El planeta está siendo cubierto por deshechos plásticos y sus consecuencias se ven muy nefastas en un plazo muy corto. Ya nos hemos familiarizado con las imágenes de algunos animales marítimos que caen víctimas de este flagelo, ya nos hemos familiarizado con las imágenes de la o las islas continentes que flotan en el mar compuestas de deshechos de plástico. Estamos tan acostumbrados a los plásticos, que ya es natural para cada uno de nosotros el botar a la basura un hermoso y práctico contenedor en el cual se ha envasado algún producto que adquirimos y cuya única función ha sido ésa, contener a nuestro producto y luego dejar de ser útil para finalmente ir a parar a vertederos o al mar… vida corta… muerte larga y dañina.
 
A raíz de esto, se ha comenzado a tomar conciencia por parte de gobiernos, organizaciones y personas en todo el mundo y han nacido iniciativas de varios tipos que tratan de contener esto que, a mi juicio, parece incontenible. Y digo que parece incontenible, porque se da la paradoja de que mucha gente va a marchas de protesta, se adhiere a campañas de recolectar basuras, se indigna cuando ve noticias de este tipo, pero cuando necesita proveerse, va al supermercado o a la farmacia y compra los productos que se le ofrecen, que en su gran mayoría vienen envasados en plástico.
¡Es que no tenemos otra alternativa!... En países nórdicos ya han tomado iniciativas de comercializar productos sin envoltorios, sin plásticos, pero a mi juicio esa no es la solución.
El plástico es un material maravilloso, no cabe ninguna duda y su uso nos ha permitido solucionar problemas de todo tipo a menor costo porque la producción de elementos de plástico es, industrialmente, más conveniente que la de otros materiales.
Se me ocurre que lo que se debería hacer es obligar a las empresas que empacan sus productos con plástico, a preocuparse del destino final del envase. Esto ya está tomando forma de alguna manera pero muy lentamente; las empresas están siendo llevadas, a través de normativas internacionales, a preocuparse de sus desechos post usuario final. El problema es que, como es natural, los empresarios se resisten a asumir los costos de estas acciones y hacen lobbies para que no se legisle y no se les obligue a asumir su responsabilidad.
Yo planteo que nuestro gobierno debería obligar a las siguientes acciones:
1.- Prohibición absoluta de fabricar y expender productos con envases desechables, de cualquier producto, que pueda ser expendido en envases retornables. Tal como se hacía en los tiempos en que, los de más edad, comprábamos aceite o cloro o coca cola en los almacenes de otrora. Las empresas deberían invertir en poner en marcha un sistema de reutilización de envases plásticos; esto tiene un costo alto como es lógico, pero es una de las maneras de evitar la polución. Cada comprador debería llevar al local de compra su envase y entregarlo a cambio de uno nuevo con el producto que corresponda. Y esto sería válido para cualquier tipo de producto: arroz, azúcar, bebidas, detergentes, sal, fideos, pañales... todo, todo lo que se envasa debería ser envasado en retornables y de esa manera evitaríamos esta verdadera riada de locura botando plásticos.
2.- Todos aquellos productos que no sean susceptibles de ser expendidos de esta manera, se debería solicitar su envase antiguo al momento de la compra. Este envase antiguo (que por alguna razón no pueda ser retornable) quedaría en poder del local vendedor y el fabricante del producto estaría obligado a retirarlo y reprocesarlo o disponer de él de manera controlada. Los plásticos tienen la gran ventaja de que pueden ser reciclados varias veces y, cuando ya ello no es posible, entonces pueden pasar a formar parte de elementos tales como rellenos de subsuelos, ladrillos, etc. A este régimen se adhieren las bolsas plásticas con que los supermercados y negocios nos envuelven nuestras compras (o nos envolvían). La eliminación de estas bolsas debió ser un cambio de modalidad antes que eliminación. Si el usuario conserva la bolsa que llevó a su casa, perfectamente podría llevarla de vuelta al supermercado para que sea entregada a los fabricantes de bolsas y la reciclen. Entrego cinco bolsas y tengo derecho a cinco nuevas.
3.- Todos los gobiernos del mundo deberían impulsar el desarrollo de plásticos bio-degradables; esto no es una acción de un solo gobierno sino que es necesario el acuerdo transversal de todos los países. Hoy los plásticos de este tipo ya existen, pero su uso demandaría el desaparecimiento (por razones obvias) del plástico derivado del petróleo; por esta razón, estos nuevos materiales presentan costos demasiado altos y los dueños del negocio de los hidrocarburos, tal como han impedido el desarrollo de autos eléctricos por casi un siglo, ponen trabas de todo tipo a su uso masivo.
 
Obviamente (y aquí viene la resistencia a estas iniciativas) que esto implica mayores costos para fabricantes porque montar un sistema de retorno de envases es una tarea que no es simple. Obviamente que los empresarios se van a oponer a aumentar sus costos aduciendo problemas de todo tipo. Obviamente que el sistema político encontrará una y mil razones para no legislar en función de esto y obviamente que los usuarios también se van a resistir a cambiar sus hábitos pero, ¿valdría la pena intentarlo para evitar que nuestro planeta se tape de botellas de coca cola desechables?
Yo creo que más que valer la pena, es algo absolutamente imprescindible.