Perdname por morder tu cuello
Publicado en Oct 01, 2009
Perdóname por morder tu cuello
y por no poder vestirte ahora con escotes. Sabes que no puedo comedir mis ímpetus cuando nos extremamos hasta las comisuras. Somos entonces una unión perdurable: Plácido combate sobre sábanas mojadas. Perdemos, en esos momentos, mente y cordura y subimos hasta tocar las cumbres de las flamas. Tenemos hambre voraz de nosotros mismos y dejamos los cuerpos a las adversidades. Somos dos torrentes que se emulan. Somos pasiones extralimitadas. Jugamos a cortarnos con las hélices de la pasión y a destrozarnos con honor y sin cuidado. Dejamos la diplomacia y las agresiones al pie de la recámara ténuemente iluminada. Llameamos y flotamos en la sombra y vamos hacia parajes ignorados. Allí, en el vértigo, la luna nos contempla y recita sus versos entre fugáces rescoldos. Nos amamos sobre mares y desiertos. Y hacemos de dos seres uno solo. Intercambiamos almas y ciudadanías en un amor que no sabe de obscenidades. Perdóname si alguna vez fuí hiriente y llegué al clímax de las conflagraciones. Hoy te prometo amarte hasta lo sumo mientras el tiempo exista, se extienda y se dilate.
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