Cndida y bella.
Publicado en Apr 29, 2019
“Amor es la reacción de la mezcla de muchos compuestos; unos físicos y otros espirituales”.
(anónimo) . Cándida y bella. Todas las virtudes de las que has sido dueña fueron para mí evidencias que me llevaron a desembocar en la médula de tu ser: El candor de tu sonrisa, la ternura de cada una de tus atenciones, la dulce nitidez de tus ojitos de precioso color marrón y la completa armonía siempre presente junto a la envidiable belleza de las líneas de tu cuerpo. Cada merecido detalle de dichas potencias te las trasmití constantemente y de manera espontánea en situaciones triviales, en llamadas telefónicas, en instintivos y significativos mensajes epistolares, en mis prosas donde te ubicaba de manera protagónica, o en el contenido de mis aterciopelados poemas, defendiendo ante todos y de modo incondicional, tu eminente lugar. Ello, claramente despejó cualesquier duda de tu propio convencimiento, sustentando la mejor imagen de ti misma en tu mente y que te hizo agradecer mis leales alcances con un especial, emotivo y cálido cariño tuyo. En lo relativo a nuestra relación de amistad, nos debíamos todo el uno al otro: Casi toda una existencia de inalterada fraternidad, plasmada en apoyos, en amparos, en dichas, en participaciones y en paseos o fiestas; para mí eras siempre la primera y yo, para ti, lo más importante. Por supuesto no jugaba yo con mentiras; simplemente jugaba contra todo riesgo todas las cartas en un juego incierto, puesto que en repetidos momentos habías intentado disimulada y débilmente destapar tus inevitables preferencias de género: Eras asidua a reunirte de manera prioritaria con grupos femeninos y ya con ellas te mostrabas con un ostensible contacto de piel; en tus juicios orales había repetidamente admiraciones por sus apariencias o por sus encantos particulares y se advertía con claridad tu interacción empática con ellas. Para el entender de muchos, demasiada manifestación. Con el pasar del tiempo descubrí certezas en nuestras sendas: Me enamoré de ti, de tu maravillosa candidez y de todos los soberbios matices de tu belleza. Fue entonces cuando la custodiada condición de nuestra amistad se tornó para mí en un obsesivo y ardiente deseo de amor por ti. Y cuando se ofreció la ocasión, el mejor resultado esperado fue que la lealtad provocada por tu afecto, devoción y respeto hacia mí, no pudieron evitar que en tu piel germinaran las tentadoras, naturales y desinhibidas implicancias y respondiste a mis besos con una conmovida pasión interna que me hizo creer que, en efecto, mis dotes te habían seducido. Y comenzamos otra relación. Más llamativo, sí, fue el largo lapso con el que esa aventurada ligazón se instaló como perduración en el tiempo: Casi un año completo que bordeó en lo perfecto, donde abundaron las inherentes sonrisas, las merecidas complacencias, las consecuentes caricias y el sexo intenso; y donde, por raro que parezca, no hubo dudas, ni reprimendas. Y todo aquel año marchó de maravillas. Hasta la noche cuando intervino el lúdico destino y nos hizo coincidir casualmente frente a la entrada de tu departamento; cuando sin decírtelo previamente, acudí a tu encuentro, simplemente por darme el gusto de esperarte. Llegaste junto a nuestra más querida y común amiga en su automóvil, quién por lo común aprovechaba de dejarte en la puerta luego de vuestras jornadas de oficio. Ninguna de las dos reparó en mi presencia y a raíz de ello, antes de bajar tú del automóvil, sin temor, la abrazaste con gran efusión y la besaste en la boca largamente. Con sinceridad debo confesarte que no hubo estupefacción, ni odio, ni dolor. Por lo contrario, sentí aferrarme más a tu condición de mujer, porque en ese instante confirmé todas mis dudas y las convertí en evidencias, dudas esas que en diferentes ocasiones habían invadido mis apreciaciones. No obstante las dudas, a lo largo de nuestra mutua existencia tuve yo un modo de evaluarte que se negó siempre a situarte en un rol próximo a lo masculino y resultaste, en cada evento, terminar siendo siempre el objetivo hermoso que todos añoraban. Mi problema fue que como desenlace definitivo pusiste fin a lo nuestro y te quedaste con ella. Ha pasado el tiempo y en verdad te extraño y me haces mucha falta. No he dejado de amarte, ni tampoco de desearte y he tenido que luchar bastante para que me permitas continuar siendo tu amigo. Afortunadamente lo he logrado y he obtenido que en tu vida siga siendo yo el importante. Y por extraño que parezca, ello me hace enteramente feliz. Tuyo por siempre.
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Gustavo Adolfo Vaca Narvaja
Un ensayo muy interesante y que demuestra no solo la intensidad de un sentimiento encendido, sino también la generosidad madura de la persona. Un relato transparente y cargado de reconocimientos sin rencores. Fogosidad de ese primer año de intenso y continua entrega, para llegar aquel día en que la realidad se mostró sin querer en su verdadero camino. En el final, aparece aquella nostalgia de tiempos pasados e intensamente vividos que nunca dejó de estar presente en el personaje que se resigna por ella y sin embargo, su generosidad le abrió la puerta a la felicidad…..y ya no hubo resignación, sino una sana y valiosa aceptación
Felicitaciones Juan Carlos
juan carlos reyes cruz
¡GRACIAS!
JCRC.
Lucy Reyes
El tema propuesto me parece real, recurrente, normal y que no se rechace, ni se escandalice tal caso bisexual es lo mejor, puesto que las personas en esa condición merecen respeto como cualquier ser humano.
Tfelicito
Cordial abrazo
juan carlos reyes cruz
Dicha me causan tus calificaciones para el tema y los honores que haces a mi persona.
Un inmenso cariño de un orgulloso chileno.
JCRC.
Enrique Gonzlez Matas
Me ha gustado mucho tu relato, amigo José Carlos, por su ritmo y su lenguaje.
Felicidades con mi abrazo.
juan carlos reyes cruz
Conozco la versión real también, mi estimado Enrique, desde un ángulo muy cercano y, créeme, todo el contexto es verdaderamente emocionante. Desde allí surgió mi inspiración para relatar el hecho.
Gracias por tu participación en esta expresión.
Afectos para ti.
JCRC.
Enrique Gonzlez Matas
Un abrazo.
Raquel
como mujer y como la propia protagonista de esta historia en tu vida!!! Fabuloso..gran poeta..Excelente 10 (diez) Rq
juan carlos reyes cruz
No obstante, los términos sinceros de tu apreciación inmediata igualmente me causan orgullo por una parte, y por otra me cubren de culpa...
En el tiempo transcurrido la relación establecida en la interfaz que nos une se ha ido moldeando poco a poco y, en ocasiones, advierto que se interna en un plano idealmente sólido. Esto me causa gratitud.
Nunca te he agradecido por ser una maravillosa amiga; ahora lo hago y con mucho orgullo.
Gracias
JCRC.
Raquel
A propósito de ello Juan Carlos, esas poesías desde aquel otro correo ¿forman parte del total cuantitativo?.No me interesa mucho eso, pero no pude volver hacer nuevamente a esas poesías de nuevo y tengo que buscarlas ,copiarlas y tenerlas en borrador....Solo tenerlas porque no hago borrador...Profesor querido, hasta luego Rq
Raquel
Raquel
juan carlos reyes cruz
juan carlos reyes cruz
La culpa proviene desde la misma composición de la que estamos hecho, cuya esencia no nos permite dar la satisfacción que otros quisieran, a pesar de ser ello un consciente desafío, pero que no se consigue manifestar.
Raquel