Abril 10 de 2019
 
 
    La mañana  había despertado entre una copiosa lluvia que caía sin cesar desde el cielo de aquel pueblo que dormía en paz. Parecía estar totalmente enfurecida y, con su arrazadora fuerza intentaba desquitarse con los pobladores que pernoctaban en el lugar.
   Las calles estaban ahogadas hasta el tope de vereda a vereda.¡No había ni un claro para poder pasar..!.El perfume húmedo de las flores se dispersaban por todo el lugar...Flores últimas que quedaban desde la primavera y , ¡que no se querían marchar!. 
   El otoño se estaba retrazando. Las hojas de los árboles, esas que solían alfombrar las veredas,¡no habían llegado antes para anunciar la llegada de esta romántica y dorada estación del año; estación preferida de tantos enamorados, porque dejaban sus huellas en el chasquidos de las hojas al pisarlas  y tomados de las manos reían y reían ante la música rítmica que al caminar hacían. 
  Pero bueno..!  ¡Ellas ya estaban listas para salir..!
  Eran las tres hermanas que no podían privarse de lo que siempre hacían...¡Pero siempre!: ¡asistir a misa todos los domingos!
  Cada una de ellas, sobre todo las dos mayores, se retocaban el sutil maquillaje antes de abrir la puerta y mirar al mundo...
  Clotilde,(Coty para dentro de su casa y señorita Clotilde para los de afuera) preparaba cuidadosamente su mantilla de tul y encaje negro,porque su cabeza debía estar plenamente tapada ante Dios en la misa.
  Francisca, la del medio ,(señorita Francisca para el resto del mundo) buscaba su falda más larga ...Más ancha...La más tableada...Esa que tenía varios frunses en la cintura.También buscaba para ponerse esa blusa de colores serios...Mangas largas con vuelos y mas vuelos en el cuello...¡Esa misma que tenía botones prendidos hasta arriba!.¡Sí..! Esa misma...
   Elejía un gran moño para acompañar su serio peinado..Sus labios debían lucir un rojo profundo; la cartera grande...Muy grande...Demasiado grande.¡Ah..!, el toquecito rojo en las mejillas no le debía faltar...¡ni el polvo rubor !.
   Sara, la menor de las tres, ella sí que no salía sin mirarse una y otra vez en el espejo. Acortaba sus falda haciéndole varias levantadas arrollándola en la cintura, y cuando sus hermanas no la veían, cosía su falda para hacerla más angosta , mas corta , mas ajustada.
  Se pintaba los ojos una y otra vez; se estiraba o arqueaba las pestañas con el cabo de una cuchara ...Se desabrochaba la blusa (casi sin querer queriendo) en los dos o tres primeros botones de arriba , ¡pero se los cubría con la mantilla que su hermana le daba para cubrirse la cabeza para que no la descubrieran !.
  ¡Ah..!, como no le prestaban el rubor para sus mejillas, ¡ni se hacía problema porque se las pellizcaba y listo..!
   Ellas, las tres hermanas muy modocitas,  eran huérfanas de padre y madre desde hacía mucho tiempo atrás, pero jamás , ¡jamás! olvidaron sus santas enseñanzas:
  No usar las faldas arriba de las rodillas ...¡NO..!.¡NUNCA..!
  No mostrar demasiado el cuello, ¡ni qué decir mas abajo!!.¡NO..!..¡NUNCA..!
  No mostrarse descubierta en brazos y piernas..¡NO..!.¡NUNCA..!
  No usar ropas ajustadas..¡NO..!.¡NUNCA..!
  No mirar a los hombres de frente..¡NO..!.¡NUNCA..!
  No saludarlos...No sonreirles..No tutearlos..No entablar comunicación alguna.¡NO..!.¡NUNCA.!
  No sentarse en la Iglesia al lado de ellos..¡NO..!.¡NUNCA..! 
  La hora de la misa era SAGRADA.Entonces ellas, ese domingo se levantaron con pudor sus faldas un poquito arriba de los tobillosy, ¡sonrojándose como nunca lo habían hecho! se metieron con zapatos y medias negra al agua y, hasta la Iglesia se fueron ...
    Sara, la menos de ellas, estudiaba "CORTE Y CONFECCIÖN".Las hermanas mayores siempre preguntaban a la profesora que le enseñaba, si no podía ir a la casa para que Sara no saliera:la calle estaba llena de hombres y ellos la podrían "distraer".Pero ,eso no  podía ser, ya que el taller tenía máquinas de coser pesadas y había otras chicas aprendiendo.
    Y así domingo tras domingo misas iban  misas venían .Las clases de costuras ya habían terminado pero Sara continuaba asistiendo y sus hermanas no sabían.  
    Una tarde Sara salió rumbo al taller de costura. Una de las hermanas se había accidentado en un accidente doméstico en casa y su otra hermana tuvo que salir a buscarla.Se encontró con el taller cerrado , preguntando y preguntando, alguien que vio a Sara la delató indicándole el camino por el cual la vio partir con un joven, vecino del lugar.
   La encontró muy enamorada paseando por la rivera de un río que contorneaba a lo lejos al pueblo; lugar a donde las hermanas jamás iban ni habrían ido.
 
   Con desesperación le dio un grito, insultó al joven en todos los idiomas y trajo a casa, donde  el disgusto fue peor: le pidieron a Sara que abandonara la casa porque era la verguenza de ella; porque había olvidado los principios que le enseñaron sus padres ;que ellos estarían sufriendo; que no podrían mirar a la gente del pueblo porque las tres tenían buena reputación;que no podrían ir más a misa porque era un gran pecado; que porque se había comportado así...
  Sara había partido con Manuel ,ya casada , hacia el extranjero .
  Veinte años después, a las puertas de casa donde ella vivía, un viejo timbre sonó.
  Con pasos apagados y bastón al compás , Clotilde salió a atender y habiendo reconocido a Sara la abrazó con fuerzas y dejó salir un desgarrador llanto.
   Una hermosa adolescente, vestida con toda modernidad de un último grito de la moda ,allá por Europa, abrazaba  a Clotilde ya con blanco cabellos y a Francisca con el tiempo que había pasado por su rostro marcando profundos surcos,mientras les decía: tías queridas  , soy Florencia y he venido con mi madre y mi padre a conocerlas..
   Y entre sus brazos , a cada una le colocaba un hermoso ramo de las mas bellas,coloridas  y perfumadas flores entre otros regalos...
   El abrazo de corazón a corazón...Selló la paz entre "LAS TRES HERMANAS"...
                                                                       Raquel