24.04.13
Al amanecer.
Los ojos se descubren de mis intensos y desesperantes sueños, mi cuerpo cansado de éxtasis, con sus heridas y cicatrices tras salir victorioso una vez más de mis batallas oníricas.
Sé, como íncubos y súcubos se transforman en los sentimientos de mi etapa diaria en la vida, sé que al abrazar a esa mujer querida no es ella si no un espectro dimensional que absorbe mi cariño, sé que al tener esa relación sexual en sueño esta se roba mi vitalidad de dar vida.
Los sueños son océanos de maravillas sobre todo cuando puedes guiar el velero de tu alma, y lanzarte en picada desde lo más alto de un risco para que este vuele y navegue en la tranquilidad de tus pensamientos de felicidad y amor, esquivando toda tormenta en el cielo de recuerdos negativos.
Anoche soñé con mares bravos, barcos hundiéndose, campos de ají y tomate, escases de comida, gente de esfuerzo, algún momento de mi vida repetido en el sueño.
Recuerdo que apoyado sobre un azadón, sentía las gotas de sudor correr en mi espalada, me quede contemplando el ocaso y pase toda la noche pensando en ese atardecer, para llegar al amanecer que al igual que la vida, tiene su muerte, cada noche su día y cada ocaso un bello pensar que en este caso proviene del amanecer.