Sexo
Publicado en Mar 29, 2019
Somos desconocidos.
Bailando al son de la música. Chispas en el aire Me desnuda su mirada. Me hace morder el anzuelo. Un beso y la perdición. Pero nos vimos después. Mucho después… Porque aquella lo tenía rehén. Pero un día huyó. Siendo libre de la conciencia. Del delirio. Y nos encontramos, En un sueño fugaz. Mío por una noche. Abriendo paso a una nueva oscuridad. Y nos miramos como esa primera vez. Perteneciéndonos nuevamente. Provocando estragos es todo mi ser. Mareándome con su lengua. Aquí en las estrellas… Agonizo de placer. Él me rompe contra la pared y desgarra mis vestidos con violencia. Se apoya por completo sobre mí. Y su peso es delicioso, Me aprisiona Y me precipito. Como quien desea posesión inmediata. Lista para él. Siendo su fiera. Sus manos no me sueltan Son fuego y electricidad sobre mi piel. Hace que me retuerza, que me derrita con sus besos. Mi sangre sube y baja, sube y baja. Ebria de serotonina. Su lengua en mi interior. Tan húmeda. Tan calienta. Haciéndome débil. Haciéndome suya. Mis caderas estremecidas ¡Entra! ¡Entra! ¡Entra! Se apresura a inmovilizarme Se acribilla Se agita Se remueve dentro de mí Y me da dulce, suavemente Las horas siendo segundos Y él sigue Su deseo no se detiene 2, 3, 4,5 horas ¡Si! ¡Si! Me clava sin compasión Una y otra vez Duro, suave Duro, suave Y se me borra todo Ya no pienso Soy un rio Me corro deliciosamente y él explota dentro de mí.
Página 1 / 1
|
Elvia Gonzalez
Gustavo Adolfo Vaca Narvaja
Una poesía profunda, con erotismo pudoroso, donde la poeta describe la cadencia y reflejos que producen esa sintonía casi perfecta del acto de esta pareja reencontrada y reedescubierta, vaya a saber, pero que logran disfrutar de ese amor.
Felicitaciones Raquel Garita
San francisco de Asis