Con sus lotos húmedos de rocío. O este otro pasaje donde la tela juega un papel, donde Safo la aprecia con los ojos de conocedora experta: Ven, oh Gongila con tu túnica color de leche Que el deseo flota alrededor de tu belleza La simple vista de tu vestimenta me hace estremecer. Estos pañuelitos de purpura Que Mnasis ha enviado Desde Focea, precioso regalo. También las flores constituyen el elemento central y nos pinta: Tú, oh Dica Entrelazando con tus dedos delicados ramitos de anís Colócalos como coronas en tu encantadora cabellera Pues los dioses bienaventurados ven con cariño A las que se les acercan Coronadas con flores Y voltean su mirada de quien carece de ellas. Cuantas coronas de violetas De rosas y de azafrán Junto conmigo Colocabas en tu cabeza Cuantas guirnaldas En tu cuello delicado Hechas con lindas flores. Sobre las frutas menciona en algunos versos: Como la manzana dulce se enrojece en lo alto De una rama, allá arriba, en la rama más alta Los jardineros la olvidaron Pero no, no la olvidaron Mas no pudieron alcanzarla. Querido novio, a que te puedo comparar A nada mejor, que un flexible junco. Murmura el agua fresca A través de los verdes juncos Y del follaje que palpita Va bajando deliciosa languidez. La sensación subjetiva desde luego, de delicadeza que nos dejan los poemas de Safo, se confirman con la observación de los adjetivos que emplea, ternura, suavidad, delicadeza, belleza, son los que predominan, igual confirmación nos dan los juicios de los escritores antiguos sobre el estilo de su poesía; Dionisio de Halicarnaso (Demostenes 40 y composición 23) considera a Safo como típica del estilo acabado (glaphyra) florido (anthera) y decorativo (theatrike) que prefiere la elegancia (to kompson) a la grandeza (tou semnou) y que busca los términos y vocablos mas suaves (leiotata) y delicados (malakotata) preocupándose sobremanera de la musicalidad que la consigue mediante la atinada combinación de las palabras; Demetrio (elocución 132) resalta la gracia que reside en los temas que escoge Safo y se trasmite a todo el poema, el renombre que Safo alcanzo en la antigüedad como poetisa fue enorme, como lo demuestra un epigrama atribuido a Platón quien dice de ella: Algunos afirman que hay nueve musas Es un error Recuerden a Safo es la décima. (antología palatina) Antipater en otro epigrama de la antología palatina, dice en tono elogioso, poniendo los siguientes versos en boca de ella: Mi nombre es Safo, mis cantos Sobrepasan los cantos de las demás mujeres Como los de Homero el de los hombres. Entre los latinos Ovidio le hizo decir: Soy pequeña, pero tengo un nombre Que llena toda la tierra (epístolas 15,31) Lo que se percibe en Safo en primer lugar es su propio yo, sus sentimientos, su vida interior, no es el mito ni la leyenda heroica, ni el cuento popular, lo que le interesa es su propio e intimo ser en su múltiple actividad psicológica, aquí radica el merito no solo de Safo sino de la lírica eólica en general, el haber descubierto y valorado al individuo como tal, efectivamente en Alceo y Safo, es el individuo y su intima actividad lo que pasa a primer plano, aporte de primera importancia no solo de la cultura griega sino de la cultura humana en general.
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