BINOCULARES
Publicado en May 16, 2019
BINOCULARES
A Gualberto lo veía siempre en la puerta del teatro, un rato antes de las funciones, con su bolsa de binoculares a cuestas, su gorra marrón al tono, su bufanda gris y su voz ronca, anunciando al público las maravillas de su larga vistas. Ese domingo a la tarde lo salude como siempre, pero vislumbré algo diferente en su mirada. Me lo confesó bajito cuando pase a su lado: era su último día frente a las puertas del teatro, luego de cuarenta años ininterrumpidos de vender binoculares para los abonados a la opera. Lo felicité y le hice notar que su labor había contribuido al acercamiento de los artistas. Se sonrió y luego me pidió si le podía hacer un gran favor, que tenía un sueño incumplido. -¿Cual?-, le pregunté. -Me gustaría conocer el teatro por dentro, sobre todo a los cantantes, ¿sabe?, siempre los vi de afuera-, me dijo, lo cual me sorprendió sobremanera. Le prometí que haría lo imposible para concretar su sueño. Lo cité para la función sucesiva e hice uso de mis contactos en el teatro para poder realizar su tan ansiado sueño. Así fue como nos encontramos a la semana siguiente en el mismo lugar donde Gualberto vendía sus binoculares. Estaba invariable, con su gorra marrón, su bufanda gris, y su mirada curiosa. Logré que entrara al menos al último piso, al Paraíso, ese al que él nunca pudo acceder. Me lo agradeció mucho tiempo después, pero me confesó que de alguna manera su sueño no lo había podido realizar completamente, porque si bien escucho una música celestial, se percato, un poco tarde, de que no tenia binoculares.
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MAVAL
un relato que origina empatía con quien o quienes muchas veces no pueden tener acceso a gozar de espectáculos que deberían ser para todo el mundo..
te dejo un saludo .
serena muy serena
gabriel falconi
Enrique Gonzlez Matas
Enhorabuena con mi abrazo.
Raquel
Elvia Gonzalez
gabriel falconi