Cuando te fuiste
Publicado en Apr 16, 2019
Cuando te fuiste, para no volver más, nunca pensé que iba a extrañarte como lo hago ahora. Son tus palabras las que me dan consuelo y me alientan a seguir en este valle de rostros extraños, miradas inútiles y manos cansadas de dar y pedir. Fue tu entrega generosa lo que enraizó nuestra amistad y nuestra común unión al Madero, cosa tan difícil hoy y tan perseguida....fue tu amor por la belleza lo que cruzó nuestros caminos y sobre todo fue y será aquella que nos llevó a la Belleza Celeste, ni platónica ni aristotélica. La Belleza Sublime de los padres del desierto, los monjes benedictinos y la escuela franciscana....una belleza fruto de la experiencia...de un amanecer y un atardecer, de las flores y los lirios del campo, de la lavanda en flor y el duraznero, del damasco y la ruda tierna al borde de un rosal. Esa belleza tan sencilla y tan nueva, a los ojos de los que intentan ser como niños. Así eras vos Isa; así te dije siempre y espero nombrarte así cada vez que te recuerde. Hay una manera en que siempre estás a mi lado, que pocos entienden, porque pocos son cautivados por el amor del Doloroso Caminante del Calvario. Y esa manera es tan sublime y esperanzadora que no logro explicarla por temor a ofender a los ángeles y a la misma Reina del Cielo. En otro cielo nos esperas junto con Federico y Lucía y el bueno de Mariano. Los cuatro junto a Jesús, los cuatro gozando de esa dicha que no puede describirse. Estás presente Isa en cada palabra que me escribiste y agradezco ahora esos correos que nos mandamos, que inmortalizaron tu pensamiento y tu corazón. Ojalá pueda cobijar esas palabras como la gallina a sus pollitos, como un cordero a sus crías. No seré digna pero al menos, confía en que están bajo mi cuidado, con total solicitud. Hasta el cielo y hasta siempre, queirda Isa.
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Enrique Gonzlez Matas
Tu fe te conduce a unas vivencias y letras muy espirituales y místicas.
Te felicito, Mercedes, y te ruego que escribas más asiduamente.
Un buen abrazo.
Mercedes