Otro Juan en Buenos Aires
Publicado en Oct 01, 2009
Prev
Next
Juan vino de Formosa a Buenos Aires, así sin escala ni dinero. Cuando cumplió 20 años y ya no cabía en el camastro corto y retacón de la pieza que compartía con cuatro hermanos ,  juntó sus poquitas cosas en una mochila y se largó.
Apenas se despidió de su madre, no porque le faltara afecto sino porque la pena de verla siempre agachada sobre el viejo palangón de chapa que oficiaba de tina de lavar, hubiese sido un freno casi irresistible.
Llegó a la ciudad que tuvo que cruzar de punta a punta. Desde Retiro y mirando siempre para abajo para que no lo paralizaran las moles que parecían caerse sobre su cabeza, fue acercándose a San Telmo. Allí  lo estaba  esperando un amigo de la familia que vivía en un galpón de chapa contiguo a un estacionamiento , él  lo alojaría a cambio  de trabajo, era todo lo que necesitaba y sabía.
Pensaba que su vida iba a ser fácil, siempre se había adaptado a cualquier situación y hasta había sacado provecho de los malos momentos, como la vez que Alfredito, el hijo del dueño de la finca grande lo hizo caer del petiso loco que montaba, para reirse nomás.
El golpe lo había dejado sin aliento , pero la hermana de Alfredito se acercó a ayudarlo a levantarse y le dejó prendida una mirada  profunda y prometedora que Juan entendió a la perfección .Bastó una siesta en el cañadón para saber que sus cuerpos se recordarían para siempre, sólo eso, sin palabras.
Quería entender a esta ciudad que se le ofrecía y lo mejor era observar, imitar a su gente  y estar alerta porque había muchos peligros de los que cuidarse, a lo mejor, también oportunidades que aprovechar...
Cruzar la Avenida 9 de Julio fue uno de sus primeros desafíos que le llevó mucho tiempo esa mañana , no alcanzaba a entender  por que, si el muñequito blanco le permitía cruzar,  una punta de autos que giraban sobre la avenida se lanzaban amenazantes sobre él  y  pretendían esquivarlo . Eso lo hizo retroceder varias veces hasta que se  acercó un cieguito que le pidió ayuda, entonces sí, con el bastón blanco como escudo llegó  sin miedo  a la vereda  y encima ligó un agradecido golpecito en el hombro.
Como ese día había llovido, las alcantarillas estaban llenas de basura. Mientras caminaba hacia su destino reparó en un hombre bien vestido que se veía muy preocupado mirando una botella de plástico vacía que estaba atrapada por la reja del desagüe.  El porteño  lo detuvo con un gesto y  muy enojado le comentó a los gritos su indignación:
Como es la gente, vio?, tiran cualquier cosa a la calle y después nos inundamos! Hay que ir juntando toda la porquería que dejan los otros, que barbaridad!
Juan que entendió la queja como una invitación, casi una orden, estaba a punto de agacharse y levantar la botella cuando reparó que el hombre no hacía ningún movimiento para coincidir con sus palabras, entonces se detuvo y dijo fuerte  con el mismo tono de enojo: Si, que barbaridad!.
El hombre dejó de mirar al suelo, le dirigió una sonrisa de aprobación y se alejó. Juan también retomó su camino y pudo levantar la vista, no sabía por que, pero los edificios ya no parecían tan altos ni amenazantes.
 Ni se asombró cuando al tiempo de  llegar, mientras guardaba unos  dólares de propina ganados   a  fuerza de  atrevidas miradas  a las  blancuzcas y opulentas carnes de la  clienta yanqui  , el dueño del garaje  le dijo :  Sos despabilado che!, no parecés payuca!
Página 1 / 1
Foto del autor ana ruiz
Textos Publicados: 13
Miembro desde: May 22, 2009
2 Comentarios 651 Lecturas Favorito 0 veces
Descripción

UN MUCHACHO PROVINCIANO LLEGA A BUENOS AIRES

Palabras Clave: JUAN FORMOSA BUENOS AIRES

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



Comentarios (2)add comment
menos espacio | mas espacio

alma

amiga no me equivoque contigo. me encanto desde el principio al final, eres una excelente escritora nunca dejes de escribir sigue adelante..... desde ya tienes mi compania.... mis estrellas felicitaciones y amistad.........alma.
Responder
June 21, 2010
 

doris melo

Muy bueno el relato desde el inicio atrapa , no cansa hasta el final que tiene un grato desenlace . El hombre emigra a una ciudad mas grande al principio se siente confundido con la gente y los edificios altos no mira mas que para abajo y finalmente aprende de escuchar , gana plata y el jefe le refoerza por su trabajo. Finalmente debo decir te que me gsuta como escribes y voy a seguir visitandote mas adelante. Saludos y carino
Responder
October 01, 2009
 

Para comentar debes estar registrado. Hazte miembro de Textale si no tienes una cuenta creada aun.

busy