Rosas blanca
Publicado en Jan 27, 2019
Llegaba yo a casa el sábado pasado.
Grande fue mi sorpresa cuando me informaron que alguien me había enviado un ramo de flores. De inmediato comenzó a saltar el baile en mi corazón, latiendo desenfrenado al ritmo de una ilusión. Al ver el ramo envuelto en fino papel de seda como si fuera otra flor con pétalos de contraste color mostrando las rosas blanca en su belleza y su candor. La alegría se mostraba dentro mío desde la sangre hasta el corazón la pregunta saltó por todos los rincones por donde pasaba mi ilusión. Las palabras se escaparon... todos en casa esperaban mi expresión, pero solo me salió: -"¿Quién me las mandó?"- Más de una mano de sobrinos buscaban curiosos la tarjeta de identificación, que perdida entre los pétalos solo decía sin explicación: -"Para Raquel"- Los rostros conocidos de postulantes a pretendientes que pasaron sin quedarse por esta cenicienta con sueños hechos pedazos, desfilaron en secuencia mientras yo pensaba ¿cuál de ellos será?: El de: -"Eres demasiada buena para mí"- El de: -"No te llame para tu cumple porque estabas ocupada"- El de: -"Mañana te llamo así tomamos algo"- o El de: -"Me casé... yo no quería... pero de vos no me puedo olvidar"- ¿Cuál?... ¿Cuál?... ¿Cuál? -"¡No importa!"- me dije. La alegría se había instalado con mucha razón. Cualquiera de ellos, mis frustrados pretendientes habían tenido conmigo un gesto romántico de atención. Puse el ramo en el lugar más exclusivo de casa para admirar a cada momento y a cada paso la belleza de cada flor. Mis sobrinos y hermanos felices... ¡Por qué si las flores eran para mí! Cada día de la semana, yo alimentaba mi inspiración absorbiendo el aroma... enamorándome de sus formas y su color. Cada mañana de esa semana con suave plumero armonizado entre mis labios corría la tierrilla que se instalaba en mi hermoso ramo de flor. Suspiraba mi alma... Feliz mi corazón... mis ilusiones volaban buscando el destino de un hermoso amor. Cumpliendo la promesa del asado por el cumple número 20 de mi sobrino nos volvimos a reunir. La mesa era pura algarabía... Bullicio... Música... Risas... Saludos, de repente en medio de aplausos recibieron al invitado que faltaba: un futuro sobrino que llegaba demorado y se dispuso a compartir. De pronto ante un silencio obligado se escuchó una voz que decía: -"Tía Raquel. ¿Le gustaron las flores que le mandé?"- A mí se me paralizó el corazón... el resto a silencio se llamó mientras yo respondía: -"¿Las flores?"- -"Sí. Las rosas blanca que le mandé ¿No se acuerda que usted me preparó las cuatro materias para ingresar a la policía y yo las aprobé? Entonces me acordé que a usted le gustaba las rosas blanca ¡Por eso se las mandé!"- Vi escondidas sonrisas a flor de reír... Yo me mantuve intacta había frenado el ritmo de mi corazón. Al mirar el ramos de rosas blanca, les dije: -"Romántica desilusión"- Continué compartiendo la mesa después de haber despedido de mi mente a quienes creí dueños de esa atención. Raquel
Página 1 / 1
|
Adriana M T Biset
Raquel