Hoy día vamos a escribir en el cuaderno, las cosas que hacemos en las tardes cuando estamos en la casa después del colegio, grita la profesora a sus alumnos. Juanito, un lindo inocente y tierno niño escribe:
 
.- En mi casa juego con mi hermanito, me como toda la comida, me lavo los dientes, me hago la porla y me quedo dormido.
La profesora horrorizada lo lleva ante la directora la cual le pide al niño que le cuente lo que hace en las tardes cuando está en su casa después del colegio. Juanito responde:
.- Juego con mi hermanito, me como toda la comida, me lavo los dientes, me hago la porla y me quedo dormido.
Hay que llevarlo con su apoderada, sentencia la directora.
Su madre, avergonzada, le pregunta qué hace cuando se va a la cama después de comida. Juanito responde:
.- Me lavo los dientes, me hago la porla y me quedo dormido.
Cuando llega su padre, éste le ordena contarle qué hace antes de quedarse dormido. Juanito responde:
.- Me hago la porla.
La autoridad determina que hay que llevarlo donde el cura porque es un problema espiritual. El padrecito lo santigua y lo confiesa preguntándole que desde cuando se hace la porla. El niño le responde:
.- Desde chiquitito.
Llévenlo al psicólogo de inmediato evangeliza el representante de Dios.
El psicólogo le ausculta qué cosas hace en su casita en las tardes después del colegio. El niño responde:
.- En mi casita juego con mi hermanito, me como toda la comida, me lavo los dientes, me hago la porla y me quedo dormido.
El facultativo diagnostica Síndrome de Precocidad Reproductiva Onanista; receta algunas píldoras calmantes y que le suspendan de inmediato, al imberbe, todas sus amistades (la única amistad del niño es un vecino igual de amoroso ¡que tiene medio año menos de edad!).
Están desesperados, le cuentan a su abuelita y ella, llena de amor y comprensión, le acaricia que le cuente qué es la porla. El niño le responde:
.- ¡La porla poh, abuelita, la porla!...¿cómo no va a saber?..¡la porla!…mire: por la señal de la santa cruz, de nuestros enemigos…