El Mundo Est Loco, Loco, Loco.
Publicado en Sep 22, 2019
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Veo las locuras de Trump con sus declaraciones y su permanente ataque a la prensa, al Islam, a lo establecido, a su antecesor, a sus vecinos mexicanos, con sus absurdos argumentos para justificar acciones erradas con el supuesto fin de “hacer grande a América de nuevo”; veo a Maduro con su fanatismo y su ceguera que exacerba odios y enemistades en Venezuela y a sus acólitos que no tienen, a estas alturas, otra cosa que hacer que empujar para adelante porque si retroceden se les va a dejar caer el peso del desquite de un pueblo hastiado; veo los desencuentros entre los pueblos Shiitas y Sunitas en el mundo musulmán que se matan entre ellos por rivalidades añejas que dejan la lógica a un lado para reemplazarla por fanatismos asesinos; veo los conflictos entre Norcorea y sus vecinos, sudcoreanos, chinos, japoneses y norteamericanos incluidos, que dan la impresión de querer hacer estallar una guerra mundial; veo el conflicto entre China y sus vecinos, Taiwan, Filipinas, Vietnam, Malasia, Brunei y norteamericanos incluidos, por el Mar de la China, con edificación de instalaciones militares en islotes que no tienen ningún valor, salvo el valor estratégico de darles dominación sobre un mar rico en recursos; veo a los Kurdos y su lucha por ser reconocidos como pueblo soberano en Turquía, en Irán y en Siria; veo el perenne conflicto entre palestinos e israelíes que no tiene visos de solución por los mismos fanatismos que caracterizan a los pueblos árabes; veo la lucha de las comunidades en algunas naciones europeas por su desvinculación, creando movimientos separatistas y conflictos que a veces llegan hasta la violencia asesina; veo la absurda “yihad” (“guerra santa”) propiciada por el Isis y por Al Qaeda contra el resto del mundo con su secuela de matanzas de personas inocentes en cualquier parte; veo las guerras civiles en Sudán del Sur, en Ucrania, en Somalía, en Pakistán, en Siria, en Yemen, veo el problema con Irán que también amenaza con guerra y que hace subir los precios de los combustibles, etc. y el silencio de la comunidad internacional que no hace nada (¿porque no puede o porque no quiere?); veo el ridículo de las Naciones Unidas y su incapacidad para resolver estos conflictos y veo los inservibles comunicados emitidos por los gobiernos cada vez que ocurre alguna matanza (digo inservibles porque no resucitan muerto alguno); veo los diálogos de sordos entre políticos, gobernantes y empresarios en casi todos los países de nuestro hemisferio incluso de nuestro propio país; veo las protestas por mejorar las cosas, que destruyen cosas y que son reprimidas por personas que, tal vez, quisieran protestar por lo mismo, pero que no pueden porque su trabajo es reprimir y si no lo hacen pueden quedar cesantes; veo el absurdo de que el trabajo de muchos pobres produzca riqueza para unos pocos ricos solamente; veo los acuerdos por dejar de contaminar el planeta que se demoran decenios y decenios mientras el pobre planeta sigue y sigue ensuciándose para que nuestros nietos respiren cualquier cosa menos aire limpio; veo los conflictos y matanzas religiosos en el nombre de Dios; veo la corrupción, que ya es una epidemia transversal en todo el mundo y a la cual no se escapan ni siquiera los detentores del orden; veo la guerra contra las drogas en la que se gastan fortunas  solamente contra los productores de droga y no se invierte ni un solo peso en combatir o eliminar la propaganda que invita a su consumo en los medios masivos como cine, teatro y televisión… en fin, veo tantas cosas… que llego a la triste conclusión de la frase del título de este post: el mundo está loco, loco, loco.
¿Qué película nos entregaría hoy, a la luz de estos acontecimientos el director Stanley Kramer (Q.E.P.D.), que a partir del año 1963 nos hizo pasar tan buenos momentos con su famosa película “El mundo está loco, loco, loco”?. Recuerdo esta entretenida película que contó con Spencer Tracy en el papel del capitán Kulpeper del departamento de policía de Santa Rosita en California, con el inolvidable personaje del psicólogo que viajaba en un convertible interpretado por Phil Silver, con Mickey Rooney piloteando un avión sin ser piloto, con el salvavidas bailarín Sylvester interpretado por Dick Shown y su madre, Mrs. Marcus, los tres chiflados y otro sin número de actores que nos hicieron reír como nunca. Su tema trata de la bajeza humana ante el dios dinero y nos muestra el abanico de conductas, todas torcidas de su normalidad, por causa del entierro que dejó “Smiler” Grogan (Jimmy Durante) producto de un robo de banco. Creo que Kramer tenía como intención hacernos reír, pero nos entregó un gran mensaje: cómo cambiamos las conductas ante el dinero (poder) aun cuando seamos los más tranquilos ciudadanos del planeta; un acierto del director. ¿Qué mensaje más complicado nos entregaría hoy? A lo mejor una nueva película suya nos haría llorar en lugar de reír, ¿no les parece?
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Foto del autor donbaldomero.
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Descripción

Una descarnada visin de nuestro mundo actual.

Palabras Clave: Actualidad conflictos.

Categoría: Ensayos

Subcategoría: Sociedad



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