Hundirme en los parajes
Publicado en Sep 30, 2009
Me gusta hundirme en los parajes
y contemplar horror y maravilla. Me gusta gritar en el viento incoloro y andar en los predios de la araña. Perderme en maizales y peladeros y arañar las cortezas distraídas. Meter mis dedos cautelosamente en las estacas y arrancar los juncales de raíz. Sacarle la sonora humedad a los sauces y oírlos llorar por cualquier tontería. Colar a martillazos pomarrosas y comer en su avaricia a la guayaba. Lavar los duraznos abundantes con la espesura de mi sudor solar. Inventar y abrir cofres de frutillas y mojarme en las cascadas del verdor. Ver diamantes en inexistentes promontorios y tomar las gemas que da la siempreviva. Entrar sin permiso a secundarias guaridas de lobos que hoy son pieles que adornan las aldeas. Sentir la náusea vital de lo frondoso y palpar el farol manso de una luciérnaga. Ir entre cosmogonías y vaguedades desatando allí mi morbo arterial. Me gusta hacerle homenaje a las maniguas y remontar, de punta a punta, los ríos más arteros. Lanzarme a fogatas donde no me rescaten pensando que soy lapa o malvavisco. Orillarme a las esquinas del bejuco. Oír las finas olas que procrea el paisaje. Ser caída y vértigo junto con los truenos y levantarme triunfal entre los vahos. Relajarme de todo en los pistilos y esconderme del ajenjo y del pólen... Cuando me pierdo en el bosque soy ganancia y me despeño en contemplar sus mansedumbres.
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